martes, 28 de febrero de 2017

El otro día leyendo-Sátiras-

 

El otro día leyendo al Arcipreste de Hita

Me puse a filosofar con la cuaresma bendita.

 Decía Aristóteles, como cosa verdadera

Que el mundo por dos cosas trabaja.

La primera es por tener mantenencia, la otra,

 Por tener juntamiento con hembra placentera.

Si lo dijera una servidora, lo podrían dudar,

Pero como lo dijo Aristóteles, no hay más que hablar.

 Esto de Doña cuaresma  a mí no me gusta nada.

Si eres rico y pagas en viernes, comer carne puedes.

Si eres pobre y no tienes donde caerte muerto,

Ni hablar de comer carne, ni de conejo.

 Y eso de ponerte ceniza en la frente,

Yo no lo puedo aguantar.

Sales de la iglesia con el sello negro puesto

 Que parece que te mandan directamente

 Al cementerio.

Yo prefiero el fuego a estar entre cenizas.

Aunque algunas veces el fuego se apaga…

Cuando más  se lo atiza.

¡Yo soy más de don carnal!

 Pues el hombre en todo tiempo va detrás

Del sexo sin mesura, gordas y flacas blancas

 O negras,  no hay quien les pare cuando se alteran.

 A si es que en estos días como penitencia,

Hay que dejar de fumar, de comer carne

Y de  retozar.

 

Encarna Recio Blanco.





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Alza la mano y siembra...



Alza la mano y siembra  con un gesto impaciente.

En el aire, en la arena,  en el surco, en el mar.

 Sembrar, sembrar, infatigablemente sembrar.

En mujer, surco o sueños sembrar.

Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;

Siembra amor y sonríe al pasar.

En el arena del desierto, en el vientre de la hembra.

Bajo tu gesto próvido quieren fructificar.

Desdichados aquellos  que la vida maldijo.

Que no soñaron nunca  ni supieron amar.

Hay que sembrar un ansia, un sueño, un árbol, un hijo.

Porque la vida es eso: ¡Sembrar!

¡Infatigablemente sembrar!

 

Encarna Recio Blanco.




J.A. Buesa
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lunes, 27 de febrero de 2017

Aquel hombre-Mini-Relatos



Aquel hombre, despertó sobresaltado de la cama, una tenue  luz del incipiente amanecer se esparcía por la estancia. Sus ojos miraban las sombras blanquecinas, que ondeaban tras de las cortinas de su dormitorio. De pronto, miró sobresaltado la figura de aquella mujer, que dormía a su lado plácidamente, y un sudor frío inundó su frente.

¿Quién era aquella desconocida, quién era aquella mujer por la que ya no sentía nada? Un escalofrío recorrió su cuerpo viril que ahora, se debatía entre aquellas  heladas sabanas, sí, era una desconocida, pero yacía a su lado, y con la que había tenido un hijo y veinte años de convivencia.

 El corazón se escapaba de su pecho, se preguntaba qué había pasado con su vida. ¿Que rayo fugaz le traspasó en aquel momento?
Se sentó silencioso en la cama y la miró sin verla, ¿qué sentía por aquella mujer, lastima? ¿Odio, indiferencia o asco? de pronto, llegaron todos los demonios a aquella estancia, que ahora, olía a crisantemos, a velas funerarias, y unas lágrimas resbalaron por los ojos de aquel hombre.

Por unos instantes, pasaron los recuerdos de toda su vida. ¿Fue su posición se preguntaba? ¿La juventud de ambos, o el embarazo prematuro de aquella mujer que quiso cazarlo de mala manera, y que ahora, dormía plácidamente a su lado y en su misma cama?

Entonces llegó a su mente aquella mujer… Aquella otra mujer, que a miles de kilómetros, siempre lo estuvo esperando, aquella mujer que le escribía noche tras  noche, cartas de amor y muchos poemas, aquella mujer, que le hacía vibrar, solo con su melodiosa voz, y que le hacía gemir al oírla, cual macho copulando.

 Aquella mujer, que fue su gran amor, y que el destino se encargó de  que se perdieran, cada uno por distintos caminos de la vida.
Una voz le saco de su éxtasis, ¿te encuentras mal, le dijo ella mirándole fijamente, al ver el sudor en su frente?

