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viernes, 17 de enero de 2020

En el edén de nuestro lecho...


 En el edén de nuestro lecho

Estás rendido.

En tu sudor me envuelvo

Con tu calor me vivo.

Se balancean nuestros cuerpos

En el trajín de huesos

 Y de besos.

Por la serpentina noche nos

 Perdemos…

Cuando el alba aparece…

Y nos arrulla de nuevo.

 

Encarna Recio Blanco.



martes, 3 de diciembre de 2019

Me tropecé contigo...


Me tropecé contigo en primavera,

Una tarde de sol, delgada y fina,

Y fuiste en mi espalda enredadera,

Y en mi cintura, lazo y serpentina.

Me diste la blandura de tu cera,

Y yo te di la sal de mi salina.

Y navegamos juntos, sin bandera,

Por el mar de la rosa y de la espina.

Y después, a morir, a ser dos ríos

Sin adelfas, oscuros y vacíos,

Para la boca torpe de la gente....

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,

Dos cinturas, dos bocas enlazadas

Y dos arcos de amor de un mismo puente.

R. de león

 

  Encarna Recio Blanco.



sábado, 28 de septiembre de 2019

Necesito de ti...



 Necesito de ti, de tu presencia,

De tu alegre locura enamorada.

No soporto que agobie mi morada

La penumbra sin labios de tu ausencia.

 

Necesito de ti, de tu clemencia,

De la furia de luz de tu mirada;

Esa roja y tremenda llamarada

Que me impones, amor, de penitencia.

 

Necesito tus riendas de cordura

Y aunque a veces tu orgullo me tortura

De mi puesto de amante no dimito.

 

Necesito la miel de tu ternura,

El metal de tu voz, tu calentura.

Necesito de ti…Te necesito.

R. León


Encarna Recio Blanco.







sábado, 26 de mayo de 2018

Siempre pegada a tu muro...


Siempre pegada a tu muro y al filo de tus almenas;

Siempre rondando el castillo de tu amor; siempre sedienta

De una sed mala y amarga de desengaño y arena.

 ¿Por qué te querré tanto? ¿Por qué viniste a mi senda?

¿Quién hizo brillar tus ojos en la noche de mi pena?

 Qué lluvia de mal cariño quiso convertirme en yedra,

Que va creciendo y creciendo pegada a tu primavera.

 ¡Ay, que montaña de amor tengo sobre mi cabeza!

¡Ay, que río de suspiros pasa y pasa por mi lengua!

Yo estaba en mis campos hondos, allí en Castilla la Vieja

Durmiéndome entre molinos y coplas rubias de siega,

Y era mi vida una noria monótona y polvorienta.

Mis hijos venían del campo, con sus camisas abiertas,

Y en el pulso de sus hombros reclinaba mi cabeza.

Así, un día y otro día, allí en Castilla la Vieja...

Una tarde (por los nardos subía la primavera)

Una tarde, vi tu sombra que venía por la senda

Dentro de un traje de pana, tres vueltas de faja negra

Y una voz dura y redonda lo mismo que una pulsera.

 -Buenas tardes, ¿hay trabajo? -Sí-  te dije toda llena

De un escalofrío lento que me sacudió las venas

Y me quitó de encima diez años de vida muerta,

Bordando en mí enagua oscura una rosa dulce y tierna.

-Está bien-  fueron tus gracias, y doblando la chaqueta

Te sentaste a mi lado en el borde de la senda.

Vive este amor de silencio y entre silencio se quema,

En una angustia de horas y en un sigilo de puertas.

El pueblo ya lo murmura en una copla que rueda

Todo el día por el campo y de noche en la taberna.

Dicen que si soy viuda y sacan el muerto a cuestas;

Dicen, que si por mis hijos me debía dar vergüenza...

Dicen, tantas cosas, tantas, que las paredes se llenan

De vidrios y maldiciones y hasta a veces de blasfemias.

 Mi hijo el mayor (veinte años, dulce y moreno), con pena,

Me habló esta mañana: -Madre, ese traje no te sienta,

Ni esas flores, ni ese pelo, ni ese pañuelo de hierbas...

Yo no me atreví a mirarlo, y me sentí muy pequeña,

Como si fuese mi madre la que hablándome estuviera.

-Por nosotros, tú no debes vestirte de esa manera...

 ¡Ay, por vosotros! Os di todo el trigo de mi era;

Todavía de vosotros mi cintura tiene huellas.

¡Sangre mía que anda y vive y a mí me va haciendo vieja!

 ¿Pero es que yo ya no tengo derecho a querer?

 ¿Qué ciega ley  me prohíbe? ¿Que al sol deje mis rosas abiertas?

 ¿Y qué me mire al espejo, y que me vista de fiesta?

¿Y que en mi jardín antiguo florezca la primavera?

