miércoles, 21 de diciembre de 2016

Y así pasó, que te vi del brazo...


 Y  así pasó, que te vi del brazo de otra mujer,

Con cara de circunstancias sin sonrisas que ofrecer.

 Os miré a los dos de frente como se tiene que hacer,

Cuando nada hay que ocultar en las cosas del querer.

 Me pareció verla  feliz, tú sonreías también,

Pero cuando me divisaste se tornó tu cara en hiel.

No vi una cara, vi cera, cera de la que tiene que arder,

Te soltaste de su brazo y de su talle también.

Nada os dije y seguí, por la senda del olvido,

Tú seguiste por la tuya pero con el corazón partido.

Y así paso, que volviste,  otro día a mi camino,

Pero ya estaba ocupado, por mi olvido… de tu olvido.

 

Encarna  Recio Blanco.



viernes, 16 de diciembre de 2016

Estamos a las puertas-Reflexiones-


Estamos a las puertas de la Navidad. Una Navidad que se presenta  felices para algunos, tristes para otros y amargos, para todos aquellos que no pueden soportar las duras ausencias de sus seres queridos, que se fueron para siempre. Indiferentes para aquellos, que no tienen creencias en nada, y a veces, ni en ellos mismos.

 Por eso, hoy quiero mandar este manifiesto al mundo entero,  para que detengan cuanto antes la barbarie, de esta guerra sangrienta en Alepo.

 El mundo tiene que verlo, de la misma manera que yo lo veo, pero las masas callan como borregos, no oigo voces a lo lejos, ni a lo cerca, ni a los que   gobiernan este mundo, no respiran las Naciones Unida, la ONU, esos que dicen ser los defensores de los derechos humanos, y que deben de actuar en todas partes.

 Tanto en los estados que están divididos por conflictos armados, internos, o estables, en los no democráticos, y en los que en el ejercicio de la democracia, está firmemente asentado ¿Dónde está Unicef? todos están en silencio, solo se oyen las bombas, allá a lo lejos.

 Se me parte el alma, al ver llorar a tantos niños, imbuidos en esas contiendas tan cruentas sin cobijo,  sin familia, entre metrallas, entre el frío, la nieve, el hambre, muriendo cada día.

 En sus caritas el  miedo hace estragos, en sus carnes, las heridas están sangrando, y de sus ojitos los ríos de lágrimas se están desbordando.

 ¡Ángeles tan pequeñitos, si alas, desplomándose! ¡Dios mío!

 De un lado para otro van, como fardos de paja, como mercancías baratas, como si a nadie importara el dolor de esos seres humanos, que han tenido la mala suerte, de nacer en una tierra de nadie, bajo el mando y la fuerza de unos  salvajes.

 Se me rompen las venas al ver que la gente se afana en preparar  el árbol, el Nacimiento, los  regalos de los  Reyes Magos y las cenas, para la noche, de Noche Buena.

 Al ver tal genocidio, se me desgarra el corazón, no me a cabe en la cabeza, que los  hombres de este suelo, permanezcan indiferentes ante tanto dolor.

 Sola, no puedo hacer nada, solo escribir y  escribir para denunciando el horror y el desamor, para pedir que se eleven las voces y podamos entre todos, parar esta barbarie para siempre, no solo en Alepo, sino  en toda la faz de esta Tierra.

 ¡La Paz está  herida de muerte!

  Encarna Recio Blanco.






jueves, 15 de diciembre de 2016

El canto de una sirena.


El canto de una sirena

El abrazo más pueril

Unas tristes campanadas

 Al ver a un niño con su fusil.

 La calle huele a tomillo

A menta y romero,

Cuando dos enamorados

Se acoplan en silencio.

Una rosa en su rosal,

Lleva una espina enclavada,

Pero no puede llorar

Porque un clavel la reclama.

Por el mercado se ofrecen

Caricias frescas.

Se regalan sonrisas

Que estén abiertas.

La fraternidad suspira

En grandes espuertas,

Pero la gente sigue a su aire

Con la carga a cuestas.

