miércoles, 30 de marzo de 2022

Cómo deciros algo...Reflexiones.

 


¿Cómo deciros algo, que ni siquiera yo entiendo?

Ni puedo expresar con estas letras taladas por mi desolación, algo que es incomprensible, en el mundo que me rodea.

Cómo deciros lo que me supera, lo que no entiendo, lo que me revela y arreglar no puedo, en este entorno fiero y hostil, acosado por guerras, hambres, injusticias, metrallas a ras de los inocentes, que mueren cada día,  sin saber el porqué de sus infiernos.

 Un mundo de seres errantes,  que buscan donde anidar su supervivencia, y se encuentran imbuidos en mares sombríos, en noches interminables, sin pan y sin cobijo,  buscando de un lado para otro la tierra prometida.

 ¿Cómo podría paliar tantas injusticias que veo y que siento en mi derredor? si estoy con las manos atada. Me rebelo, me rebelo, queriendo aminorar el desconcierto, pero veo, que  con tanta carga no puedo.

 Mi sencilla pluma me anima a que siga gritando,   pero  nadie me oye, aunque mis letras sean sencillas y poco eruditas, me animan a seguir, por eso no descanso y  sigo,  por si alguien escucha alguna vez, mi llamada al orden.

 Hablo y escribo, en nombre de los que no tienen Patria, por los que están en la guerra, por los que no tienen amigos ni trabajo, por las mujeres maltratadas, por los solos, por la escasa justicia para los pobres y la justicia benévola  para los ricos, por los  ladrones que gobiernan y que tal vez, no tengan la carga de sentimientos necesarios,  para paliar en lo posible tantas ingratitudes.

 ¡No me oís gritar! ¿Es que  todos estáis sordos? ¿O es que no os importa la dura existencia del débil?, ¿que arrastra su piel por las aceras? ¿No me oís gritar? ¡Mandatarios! de esta tierra parad tantas injusticias, y hacer lo necesario, para que todos los seres humanos, puedan vivir en Paz.

 Este mundo, va dejando cada día mi alma más vacía y sin luz, a mi corazón con más heridas. Sola con mi pluma seguiremos, en la contienda de abrir las conciencias, para que el mundo sea más justo, un mundo donde podamos vivir con esa Paz que proclamo, y que  todo ser humano, tenemos derecho. 


 Encarna  Recio Blanco.


domingo, 27 de marzo de 2022

Hermanos...Paz!

 


¡Hermanos! Los de sangre, y los que no son de sangre, todos los seres humanos que existen en esta tierra, a todos vosotros me dirijo con el corazón y el alma en mis manos. Muchos estaréis contentos y me alegro mucho por ello, otros, tal vez, estaréis con alguna preocupación, y os diré que estoy a vuestro lado, aunque la distancias nos separe.  Esta mañana os hablo mirando como la amanecida me saluda iluminando mi estancia con los colores brillantes de un nuevo día.

Tras de mis ventanales, ya abiertos de par, en par, me llega la brisa con el aroma del azahar, tomillo y jara  que me regala  la incipiente primavera, que ya se asoma por los oteros, y mi alma se agita ante tanta belleza que se va expandiendo de nuestra Madre Naturaleza.  En la plazuela, veo que hay ya niños jugando a la pelota, hoy es fiesta y no tienen colegio, me parecen pajarillos sueltos chillando sin cesar en sus correrías, es una gozada ver como la vida salta ante ellos.

 El sol en los cielos se ha encendido de repente, iluminando todo en derredor y contemplo extasiada la grandeza de Dios y le doy gracias por ello por lo que veo y por el suculento café que soportan mis manos y que voy saboreando mientras pienso que la niñez es lo más precioso que vive el ser humano, sin sobresaltos, sólo alegría, risas y juegos.  Entonces pienso cuando era una niña, y como por arte de magia, me imbuyo en sus juegos, voy tras de ellos y por un instante…evoco nuevamente la mía   ¡Aunque en aquellos tiempos, eran tan distintos!