 ¡Quiero y quiero y quiero y quiero! Están en flor mis macetas;

Diez ruiseñores heridos cantan amor en mis venas,

 Y me duele la garganta, y está mi voz hecha piedra

De tanto decir: ¡Te quiero como a ninguno quisiera!"

 ¡Ay, qué montaña de amor tengo sobre la cabeza!

¡Ay, qué río de suspiros pasa y pasa por mi lengua!

 ¡Canten, hablen, cuenten, digan, pueblo, niños, hombres, viejas!

¡Que yo de tanto quererle… no sé si estoy viva o muerta!

R. León

 Encarna Recio Blanco.





domingo, 13 de mayo de 2018

Tengo una foto del aire...


Tengo una foto del aire.

Otra del mar bravío

Del cielo azul,

Y de un ángel dormido.

Del azahar y sus perfumes

Con mil gotas de rocío.

De unos ojos con la pena

Y de unos labios sin suspiros.

Otra foto de amargura.

Otra, de recuerdos vivos.

De dos que estaban casados,

Y con distintos caminos.

De montañas y de valles

Con riachuelos cristalinos.

De la pasión y la locura,

De dos amantes perdidos.

¡Otra tenía de la Paz!

¡No sé dónde se ha metido!

Porque la busco y rebusco…

Sin encontrarla en su sitio.

 

Encarna Recio Blanco.




lunes, 11 de diciembre de 2017

Entrégate-De mi último libro (Atardeceres de fuego)


 

Entrégate con la ambición

De un borracho

En la taberna de mi cuerpo.

  Entrégame tus misterios

Para que yo lo despliegue.

 Navegaré con los frutos

De tu voluptuosa cosecha,

 Esparcidas por mis senos

Que ardientes lo esperan.

 Cráter de lava que me ciega,

 Huracán que me eleva

Por la pendiente de la locura

En el paraíso, de nuestra noche sin luna.

 No te detengas…no te detengas y sigue,

Al ritmo pausado de las cuerdas,

De la guitarra y de tus dedos,

Sobre mis piernas.


 Encarna Recio Blanco.





domingo, 9 de abril de 2017

Es tu risa la sinfonía de...


Es tu risa la sinfonía de mi río desvelado.

La cadencia sonora de una guitarra

Cuando modula una serenata.

Tus palabras son las que me nutren

Como el mejor alimento para mi alma.

Aureolas desprendes de sutiles fragancias

En el recóndito jardín  que nos abraza.

Cálidas tus manos amasando mi cuerpo

Que encendido al notar el contacto,

Se abalanza en tu fuego y muy juntos

Nos fundimos como el acero.

La noche se duerme oyendo nuestra danza

De aromas y fuegos que se expanden por

Nuestra piel entre las  sábanas mojadas.

El eco lejano de unas campanadas nos

Sobresalta retumba a lo lejos y nos anuncia,

 Que ha llegado el fin…de tu escapada.

 

Encarna Recio Blanco.




domingo, 12 de marzo de 2017

Sólo la brisa...De mi libro “Atardeceres de Fuego”


 Sólo la brisa arropa mi cuerpo

Que te desea.

Cual flor reciente, quiero que te emborraches

 Al beber el jugo que te ofrezco.

La tormenta acecha y mientras tanto,

 Entre sus rayos ardemos sin sentir el trueno.

Limbos de margaritas en el lecho y tú…

 Bebiendo cual sediento caminante,

  El néctar de mis pechos.

Sumergen los calores

 Se escapan los suspiros y en la cruzada,

Dos cuerpos traspasados ahondan,

 En la batalla de labios y de huesos.

Flagelados de amor nos convertimos

 En estatuas de sal que dormían en el mar…

 ¡Ni el buen Dios nos pudo separar!

 

Encarna Recio Blanco.





viernes, 17 de febrero de 2017

Espero tu cuerpo...


Espero tu cuerpo y ansío tu alma.

El deseo consume todo alrededor

No es pasión ni locura esto que siento,

Mis ganas me dicen, que es algo mejor.

El tiempo enemigo de nuestras maneras

Estrategias tantas he trazado ya,

Mi alma me dice que aunque no te tenga,

Me es suficiente poderte mirar.

Descansa mi cuerpo sobre la tormenta

Un volcán alado sin lava esta vez.

Me tiembla la mano al ver que te acercas

Y cuando te marchas, me vuelvo a caer.

Sobre un precipicio nos balanceamos.

Nos sentimos libres cuando no hay dolor,

Y solo si estamos cobijados juntos

Siento que se para de golpe el reloj.

Este corazón me dicta maneras

Sentencias que tengo sin más que seguir.

Alguien desde el Cielo ya trazó el camino

Y mis pies caminan, dejándome ir.

No quiero rutinas ni pasiones muertas.

Ni tejer sentada en cualquier salón.

Yo quiero que el tiempo pueda detenerse

Y dejarme siempre, a tu lado amor.

 No creo en pecados, aunque sé que existen.

No creo en los delitos que ya cometí.