 No me pasa nada, es que me dolía el corazón, pero ya estoy mejor le contestó secamente. Un hondo suspiro se escapó del corazón de aquel hombre, y desapareció fugazmente de aquella fría estancia.
  

Encarna Recio Blanco

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jueves, 23 de febrero de 2017

¡Alegría…alegría! Que estamos en carnaval...


¡Alegría…alegría! Que estamos en carnaval

Bailemos la samba  y dejemos de pensar.

Se engalana las calles de colores y de fiestas,

Al son de las charangas, no existen las penas.

Parece que en el mundo no existe ni crisis, ni guerras

Que todos tenemos saldada las deudas.

Son días donde la vergüenza se maquilla de júbilo,

Donde los problemas se cambian por lujos.

¡Si la gente está en el paro, que más  nos da!

Movamos las caderas y a ponerse el antifaz.

 Senos al aire, piernas al sol, muchas lentejuelas

Que tapan miserias, con la algarabía,

 Del vino y del son.

 ¡Alegría…alegría! Que estamos en carnaval

Si estamos en crisis, lo mismo nos da.

Si en los hospitales las camas faltan

Y por los pasillos, los enfermos mueren y callan…

¡Algo malo  pasa!

Si por las avenidas los mendigos imploran ayuda,

Y los gobernantes, no tienen cordura...

¡Algo malo pasa!

No siento la música ni el son callejero…

Siento indignación por lo que estoy viendo.

¡Estamos en carnaval!

 

Encarna Recio Blanco.



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miércoles, 22 de febrero de 2017

Sólo quiero que pase

  


 Sólo quiero que pase el tiempo.

Que pase, que pase…

Que veloz huya.

Para aislar de mi mente,

 Ésta locura…¡Ésta locura!

 

Encarna Recio Blanco.






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domingo, 19 de febrero de 2017

El mar...Reflexiones.



El mar, mi mar, ese mar de nuestros fines de semanas.
 ¿Qué misterios se esconden en él? ¿Por qué susurras? ¿Qué ocultas?¿ Qué nos muestras? ¿Qué provoca tus bruscas sacudidas, ¿Qué originan de repente tus caricias?

Todo en ti es misterioso, atractivo, cuando creemos conocerte vas y te escapas, como un rayo de luz que percibimos, pero que nunca, nuestra mano alcanza.

Nos acoges cual madre generosa, nos envuelves, nos meces, nos cantas y luego sin esperarlo, imprevisible tu otra cara, la odiosa, la horrible, la furiosa, la temible, cuya terrible fuerza espanta.
En tu seno se complacen la vida y la muerte en jugar, con el fiel de la balanza.

Espejo de ternuras, luz y plata cuando llegas a la playa limpia y placida, eres implacablemente diosa ejecutora del destino, cuando los cuerpos inmolados devuelves a la orilla mostrando tu imagen de diosa vencedora, que exige su tributo, se apaga el miserable, que ante ti, no es nada.

 Amante seductora, que lo mismo a su presa atrae, que rechaza, sin embargo, quien un día sucumbe, quien nació mecido por tu aura, nunca de tu influjo se ve libre, pues añora tu pasión y tu llamada.

El mar…mi mar…ese mar nuestro. Bello, inmortal cuerpo sin alma, que se quiere, que se añora, que se admira, que te envuelve, que te arroba y te acaricia.

 Ese mar…mi mar…ese mar nuestro. ¡Cuántos misterios te envuelven!
  
  
Encarna Recio Blanco.




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El adiós amargo-Cartas de amor




El adiós amargo llego muy despacio…Como un asesino buscando mi espacio, con negros puñales, sin ojos, sin rostro, cual fantasma errante sentí su despojo.

Estaba desnuda sin poder huir, el adiós cobarde venia a por mí, no pude decirle cuanto lo amé, pero las palabras se fueron tras él.

Mi tiempo, mi risa, mi forma de ser, se las llevó el viento, no supe que hacer, incluso la muerte se apartó de mi, lloró por mi pena, y se fue de allí.

Aquellos demonios estaban muy serios, sin más se marcharon por el cementerio, todos mis momentos quedaron vacíos, sonaron acordes de un piano frío.

Tardé mucho tiempo en poder andar, y gritaba al mundo que parase ya.