 Nací, en una posguerra y nosotros carecíamos de juguetes, no había ni caballitos de cartón, ni muñecas, ni  chocolate, ni ropa, ni Reyes Magos, pero fuimos tan felices…como estos niños que ahora estoy viendo, vestidos con sus su chándal, con sus bicis y con grandes balones, no les envidio, pero pienso que estos niños,  con todo lo que tienen, no son más felices que nosotros lo fuimos, aunque carecíamos de esos lujos que ellos, ahora poseen.

 Salgo a la calle y la gente va sonriendo, sin prisas, sin atascos, con miradas limpias me saludan y cada uno va tan feliz a sus quehaceres.

Me acerco hasta la huerta poblada de naranjos y limoneros en flor, allí los obreros faenan cantando, abriendo zanjas, abonando y regando, me acerco a un grupo de hombres que mezclados con los de  otros países están unidos, con los de ésta región, almuerzan como hermanos no hay discriminación entre ellos, se dan la mano, comparten la comida y alegremente siguen en sus faenas.

Siguiendo en mí paseo, encuentros a otro grupo de mujeres que están bordando, cosiendo, hablando, a las puertas de sus humildes casas, me

paro ante ellas y me cuentan cada una un poco de sus vidas, con una amplia sonrisa en sus labios, aunque algunas historias eran muy tristes, ellas lo llevan con un buen semblante con la resignación y con la paciencia que la fe, nos regala a cada uno de nosotros, pensando que pasará pronto el mal trago.  Me adentro por la gran avenida, todo está iluminado las luces parpadean de una forma mágica, los hombres después de la jornada de trabajo, comparten su copa de vino en la taberna, están tan contentos y felices, me paro cerca de ellos y escucho complacida sus conversaciones. No hablan de política, ni de asaltos, ni de penurias, cantan canciones de la tierra que pisan, aquellos que ya…se han tomado una copa de más y vuelvo a mi casa complacida al ver, que lo que me rodea es pura bendición de Dios.  Pero pongo la televisión para ver las noticias y mi corazón de pronto saltó de mi pecho.  ¡Hermanos, estamos en guerra!

 ¡En guerra que va por el camino de ser mundial!  ¿Pero qué ha pasado me pregunto? Al ver y oír en la pantalla el estallido de las bombas, a seres indefensos muertos por los suelos, pueblos destrozados por la vil metralla y la gente huyendo a pecho descubierto, sin saber a dónde ir, sin equipaje y sin abrigo.

 ¿Pero si hace unos momentos había Paz en esta tierra?  ¿Si vivíamos en armonía?  ¿Si teníamos comida, trabajo, y orden por las calles? ¡Dios mío!  ¡Qué está sucediendo! Pregunto mirando al cielo con  el río de mis lágrimas cayendo al suelo que piso.  ¡Hermanos! Vamos a coger nuestras armas y ponerlas a punto, que no son otras, que les abramos nuestros corazones con un abrazo de cariño. Vayamos tras de ellos para decirles, aunque no nos conozcan,  que les queremos, que les perdonamos y que dejen de matar a tantos inocentes y que son, también sus hermanos.

 Sacar las banderas de nuestra Victoria, y que vean nuestros ojos llenos de amor y misericordia clamando al cielo, inundemos la tierra de amor y de cariño, de alegría, hacia esos corazones tan ateridos como la nieve que pisan, esos hombres sin corazón.  Vamos a curarles los rencores vamos a quitar de sus manos, las bombas y las metralletas, para que nuestras promesas les abran los sentidos, y que ellos comprendan que tan sólo con el amor y el cariño, todos aunados, podemos conseguirlo.

Vamos a empezar curando las llagas de la pólvora en esos cuerpos rendidos, a limpiar las heridas, de los que estén entre el fuego y la nieve desfallecidos. Salgamos a las calles con el mejor objetivo de darles amor, de darles cobijo con la mejor de las armas nuestro cariño. Vayamos juntos a hablar con el jefe, que estará escondido en alguna  guarida cual lobo sediento, del poder maldito.

 ¡Naciones del mundo entero! Mandatarios, pueblos escondidos, calles y avenidas, salgamos y vayamos a reunirnos, en un parlamento donde nuestras voces, paren este desatino y donde estamos todos los hombres buenos imbuidos.

