Regálame una canción
Aunque sea en la distancia.
Para que cierre mis ojos
Y te bese con el alma.
¡Dime lo que piensas y sientes,
Al recordarme!
¡Miénteme!
Pero dime que me amas…
¡Locamente!
Encarna Recio Blanco.
Regálame una canción
Aunque sea en la distancia.
Para que cierre mis ojos
Y te bese con el alma.
¡Dime lo que piensas y sientes,
Al recordarme!
¡Miénteme!
Pero dime que me amas…
¡Locamente!
Encarna Recio Blanco.
También
portas las Dolores y mil flores que perfuman
Ese
corazón tan noble.
En tus manos se conjuga el embrujo, el arte, y la magia,
Cuando tus castañuelas saltan y bailan.
Te afanas para repartir las alegrías un bien…
Un
tanto escaso en nuestros días.
Llevas la sonrisa puesta para lo bueno y lo malo
Y el
corazón sin cadenas por si puedes regalarlo.
Yo se que tú muchas veces necesitas una mano
Pero te
escondes las lágrimas y sigues bailando.
Tú eres el hada buena de la gente desdichada
Cuando
te buscan, te encuentran abriendo tu corazón
Que danza.
Eres linda sin quererlo eres bella sin buscarlo
Aunque
las palabras sobran cuando se bordan las obras.
Que te acompañe la dicha que no sientas el dolor
Y que
sigas desgranando por el mundo las melodías del amor.
Gracias por esa alegría gracias por acompañarnos
Que la
poesía está viva siempre
En tus
castañuelas y en tus manos.
Encarna Recio Blanco.
¡Lucía el sol en los cielos…Paco!
Cuando
en la caja de ébano volvías
Hacia
tu última morada.
Tu
guitarra dormida por compañera
Sin
tus manos despiertas a tu lado lloraban.
A
tu paso y en silencio, todos te saludaban
Surcando
el camino del silencio
Te
devolvían hacia tu patria.
¡Lucía el sol en los Cielos…Paco!
A tu regreso entre la pena todos lloraban
Porque
aquel ruiseñor de las cuerdas
Con
sus manos inertes y frías
Para
siempre se nos marchaba.
Desgajado
te tronchaste en aquella playa
Donde
el viento, sin tu saberlo
Con
una triste canción, ya te avisaba.
Quiso
vestirse de gala,
A
nosotros nos dejas para siempre
Lo
que nunca morirá… tu gran obra
Y
las melodías de tu guitarra.
¡Descansa en Paz!
Con la
música la brisa me trajo
Un
poema tuyo bajo el brazo.
Esa
melodía era la sonrisa y el llanto
La esperanza
viva que venía cantando.
Mientras lo leía seguía llorando
La
mañana triste me limpiaba el llanto.
Bien que comprendía esa gran pasión
Que
unida a tus besos forman el amor.
Hablabas por ella en tonos suaves
La música
alegre que tú me entonaste.
Y entre
aquellas notas del árbol caído
Te vi
en esa cárcel pagando un castigo.
No sufras ahora te comprendo
Si
pones el alma la mía te ofrezco.
Escucho
a lo lejos nuestra melodía…
Lo que
no comprendo es tu cobardía.
Encarna Recio Blanco.