A duelo te reto destino cruel, otra vez me has condenado...A vivir sin él.

Encarna Recio Blanco.




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viernes, 17 de febrero de 2017

Espero tu cuerpo...


Espero tu cuerpo y ansío tu alma.

El deseo consume todo alrededor

No es pasión ni locura esto que siento,

Mis ganas me dicen, que es algo mejor.

El tiempo enemigo de nuestras maneras

Estrategias tantas he trazado ya,

Mi alma me dice que aunque no te tenga,

Me es suficiente poderte mirar.

Descansa mi cuerpo sobre la tormenta

Un volcán alado sin lava esta vez.

Me tiembla la mano al ver que te acercas

Y cuando te marchas, me vuelvo a caer.

Sobre un precipicio nos balanceamos.

Nos sentimos libres cuando no hay dolor,

Y solo si estamos cobijados juntos

Siento que se para de golpe el reloj.

Este corazón me dicta maneras

Sentencias que tengo sin más que seguir.

Alguien desde el Cielo ya trazó el camino

Y mis pies caminan, dejándome ir.

No quiero rutinas ni pasiones muertas.

Ni tejer sentada en cualquier salón.

Yo quiero que el tiempo pueda detenerse

Y dejarme siempre, a tu lado amor.

 No creo en pecados, aunque sé que existen.

No creo en los delitos que ya cometí.

Creo en el futuro de nuestras pasiones

Y en lo que más creo mi amor, es en ti.

  

Encarna Recio Blanco.




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lunes, 13 de febrero de 2017

Hoy día 13 de febrero. Es el día de la "Radio"



Hoy 13 de febrero,  es el día Mundial de la Radio.
Uno de los mejores medio de comunicación,
y sobre todo,  nuestro mejor compañero.

Donde todos los profesionales, se afanan
 con sus voces, para informar.
 Donde la música, la palabra, la poesía
y las noticias, campan sin cesar.

¡Un brindis para que la Radio
siempre nos acompañe!
  

Encarna Recio Blanco



Escucha"HOY ES EL DIA DE LA RADIO" en Spreaker.

sábado, 11 de febrero de 2017

Cuando no quede silencio-Cartas de amor-




Cuando no quede silencio, cuando no se oigan mis pasos, cuando la luz se apague y deje sitio a la  noche más oscura…Buscaré una estrella que me cuente de tu camino, de tu andar por tierras desiertas, de tu soledad buscada, y de tus calles de arena.

Cuando me quede en silencio y no haya nadie que perturbe el rincón de los secretos, llamaré a la luna para que presagie noches que viviremos, historias que entre nosotros, quedan pendientes y vivas en el recuerdo.

Cuando el silencio me acueste, pensaré que son tus brazos los que me acunan, los que me duermen, los que en mis sueños me desnudan, creeré que estoy dormida y que nunca regresaste. Pensarás que estoy loca, y sentirás que me muero, porque no puedo besarte.

Cuando todo esté en silencio, florecerá mi grito hacia el Cielo preguntando a Dios…

 ¡Si es pecado quererte, como te quiero!

Encarna Recio Blanco.


Escucha"Cartas de amor en la "Noche Recia"" en Spreaker.

viernes, 10 de febrero de 2017

En tus ojos divisé


En tus ojos divisé el adiós y se encogió el alma mía

Al ver que solo quedaba a mi lado, la pena y la melancolía.

 La noche lloraba en nuestra despedida,

 Cuando abracé tu cuello calladamente te dejé mi vida.

No hubo lágrimas en tus ojos, ni  sonrisas en las mías

Nos separamos como dos extraños, aunque la sangre nos hervía.

 Tú te fuiste  con ella pensando tan sólo en su dinero,

El que por vida te encadenó a una penitenciaría.

 El tiempo me dio la razón cuando os vi pasar un día

Por la calle de las ánimas con la cruz de la  agonía.

Hoy solo me queda este verso que escribo en esta tarde

 Tan fría al sentir que perdimos nuestro amor

En aquella despedida.


 Encarna Recio Blanco.





Hoy puede ser un gran día-Mini-Relatos-





Hoy puede ser un gran día...

Ya lo dijo: “Joan Manuel Serrat” en una bella canción, y yo ahora   voy tarareando mientras me voy a la ducha adormilada. Hacía mucho tiempo que no cantaba  por las mañanas, pero esta me parecía especial, sin saber el motivo exacto.

