martes, 30 de enero de 2018

La libertad es esa fuente...


La libertad es esa fuente

Donde muy pocos

Tienen el valor de beber.

Los cobardes por miedo

A que se ahoguen no beben...

 Aunque estén muertos de sed.

¡La libertad es esa fuente!

 

 Encarna Recio Blanco.




domingo, 28 de enero de 2018

Alguien me dijo un día-Reflexiones-


Alguien me dijo un día, que los sueños nunca se hacían realidad  y que los ángeles habitaban solamente en el cielo.

Que dejara de estar en las nubes,  porque ya soy mayorcita para seguir soñando despierta, de lo cual ,yo también estaba de acuerdo en esa teoría, pero mira por donde, hoy pienso que los ángeles, no sólo habitan en los Cielos, sino que  de vez en cuando, uno se cae rodando,  rodando y viene a parar a nuestro lado.

  Ángeles que no están hechos para batallar contra este mundo, pero, que luchan con la palabra, con el perdón y sobre, todo con el amor. He tenido la suerte de conocerlo y desde luego es diferente a todo ser humano, de los que antes había conocía.

 Este ángel al que me refiero, ha ganado el trofeo de mi vida sin proponérselo tal vez, es mas yo diría, que ha sido obra de un milagro, que se adosó  con sus alas a mi cuerpo y me lleva de vez en cuando, a volar por la inmensidad del mar, por las altas montañas de la tierra, por los acantilados, y muy juntos muy juntos, nos imbuimos en el cráter de algún volcán a punto de erupción.

 He descubierto a su lado, el valor del  amor, de la generosidad, de la amistad, de la bondad y me ha enseñado a mirar todas las cosas con los ojos del alma.

A ver salidas en los negros túneles y a tener las esperanzas que creía perdidas en un mundo, donde estos valores están tan escasos.

 Eres único irrepetible y si Dios quiere, un día como el de hoy,  pero dentro de muchísimos años, una loca poetisa, pueda decirte de nuevo que has sido, eres y serás,   lo más importante de mi vida.

 ¡Querido micrófono!

 

 Encarna Recio Blanco


sábado, 20 de enero de 2018

No quiero que mis fuerzas...


No quiero que mis fuerzas se extingan

  Trabajo con ellas,

 Son las que dejan a mi corazón

En el barbecho para la siembra.

Dejadme con ellas a cuesta por senderos

Con flecos de la verde hierba

¡Que no me pesan!

Que son las que  me ponen las alas

Para volar por el cielo con ellas.

Las que me hacen que no me aleje

De un mundo donde las guerras pululan.

Donde los  niños lloran entre balas.

Donde el hambre cuesta lagrimas.

Donde los poderosos sementales

 Sacian sus vicios violando a niñas.

Donde los seres humanos mueren

Cada día en el mar a la deriva.

¡Dejadme que trabaje con ellas!

Que siga buscando el camino de la luz

Para encontrar donde posarme.

Donde poder tocar la lira y escribir.

 En el desconcierto de una tierra

Que se va desgranando poco a poco.

 Quisiera alejarme de este mundo.

 Un mundo donde el tiempo se malgasta

 En forjar cadenas.

En llenar de sucios dineros las alacenas.

Donde se asesina y se roba a sangre fría.

Donde la justicia está podrida y retardada.

Donde los montes mueren ardiendo

Hecho cenizas.

Pero no puedo,  alejarme de la faena,

Mis fuerzas me atizan para que siga en la brecha,

Y para denunciar el horror que asola esta tierra.

Legisladores, dirigentes, mandatarios,

Políticos de tres al cuarto, gobernantes,

Cabezas pensantes…

Qué hacéis en un mundo donde el hambre,

 Las miserias y las injusticias

Acosan a tantos seres humanos.

 ¡Solo tenéis hambre  de poder!

¿Donde está vuestra vergüenza?

¿Dónde vuestro corazón?

¡Dios mío…Dios mío!

¡Porqué nadie me oye! ¡Porqué!

 

Encarna Recio Blanco




viernes, 19 de enero de 2018

Amar es triste a veces...


Amar es triste a veces, más triste todavía que no amar.

 El amor no siempre es alegría.

Tal vez, por eso mismo, es eterno el amor:

Porque, al dejarnos tristes, hace dulce el dolor.

 Amar es la tristeza de aprender a morir.

Amar es renacer. No amar, es no vivir.

El amor es a veces lo mismo que una herida,

Y esa herida nos duele para toda la vida.

Si cierras esa herida tu vida queda muerta.

Por eso, sonriendo, haz que siempre esté abierta;

Y si un día ella sola se cierra de repente,

Tú, con tus propias manos, ábrela nuevamente.

Desdichada alegría que nace del dolor.

