domingo, 23 de febrero de 2020

Tengo una soledad...


Tengo una soledad tan acompañada

Que no deja de hablarme y de decirme

Lo que no quieren oír mi corazón

Ni  mi alma.

¡No para y sigue contándome batallas!

¡Que ya tenía olvidadas!

Fusiles y escopetas las tengo encerradas

En arcones negros y lacradas.

 No quiero que siga  a mi lado

Y la digo que se vaya con otra

Que esté más sola

Pero sigue a mi lado sentada.

 Las dos y las tres…

Me quedo adormilada.

Miro de reojo por ver si se ha marchado

Pero sigue a mi lado, habla que te habla.

Metiéndome la espina, en vez de sacarla.


Encarna Recio Blanco.





lunes, 17 de febrero de 2020

Si alguna madrugada...


Si alguna madrugada  veis pasar

A un corazón solitario y despistado,

Con sus venas abiertas   y sangrando…

No paséis de largo.

 

¡Abrazarlo!

 

Si una noche oscura  os tropezáis

Con un  vagabundo  con hambre y llorando

No paséis de largo...

 

¡Consolarlo!

 

A un viejecito sentado  en un banco

Con su mirada perdida y su mente vacía

 Por los años no paséis de largo...

 

¡Acompañarlo!

 

A una madre buscando  a su hijo.

A un emigrante desterrado.

A un enfermo sin familia no paséis de largo...

 

¡Ayudarlos!

 

A cualquier ser humano que  necesite

 Vuestra ayuda y veáis pasar a vuestro lado

 Abrazarlo…

Consolarlos, acompañarlos y auxiliarlos.

 

Porque las manos que ayudan son más

Necesarias  y poderosas

 Ante los ojos de Dios…

 

 ¡Que unos labios rezando!

 

 

Encarna Recio Blanco







viernes, 14 de febrero de 2020

Hoy me pregunto...

 


Hoy me pregunto

Si también el alma duele.

Porque al corazón le oí,

Quejarse en mí, muchas veces.

Pero este escozor que tengo

 No sé de donde proviene.

Voy a rogar a los Cielos…

¡A ver si se compadece!

 

Encarna Recio Blanco.




jueves, 13 de febrero de 2020

Me duele la cabeza…



Me duele la cabeza…

 De tanto pensar.

 Las manos

De tanto trabajar.

Las piernas…

De tanto trotar.

Los brazos…

 De tanto apretar.

 Me duele el corazón…

 De tanto amar.

El alma de buscar

Sin encontrar la paz.

 La mente…

De tanto, cavilar.

Los dedos…

De tanto teclear.

El talle…

Por tanto sopesar.

Me duelen los ojos…

 Por dormir poco,

Y soñar mucho.

 

Encarna Recio Blanco.




jueves, 6 de febrero de 2020

Una barba muy poblada...

 

Una barba muy poblada.

Su atuendo, desaliñado.

Un corazón con cadenas

Y unos ojos abrumados.

Rebuscaba por las calles

Cigarrillos  aplastados.

Sus manos los recogían

Cual un maná consagrado.

Le miraba a hurtadillas

Viendo el temblor en sus manos

Y sin medir un saludo

Le entregué, mi paquete de tabaco.

Te quiero mujer me dijo:

Dando un suspiro quebrado

Cual un ser humano herido,

Sin el auxilio a su lado.

Sigo sus pasos cuando se aleja

Con su cruz y unos cigarros,

Por la calle de la amargura va,

Este ser abandonado.

Yo sigo hablando con Dios

En este otoño anegado…

De lágrimas y de  vagabundos

Que te regalan un te quiero…

Por unos simples cigarros.

 

Encarna Recio Blanco.