Bajé a tomarme mi suculento café, el cual tomo a diario en una cercana cafetería. Antes de repasar mi abultada agenda, hoy tengo  demasiadas citas, reuniones, visitas, veremos si puedo hacerlo todo; me dije.

 Mientras lo tomaba, observé a un grupo de mujeres que también y con gran algarabía estaban en la cafetería, hablaban todas a la vez, mientras desayunaban, no podía entender lo que decían, porque daban gritos como si estuvieran en el fútbol. Los gritos siempre me han asustado y más, a estas horas de la mañana, en la que el cuerpo, no puede ni con el alma.

Hablaban de chismes, de famosos, de telenovelas, de fritos y de asados, además las veía tan desliñadas, con unas pintas a esas horas mañaneras, que me dieron ganas de empezar a lavar y a maquillar.

 Dejé de prestarlas atención,  no merecían que mis pupilas, vieran esos desastres nada más empezar el día. Pagué mi café y salí corriendo.

El día me pareció un poco gris, las mañanas de otoño no  me gustan mucho, se desperezan entre esas brisas lánguidas  de la  melancólica,  pero me puse en positivo.
 Cogí las llaves del coche, la agenda, el móvil, la cartera  pensando en cuántas cosas nos atan, Dios mío! queriendo ser libres, y tenemos tantas ataduras,  que cada día, nos hacen más esclavos.

¡Qué atasco me encontré en la calle, Dios mío! No llego, me dije: mirando a los viandantes que como yo, esperaban impacientes a que el semáforo se pusiera en verde. Unos sudaban la gota negra,  otros hablando por el móvil, algunos diciendo  improperios  adormilados, y otros, hablando solos.

 Pues yo no pienso ni correr, ni ponerme de mal humor, hoy puede ser un gran día!.

Tranquilamente dejaba pasar a los que tenían prisa, pero la gente me pitaba insultándome diciéndome; Mujer tenías que ser, y ni que quise, ni que no quise, me vi envuelta en la marabunta de  la ciudad, que a estas horas rugía como la tormenta.

Miraba tras los cristales de mi coche y me preguntaba el porqué en toda la mañana no me había encontrado con una cara, que tuviera la sonrisa puesta, ¿Se habrán perdido todas? me dije, esbozando una sonrisa en mi cara.

Y mira por donde, al aparcar mi coche, vi en un banco de aquel jardín,  algo que me estremeció, a un  hombre sin edad, con una  barba blanca y  florecida, como equipaje tenía a su lado un hato deslucido, pero  llevaba en su cara una amplia y preciosa sonrisa.
  
Pensé que pediría una limosna y me acerqué a él, para darle mi pequeño óbolo. Buenos días le dije; muy buenas linda señorita, me contestó, y me mostró el banco para que me sentara con él, no podía rechazar aquella invitación y aunque tenía muchas prisas por terminar mi trabajo, algo me decía que tenía que parar.

Empezamos hablar de muchas cosas, yo le preguntaba, él me respondía, como si nos conociéramos de toda la vida.

Me contó su historia (que sería muy larga de narrar en esta pequeña reflexión)  era un ser libre,  no tenía  casa, ni coche ni cartillas de ahorro, ni llaves, ni prisas,  él solo tenía el sol por las mañanas, el aire para respirar todos los días y que como los pájaros, siempre se obraba el milagro, para poder comer diariamente.

Que leía los libros que por el parque se encontraba, tirados en la basura, que dormía en aquel banco y que  la luna, le arropaba cada noche y le acompañaba.

No podía levantarme de aquel banco,  lo intentaba pero pegada y quieta como una estatua  de sal seguía oyendo hablar aquel hombre,y somatizando lo que me  decía con sus  cálidas palabras.

De un bar cercano, me traje unas empanadillas y unas latas de refresco, compartimos la comida como si fuera aquel banco, el mejor restaurante  del mundo y el mejor banquete, al que  me hubieran  invitado.

Se hacía de noche y  de pronto me di cuenta que todo lo que tenía que hacer  ese día, reposaba tranquilamente en mi agenda.
 Tenía que despedirme  de mi amigo, cuando le di mi mano, él las retuvo y me besó tiernamente en las mejillas.