Creo en el futuro de nuestras pasiones

Y en lo que más creo mi amor, es en ti.

  

Encarna Recio Blanco.




Escucha"ESPERO TU CUERPO" en Spreaker.

domingo, 1 de enero de 2017

Entrégate…





Entrégate…
Entrégate con la ambición,
de un borracho en la taberna
de mis cuerpo.
Entrégame tus misterios
para que yo lo despliegue.

Navegaré con los frutos
de tu voluptuosa cosecha,
esparcidas por mis senos
que ardientes lo esperan.

Cráter de lava que me ciega.
Huracán que me eleva
por la pendiente de la locura
en el paraíso,
de nuestra noche sin luna.

No te detengas…
No te detengas y sigue,
al ritmo pausado de las cuerdas
de la guitarra, y de tus dedos,
sobre mis piernas.


Encarna Recio Blanco

Encarna Recio Blanco.

De mi último libro…
(Atardeceres de fuego)








Escucha"Entrégate…" en Spreaker.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Y así pasó, que te vi del brazo...


 Y  así pasó, que te vi del brazo de otra mujer,

Con cara de circunstancias sin sonrisas que ofrecer.

 Os miré a los dos de frente como se tiene que hacer,

Cuando nada hay que ocultar en las cosas del querer.

 Me pareció verla  feliz, tú sonreías también,

Pero cuando me divisaste se tornó tu cara en hiel.

No vi una cara, vi cera, cera de la que tiene que arder,

Te soltaste de su brazo y de su talle también.

Nada os dije y seguí, por la senda del olvido,

Tú seguiste por la tuya pero con el corazón partido.

Y así paso, que volviste,  otro día a mi camino,

Pero ya estaba ocupado, por mi olvido… de tu olvido.

 

Encarna  Recio Blanco.



viernes, 18 de marzo de 2016

Los labios se unieron...


Los labios se unieron hasta convertirse en uno

 Y mis manos se perdieron por el universo de lo oscuro.

 Yo no vi tinieblas, ni demonios, ni pecados,

 Solo sé, que fui feliz y que quise comprobarlo.

Conocer todos tus puertos, adentrarme en tu regazo

 Y comprender que no existen las quimeras sin tus brazos.

Me  perdí en tus gemidos, los lamentos no existían,

 Y sentí por un momento, que la muerte

 Distraída no quería esa noche romper, nuestra magia.

Quiero soñar a tu lado por el resto de mis días

 Y que Dios pueda perdonarme por sentir esta gran melancolía.

De tus besos, de tus manos, de tu boca que fue mía.

Aquellos grandes poetas a lo largo de su vida,

 Se preguntaron mil veces a donde fueron los besos,

 A donde aquellas caricias, a donde las madrugadas

 De amantes y de sonrisas.

Yo los vi, yo los vi aquella noche,

Aunque piensen que es mentira.

Los tuve entre mis dedos, y los tengo todavía

 

Encarna Recio Blanco.



martes, 10 de junio de 2008

Mis celos se encienden



Mis celos se encienden

Cuando tardas en venir

Mi alma se pone en vilo

Y ya dejo de existir.

 Se encienden esas pasiones

Que no me dejan en paz

Mi ira me pide calma

Y no se la puedo dar.

Que sera de mis sentimientos

Que hoy escribo en el papel

Para que el viento los lleve

Donde quiera que tú estés.

 No me asusta la estrategia

Que hoy decidas tener

Aunque tú tengas la rabia

Ahora  tengo yo el poder.

 Sabré utilizar tu juego

Y quizás me una a él

Y cuando menos lo esperes

Dios te juzgará también.

 Sabias que me tendrías siempre

A la vuelta de tus pies

No te  imaginabas nunca

Que me podrías perder.

 Pero amor ya me cansé de esperarte

De esconderme en un rincón

De contar las horas a deshoras

En un frío callejón

 Sigue con ella viviendo, pero...

Sin el amor.

 

Encarna Recio Blanco





lunes, 9 de junio de 2008

Te conozco desde siempre




Te conozco desde siempre

Aunque nunca te haya visto

El mapa de tu cuerpo

Ya he recorrido.

Aunque no te he besado

Conozco tu boca

Y sueño con ella

Aunque sea de otra.

 He venerado

La triste colina

Del cuerpo que el alba

La besa dormida.

 Fuente  de pasiones

En las que te miras

Aparto mis ojos

De tu vil mentira.

Y sé de tus miedos

Aunque no los cuentes

Aunque disimules

Se bien lo que los tienes

Conozco tu risa

Aunque no la vea

Y sé que la escondes

Por miedo a perderla.

Conozco tus manos

Y su tacto fino

La sagaz madriguera

En la que te miro

Quisiera perderme

Por todo tu cuerpo

Y tocar tu alma

Y beber tu sueño.

 Y soñar dormida

Que no me despierto.

 

Encarna Recio Blanco.