 Ganaremos la batalla  tan sólo unidos, hermanos con nuestra ternura, con el diálogo, con la fraternidad, sin egoísmos, compartiendo la comida con todos los desprotegidos, y dando abrazos de Paz, que es el único y verdadero camino.

 Que esos enemigos que ahora se ensañan matando, vamos a vencerlos con nuestro amor y cariño, y tal vez entonces, logremos que ninguna criatura más, muera a manos de esos asesinos.

¡La Paz se consigue haciéndonos amigos…De nuestros enemigos!

¡Clamemos por la Paz! ¡Salir conmigo!

Encarna Recio Blanco.

 

miércoles, 23 de marzo de 2022

Voy por los caminos...

Voy por los caminos del mundo

Buscando compañeros de fatigas.

Aquellos que sean libres de ataduras

Y me aporten amor y dulzura

Aquellos que sueñen por la noche

Y puedan realizar esos sueños, de día.

Los que estén heridos de amor

Y logren curar sus heridas.

A los que cantan en el anochecer

Y  ríen en el amanecer.

A los que pintan sonrisas

 En el desencanto, y en el llanto.

A los que piden limosnas de amor

Y  me miren con el corazón.

A los que difunden esperanzas

Aunque vayan derramando lágrimas.

A los locos y apasionados poetas

Que siempre van encantados.

A los que siembran las fe

Entre los que no son cristianos.

 Aquellos que no se doblegan

Nunca, ante los tiranos.

A los que van con su perro

Alegremente conversando.

 Al que sabe darse a manos llenas

Sin esperar nada a cambio.

A los que nunca me fallaron

En los malos tragos.

 Aquellos que me abren las sonrisas

Cuando ellos van apenados.

A los que me curan las heridas

Aunque ellos vayan sangrando.

Así  quiero que sean mis amigos

Para tenerlos siempre  en mi costado.

Los demás son  calderilla

Y no merecen estar a mi lado.

 

Encarna Recio Blanco.





domingo, 13 de marzo de 2022

Que existe guerra en el mundo...

 


Que existe guerra en el mundo

Nadie lo puede negar

Pero del cómo acabarla

Tampoco quieren hablar.

Que fácil que nos resulta

Cuando nos falta el pan

Criticar aquellos otros

Que lo tienen que robar.

Que sencillo tener casa

Familia, salud, hogar

Tener un trabajo digno

Al que poder regresar.

 Y aquellos que están sufriendo

No son de nuestra incumbencia

Ni le interesan a nadie

Para evitar los problemas.

Pero este mundo es de todos

Pues todos vivimos en él

Y la gente que lo puebla

Familia nuestra es también.

Luchemos por los valores

Que no se deben perder

Abogando por la justicia

Que perdida está también

Pero queda la esperanza

De hacer un mundo mejor

Y no podemos dejarlo todo

En las manos del Señor.

Así se escribe la historia

Con renglones paralelos

Que se unen secretamente

Por debajo de este suelo.

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 9 de marzo de 2022

Esta noche-Reflexiones.


 Esta noche estoy muy triste, y bien sé porqué!

 Porque no quiero perderme por los arrabales de la luna, ni quiero aplaudir al poderoso, que machaca al bracero que llegó una noche en una patera aterida y hambrienta.

 Ni sentir el acoso de la guerra, ni ver que una niña se tiró de cabezas, por el balcón de una escuela.

Esta noche quiero asediar al usurero, quitar de las frentes las coronas de los reyes de carne y hueso.

 Derribar las cárceles de aquellos que son inocentes, y hacer otras de acero fundidas, para los que se escabullen de la ley, con dinero y sin vergüenza.

 Rescatar a los que están debajo de los puentes. Remediar a esas mujeres heridas por el macho, con el abrazo de palabras solidarias para sanarlas.

 Llenar de ilusiones a los corazones desfallecidos.

Quemar en la hoguera la droga que mata, y ponerles grilletes a los que las expandan.

 Esta noche estoy muy triste y no quiero perderme por mi locura, a  mi corazón le llega poca sangre, y estoy bebiendo acíbar… sin tener sed.

 

 Encarna Recio Blanco.


jueves, 3 de marzo de 2022

Tengo ganas de enseñar...