Me dijo que viviera, que era muy corta la vida, que él dejó atrás el poder, el dinero las ataduras, para vivirla con alegría, y sintiéndose libre de por vida.
Que no creía en la justicia, ni en gobernantes corruptos, ni perdonaba la guerra, ni atinaba a comprender, porqué los niños siguen muriendo de hambre.

Que él siempre  iba buscando la paz y dándola. Por un momento estuve tentada a seguirlo cual Lazarillo de Tormes, estuve a punto  de dejar el coche, las llaves, el móvil la cartera, las citas y acompañarle en su peregrinar, o quedarme en aquel banco con él, con aquel hombre, que era libre como el viento, con muchos horizontes abiertos, con los Cielos por techo y con la luna por compañera, y sobre todo, con la mas encantadora de las sonrisas de felicidad que yo había visto en mucho tiempo.

Sus ojos me estremecían de tal manera, que si ustedes no me llamaran loca les diría que aquella mirada, aquellos ojos…no eran de este mundo.

Por eso hoy, he querido compartirlo con todos vosotros, y si alguna vez os encontráis algún vagabundo en cualquier banco, de cualquier jardín, pensar que tal vez, no sea un vagabundo.

En mi confortable casa, con  todas las comodidades del mundo, empecé a pensar en aquel hombre, que sin tener nada, lo tenía todo.

¡Sí hoy…Ha sido  un gran día para mí!



Encarna Recio Blanco.




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miércoles, 8 de febrero de 2017

Con la pluma en una mano...


Con la pluma en una mano, y el corazón en la otra,

Recorro mundos perdidos escondidos tras las horas.

 Mi pasión es importante mi locura, necesaria.

Que sucedan historias qué bien merezco contarlas.

El amor y el desamor son el motor  de mis días.

Cuando las sombras me acechan me alumbra…

¡La poesía!

Le doy vida a las palabras, acuno a mis sentimientos.

Voy abriendo corazones y regalando mis versos.

 Los sueños son en mi vida despertares de misterios.

Llantos y gritos mudos que tiemblan en el silencio.

Paso…a paso y casi sin darme cuenta quiero correr

Y me paro.

Voy de la pena a la sonrisa, y de la alegría al llanto.

 

Encarna Recio Blanco.





sábado, 4 de febrero de 2017

Si algún día llega la Paz


¡Si algún día llega la Paz al mundo y estoy dormida…!

¡Despertarme por favor! ¡Que quiero sentirla!

Con todas las armas  haré, una hoguera maldita,

Para que todas se extingan y se queden en cenizas.

¡Despertarme si yo duermo!

Que quiero ver a  los niños del mundo entero

Con  pan, con sonrisas,  y sin miedos.

Que no quiero ver más las calles llenas de manos tendidas,

Ni cuerpos muertos de frío, tirados por las esquinas.

¡Despertarme si yo duermo!!!

Que no quiero ver más a los hombres buscando trabajo,

Ni a mil gobernantes, sin gobernarnos.

Que quiero ver a los pueblos trabajando mano a mano,

Sin misiles por el medio y sin fieros sanguinarios.

¡Despertarme si duermo!!!

Quiero justicia para el desalmado.

Patria para el desterrado, cobijo  para el  perdido

 Y auxilio para el mendigo.

Que no quiero ver más a los hombres con banderas ondeando

Clamando por tantas injusticias, que estamos soportando.

¡Despertarme si yo duermo!

Quiero ver a los pueblos faenando  con arados y cantares.

Que quiero soñar despierta, después de tantos  desastres.

Quiero ver un mundo con la paz entre los dedos,

Con la sonrisa en los labios, con el amor de por el medio.

Y que  el mundo sea de todos, ni  príncipes ni lacayos,

Ni reyes con coronas de espinas que  tanto nos laceraron.

 Con nuestras manos unidas volveremos a sembrar,

En las ruinas que quedaron, el trigo de nuestro pan.

Y con el amor a flote, con la calma y el sosiego,

Podremos hacer un mundo, sin las armas de por medio.

¡Despertarme si yo duermo!

 Pero si me hubiera muerto

Recordar que cada día de mi vida, luché para conseguirla…

¡Con el fusil de mis poesías!


Encarna Recio Blanco.



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