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jueves, 14 de mayo de 2020

No salgas de casa.


No salgas de casa y ponte la mascarilla

Lávate las manos  muchas veces al día.

Por la por la mañana de madrugada, al medio día

O por la noche,  cuando se te apure la vejiga.

 A ser posible, con jabón casero ese

 Que se hace con sosa en la casa que mata

Todos los virus malditos

Que tengas, hasta en las pestañas.

Media hora por lo menos, que todavía

Tenemos mucho tiempo sobrante

Para aburrirnos

 Y desesperarnos en este desastre.

Después el desinfectante alcohol

 Oxigenada o whisky más que nada

Para animarte  con ese olorcillo

Que hace olvidarte de la catástrofe.

¿Y yo me pregunto?

¿Y las conciencias con que se lavan?

Porque algunas contaminan más

que el dichoso virus que nos acobarda.

¡Si alguien lo sabe que me responda!

 Urge mucho limpiar las conciencias

Esas…

Que están tan contaminadas.

 

Encarna Recio Blanco.






miércoles, 6 de febrero de 2019

Nací, en una posguerra...


Nací, en una posguerra, cuando la comida escaseaba.

Cuando no había ni lumbre, ni leña.

Mi madre lloraba cuando me tomó en su regazo.

La comadrona dijo al oír mi alarido

Que parecía un leopardo.

Nací, cuando los hombres volvían derrotados

 Del frente, con los ojos secos, con el hambre acuesta.

 Cuando los niños de harapos llenos, no tenían

Ni  un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

Cuando en el campo el arado esperaba las simientes,

Para hacer el alimento de los indigentes.

Cuando todo escaseaba  llegué dando gritos.

Porque ya percibía que tenía hambre, y frío.

Tal vez, ya me preparaba para demandar

 Justicia, Paz, y Solidaridad,

Para todos aquellos que la padecieran.

…Y aquí sigo demandándole en un mundo de sordos.

 Donde algunos se enriquecen con el sudor de los otros,

 Y a ellos, les sobra de todo.

Mientras los pobres carecen de lo más necesario.

Ni pan, ni agua, ni abrigo, ni justicia para corregirlo.

 Entre balas, pateras, fronteras, perecen, en un mundo,

Donde el poder y el dinero, es lo que cuenta.

 

Encarna Recio Blanco




sábado, 20 de enero de 2018

No quiero que mis fuerzas...


No quiero que mis fuerzas se extingan

  Trabajo con ellas,

 Son las que dejan a mi corazón

En el barbecho para la siembra.

Dejadme con ellas a cuesta por senderos

Con flecos de la verde hierba

¡Que no me pesan!

Que son las que  me ponen las alas

Para volar por el cielo con ellas.

Las que me hacen que no me aleje

De un mundo donde las guerras pululan.

Donde los  niños lloran entre balas.

Donde el hambre cuesta lagrimas.

Donde los poderosos sementales

 Sacian sus vicios violando a niñas.

Donde los seres humanos mueren

Cada día en el mar a la deriva.

¡Dejadme que trabaje con ellas!

Que siga buscando el camino de la luz

Para encontrar donde posarme.

Donde poder tocar la lira y escribir.

 En el desconcierto de una tierra

Que se va desgranando poco a poco.

 Quisiera alejarme de este mundo.

 Un mundo donde el tiempo se malgasta

 En forjar cadenas.

En llenar de sucios dineros las alacenas.

Donde se asesina y se roba a sangre fría.

Donde la justicia está podrida y retardada.

Donde los montes mueren ardiendo

Hecho cenizas.

Pero no puedo,  alejarme de la faena,

Mis fuerzas me atizan para que siga en la brecha,

Y para denunciar el horror que asola esta tierra.

Legisladores, dirigentes, mandatarios,

Políticos de tres al cuarto, gobernantes,

Cabezas pensantes…

Qué hacéis en un mundo donde el hambre,

 Las miserias y las injusticias

Acosan a tantos seres humanos.

 ¡Solo tenéis hambre  de poder!

¿Donde está vuestra vergüenza?

¿Dónde vuestro corazón?

¡Dios mío…Dios mío!

¡Porqué nadie me oye! ¡Porqué!

 

Encarna Recio Blanco




sábado, 4 de febrero de 2017

Si algún día llega la Paz


¡Si algún día llega la Paz al mundo y estoy dormida…!

¡Despertarme por favor! ¡Que quiero sentirla!

Con todas las armas  haré, una hoguera maldita,

Para que todas se extingan y se queden en cenizas.

¡Despertarme si yo duermo!

Que quiero ver a  los niños del mundo entero

Con  pan, con sonrisas,  y sin miedos.

Que no quiero ver más las calles llenas de manos tendidas,

Ni cuerpos muertos de frío, tirados por las esquinas.

¡Despertarme si yo duermo!!!

