Mi
Virgen de la Fuensanta…
Con la aguja y con el hilo ante Ti
Humildemente postrada.
Quiero bordar en tu manto
Estas
sentidas puntadas…
Y una oración por la Paz del Mundo.
Que
cada día, más se nos desgarra.
Por
esos niños que mueren de miedo
Entre
bombas, metrallas, y lágrimas.
Por no tener, ya no tienen ni madres.
Ni abrazos, ni Fe, ni Esperanzas.
Ni
el alimento que llevarse a la boca
Muriendo
sin el pan, y sin el agua.
No puedo cesar en esta labor, Madre,
Voy
cosiendo y recosiendo sin pausa.
Mi
corazón abatido y cansado te reza
Para
demandarte esa Paz tan soñada.
En cada puntada que doy… ¡Madre mía!
Voy
dejando mi sangre derramada,
Para
que Tú la repartas aquellos,
Que
les hace tanta falta.
Voy dejándote mis versos prendidos,
Donde
de Paz, siempre hablan,
Para
tocar a esos corazones crueles
Que
empuñan las armas.
Pon Tus manos milagrosas en ellos,
Y
en las heridas que sangran.
Cobija
a los desterrados
Y
equilibra esta balanza.
Ya se me escapa la aguja.
El dedal entre mis dedos danza,
Y
el hilo se entremezcla entre este lienzo,
Que cubra tus celestiales espaldas.
¡Mándanos la Paz al Mundo!
¡Madre
de la Fuensanta!
Que no quiero ver más armas.
Ni
lágrimas, en los ojos de esos niños,
Con
la inocencia en sus corazones…
Y
en sus almas.
Encarna
Recio Blanco