De un dolor de la rama también nace la flor.

Pero de esa flor efímera, como todas, se mustie,

Y la rama se queda contraída de angustia.

Cada hoja que cae deja el sitio a otra hoja,

Y así el amor -resumen de toda paradoja-

Renace en cada muerte con vida duradera;

Porque decir amor, es decir primavera.

No quiero que mis fuerzas se extingan

  Trabajo con ellas,

 Son las que dejan a mi corazón

En el barbecho para la siembra.

 Dejadme con ellas a cuesta por senderos

Con flecos de la verde hierba

¡Que no me pesan!

Que son las que  me ponen las alas

Para volar por el cielo con ellas.

Las que me hacen que no me aleje

De un mundo donde las guerras pululan.

Donde los  niños lloran entre balas.

Donde el hambre cuesta lagrimas.

Donde los poderosos sementales

 Sacian sus vicios violando a niñas.

Donde los seres humanos mueren

Cada día en el mar a la deriva.

 ¡Dejadme que trabaje con ellas!

Que siga buscando el camino de la luz

Para encontrar donde posarme.

Donde poder tocar la lira y escribir.

 En el desconcierto de una tierra

Que se va desgranando poco a poco.

 Quisiera alejarme de este mundo.

 Un mundo donde el tiempo se malgasta

 En forjar cadenas.

En llenar de sucios dineros las alacenas.

Donde se asesina y se roba a sangre fría.

Donde la justicia está podrida y retardada.

Donde los montes mueren ardiendo

Hecho cenizas.

Pero no puedo,  alejarme de la faena,

Mis fuerzas me atizan para que siga en la brecha,

Y para denunciar el horror que asola esta tierra.

Legisladores, dirigentes, mandatarios,

Políticos de tres al cuarto, gobernantes,

¡Cabezas pensantes!

¡Qué hacéis! en un mundo donde el hambre,

 Las miserias y las injusticias

Acosan a tantos seres humanos.

¡Solo tenéis hambre  de poder!

¿Donde está vuestra vergüenza?

¿Dónde vuestro corazón?

¡Dios mío…Dios mío!

¡Porqué nadie me oye!

¡Porqué!

 Encarna Recio Blanco



 Buesa

domingo, 14 de enero de 2018

Voy por el camino de la noche...


Voy por el camino de la noche sin luna

Que se ha ocultado viendo mi locura,

Me  subo a una estrella, y voy en tu busca.

Quisiera prenderte de mis  alas

Para volar por el ignoto camino de tus dudas,

Y aunque no puedo con la carga, sigo

Por el filo de la brisa clandestina.

 Cruzando ese mar mi alma te clama

Y el eco se pierde tras de las montañas,

Lo vuelvo a intentar y el barco se encalla,

Cual fardo perdido  quedan en el mar,

Mis esperanzas.

Por los acantilados, me adentro sin cobijo,

Por el  ramaje, me pierdo desfallecido,

Hasta que un volcán veo con lava y estruendo

Y siento la pasión de tu cuerpo, en el mío.

 ¡Quiero prenderme en de tu fuego!

Como la noche

Se prende, del amanecer.


 Encarna Recio Blanco.




Yo la amé, y era de otro...


Yo la amé, y era de otro, que también la quería.

Perdónala Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,

Nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo

Mis labios están dulces por ese amor amargo.

 Ella fue como un agua callada que corría...

Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella

Su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

 Su alma era transparente como un vaso vacío.

Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla? si tú hiciste que fuera

Turbadora y fragante como la primavera.

Cómo no haberla amado, si era como el rocío

Sobre la yerba seca

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,

Como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro, que no la merecía,

Y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor. Pero hay cosas sin dueño:

Las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,

Como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:

Ella no fue culpable, Señor... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella

Y me diste los ojos para mirarla a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hiciste cobarde

Para matar un sueño porque llegaba tarde.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar

Y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,

Que sería un pecado mayor, si no la amara.

Y, por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,

Que tú qué hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

Tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,

¡Tú también la amarías, si pudieras ser hombre!

 José Ángel Buesa

  Encarna Recio Blanco.




jueves, 11 de enero de 2018

Le suplico a Dios que me diga...


Le suplico a Dios que me diga

Porqué lloran las estrellas.

Porqué se ha parado el mundo

Entre la escarcha y la niebla.

 Le suplico que me diga

Porqué no veo salidas,

Para quedarme en tus brazos…

Toda la vida.

 Quiero saber y me impongo

Que me dé una explicación.

Merezco que ésta condena

La entienda mi corazón.

 A mi Dios quiero decirle

Que me descifre el mensaje

Y me dicte la sentencia

Que he de cumplir…

¡Por amarte!


 Encarna Recio Blanco