Que no quiero ver más a los hombres buscando trabajo,

Ni a mil gobernantes, sin gobernarnos.

Que quiero ver a los pueblos trabajando mano a mano,

Sin misiles por el medio y sin fieros sanguinarios.

¡Despertarme si duermo!!!

Quiero justicia para el desalmado.

Patria para el desterrado, cobijo  para el  perdido

 Y auxilio para el mendigo.

Que no quiero ver más a los hombres con banderas ondeando

Clamando por tantas injusticias, que estamos soportando.

¡Despertarme si yo duermo!

Quiero ver a los pueblos faenando  con arados y cantares.

Que quiero soñar despierta, después de tantos  desastres.

Quiero ver un mundo con la paz entre los dedos,

Con la sonrisa en los labios, con el amor de por el medio.

Y que  el mundo sea de todos, ni  príncipes ni lacayos,

Ni reyes con coronas de espinas que  tanto nos laceraron.

 Con nuestras manos unidas volveremos a sembrar,

En las ruinas que quedaron, el trigo de nuestro pan.

Y con el amor a flote, con la calma y el sosiego,

Podremos hacer un mundo, sin las armas de por medio.

¡Despertarme si yo duermo!

 Pero si me hubiera muerto

Recordar que cada día de mi vida, luché para conseguirla…

¡Con el fusil de mis poesías!


Encarna Recio Blanco.



Escucha"SI ALGUN DIA LLEGA LA PAZ AL MUNDO" en Spreaker.

viernes, 30 de enero de 2009

Como explicar algo



¿Cómo  explicar algo que ni siquiera yo entiendo? Lo que me supera, lo que no supero, lo que me revela y arreglar no puedo.

En este infierno de vida que arde, acosado por las balas a ras de los inocentes. En un Mundo poblado de seres errantes que buscan donde anidar su supervivencia, en mares sombríos, en noches interminables, sin pan, ni abrigo, en busca de la tierra prometida.

 

 ¿Cómo exponer las injusticias que asolan en éste entorno tan hostil que me ha tocado vivir?

 Con las manos atadas me rebelo a cada segundo de mi vida, sólo mi proceder, mi actuación,  mi deber solidario, en lo que puedo hacer, es lo que me instiga a seguir luchando cada día y eso, calma a veces mi congoja.

 

 Pero mi pluma me dice muchas veces que siga gritando, delante del micrófono, y ahí, sigo luchando por la igualdad de los seres humanos, en la calle, en el mercado, en cualquier acera o subida en la copa de un pino, oteando el horizonte.

 

 Quizás alguien mandatario escuche algún día mi llamada al orden, pero están tan ocupados en viajes, comilonas y desfalcos,  que se olvidan de la gente llana, trabajadora y sufridora que no pueden defenderse.

Muchos callan porque su vida es casi cómoda, tienen casa, trabajo, hijos y suegras, dinero, poder y no quieren molestarse, mudos otorgan y callan.

 

 Hablo por esos que no tienen Patria, por los que están en guerra, huyendo despavoridos con sus hijos en brazos, entre la nieve y las balas, por los que están sin trabajo, por los que no tienen casa, por todos aquellos que queremos conseguir la Paz a toda costa.

 

 ¿Donde están los encargados de defender los derechos humanos? ¿Por qué están tan callados los que nos gobiernan ante tantas injusticias?

 En este infierno que arde a una velocidad de vértigo, me muevo cada día, aunque quiero parar tanta injusticia, tanta soledad, tanto abandono, sola no puedo.

Por eso es por lo que te lo cuento amigo lejano, o tal vez, cercano, para que si tú puedes unirte a mí en esta contienda grites también.

 

 Todo y nada, este Mundo a veces de silencios, deja mi alma vacía, y esa luz que quiero ver, no alumbra el camino que quiero encontrar.

Para  todos los que queremos hacer un Mundo mejor, ahí os dejo mi alegato, esta noche en la que  estoy entre estrellas por la Paz.

 

Otra noche os prometo escribir cosas más placenteras, amigos.

 

Encarna Recio Blanco





lunes, 14 de abril de 2008

No me callarán jamás



No me callaran jamás
Ni los más fundamentales.
No diré lo que convenga
Sino está en mis ideales.

Defenderé al indefenso.
Gritaré contra el dolor.
Liberaré a los presos
Que encerraron por error.

Daré alas al caído.
Al cojo le haré un bastón.
Y al que se encuentre dormido
le hablaré del corazón.

Que no callen nuestras bocas.
Que no rompan ese don.
Que no compren con dinero
Lo que nunca se vendió.

En el rincón de los sueños
Cada noche nos reunimos
Y mi garganta declama
A veces con fieros gritos.

En esta vida Señores
Que no nos dejen sin voz.
Es la joya más valiosa
Que incluyó en el hombre…Dios.

 

Encarna Recio Blanco