Tengo ganas de enseñar al mundo mis garras.

Mi  coraje, mi desafío y la valentía de enfrentarme

Al malhechor, al bandido, al cobarde, al asesino

Y no agachar la cabeza  ante los malhechores

Y permanecer callada.

 Viendo como algunas naciones están entre llamas

Como lloran los niños entre el hielo, con hambre

Sin mantas, sin abrigo, al abrazando a su padre

Que se va a la guerra, porque lo manda un canalla.

 Con el miedo en los bolsillos se oyen estruendos

Miles de seres humanos muertos por los suelos

Ya no puedo callarme ante tantas injusticias

Que asolan los pueblos humildes destrozando

Sus casas.

 A esos que empuñan las armas con alevosía

A los poderosos que violan las leyes establecidas

A los que roban y matan a mano armada.

A los mandatarios con fusiles y sin la palabra.

 A los jueces que no sean justos en esas sentencias

 Injustas, y amañadas.

Al marido cobarde que mata a su amada.

A la madre que entierra al hijo de sus entrañas.

 Ya no valen mis poesías de amor y esperanzas

Ya no me puedo ponerme de rodillas ante los fantasmas.

Ya no quiero permanecer por siempre sonriendo

Cuando mi corazón llora cada mañana.

 Quiero enseñar a esa gente mis garras

Y no sé cómo hacerlo sin imbuirme en esas infamias

Sin portar las metralletas en mis manos

Tan solo me queda  la batalla de mis humildes palabras.

   ¡Dios mío! ¡Dios mío!

¡Mándanos la Paz tan necesitada!


  Encarna Recio Blanco.



martes, 1 de marzo de 2022

En el clímax enervante...

 


En el clímax enervante del deseo

Se debate mi alma y mi cuerpo.

Sobre los negros silencios

De la noche y sus misterios.

A lo lejos campanadas

Llamando a duelo…

Es mi corazón enamorado

Que esta noche ha muerto.

 

Encarna Recio Blanco.




Cuando lleguen a tus manos mis ofrendas...

 

Cuando lleguen a tus manos mis ofrendas

Que desde esta  oculta colina te envío

Cierra los ojos y siente el amor que me sube

 Y que te mando con  mis cinco sentidos.

 ¡Cómo llamarle a este amor!  ¡Cariño mío!                                           

Cuando en él se conjugan el cielo y el infierno

Cuando la alegría con el dolor se aúnan

O cual un cometa que cae y se estrella en la tierra.

 Sabiendo que no es la distancia lo que nos separa

Ni puedo encontrarte en las alturas por donde voy

Trepando agotada

Y me vuelvo taciturna con el macuto pesado a la espalda

Subiendo y bajando hasta la solitaria estepa que me acuna. 

 ¡Cómo llamar a esta melodía tan maravillosa!

Teniendo  desafinada y sin cuerdas mi guitarra.

 Soy esa odalisca que espera poder bailar

Entre tus brazos la danza de las esperanzas.

  ¡Qué tristeza estar aguardando un imposible!

¡Qué desasosiego vivir entre zarzales y espinas!

Que van floreciendo al compás de una lluvia

Que no calma mi sed, ni riega mis semillas.

 ¿Y por qué han de esconderse de este mundo?

Las verdades que encierran almas limpias

A la vera de los almendros  que florecen

Escoltados de palomas campesinas.

 ¿Y por qué pregunto al cielo que dormido?

¡Contestarme nunca quiere!

Bajo este limonero espero cada noche

Que la luna me haga un guiño placentero.

 Me lamento de nuestra suerte en esta orilla

Donde el destino retoza  descarado.

Sin importarle  que fue de nuestras vidas

Cuando nos separó, tan largos años.

 ¿Y porqué no has de venir si yo te espero?

Adosando mi impaciencia al sutil eco

De una mensajera con las alas rotas

Clamando al cielo seguir tu vuelo.

 Si algún día aparecieras a hurtadillas

Por mi huerto  florido  de azahares

Te ofrecería lo mucho, o poco que me quede

Del sufrimiento y el amor… que estoy guardando.

 

 

Encarna Recio Blanco.