Están rebajadas las ilusiones,

Las caricias, las emociones

Los besos y los abrazos,

Y nadie se para, a catarlos.

Se donan los corazones

Sin precio por medio

Para dar la vida

A quien está maltrecho.

 El amor se regala por el mercado,

De muchos colores

Y a grandes gajos…

Y nadie se para, a saborearlo.

Sigue el bullicio en la explanada

Sin que nadie perciba,

Que  estos regalos, no hay dinero

En el mundo, para comprarlos.

  

Encarna Recio Blanco





miércoles, 14 de diciembre de 2016

Sólo el abismo nos vigila.


Sólo el abismo nos vigila

Para engullirnos en sus infiernos,

Nuestros cuerpos, destilando amor,

Se hunden por el misterio.

El fuego de la carne nos abrasa

Las palabras enmohecidas se atragantan

Bajo la noche que nos ronda

En el tálamo escarlata.

Sabor a pimienta  entre nuestros labios,

El fuego arrasa nuestras almas,

Por el adiós que se aproxima,

Sin concluir, nuestra labranza.

  

Encarna Recio Blanco.




martes, 13 de diciembre de 2016

La soledad a veces-Reflexiones-


La soledad es a veces un refugio, un lugar, un espacio donde calmar los miedos, donde encontrarse  con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, sentimientos, dudas, temores y demás familia.

 Eso es lo que tiene la soledad, que en pequeñas dosis es buena, es buena, cuando la elegimos nosotros, pero cuando aparece sin querer estar con ella, es la peor de las compañías.

Tenemos  que aprender a estar solos con nosotros mismos, a convivir con nuestras soledades, como la mejor, o la peor de las compañías, pero  hay veces, que la soledad duele, y puede ser, el más grande de los martirios.

El otro día fui a dar un recital de poesías a un Centro Social, cuando traspasaba aquellas puertas, mi corazón empezó a latir de una forma acelerada al ver, la cantidad de viejecitos, sentados en sus sillas de ruedas, al ver aquellos  ojos sin la ilusión en ellos ,  con la mirada perdida muchos de ellos, al ver que aunque estaban muy cuidados, todos ellos estaban solos, muy solos, con la soledad del alma, de los recuerdos de sus familias.

Uno tras de otro,  me fueron contando sus historias, unos con el abandono de sus hijos, otros porque sus esposas ya se habían marchado para siempre, otros porque no tenían a nadie en el mundo,  se me encogía el corazón a cada minuto  al ver, aquel panorama tan lleno de soledades.

Así es que ni corta ni perezosa me puse las lentejuelas ,el abanico de plumas, los collares, me puse las  pestañas postizas y empecé a recitarles sátiras  alegres,  sainetes, poesías, se me pasaron dos horas oyéndoles  reír a carcajadas  aquellos  viejecitos, estaban alegres,que hacía mucho tiempo que no se lo pasaban tan alegremente y tan bien.

Cuando volví a mi casa rota y cansada de tanto dar… ¿Sabéis con quien me encontré al abrir la puerta de mi casa? Pues allí estaba ella…allí estaba la maldita soledad,  la increpé de mal humor y le dije: ven que tú y yo, tenemos que hablar.


Encarna Recio Blanco.




lunes, 12 de diciembre de 2016

Hoy quiero comenzar estas letras...


Hoy quiero comenzar estas letras con el Recio coraje

 Que me llena, Y al instante se escapa, por la corriente

Estrepitosa de mis venas.

Ya estoy cansada de reír a carcajadas, entre payasos

De feria, sin que ninguno perciba que llevo,

La carga del llanto a cuestas.

Ya estoy harta del  maquillaje dorado

De los días de fiesta,

 Sonriendo  a diestro y siniestro, entre bufones

De estómagos llenos.

 Ya estoy indignada de ver a otra mujer por los suelos

A manos de un amante,  de un esposo,

De un hermano o de su propio hijo.

Ya estoy que ardo en el fuego, de las injusticias

 De los  desahuciados, de los políticos que amañan

Contratas, hacia sus paraísos.

De las leyes envueltas en togas mohosas

Que dictan sentencias, a los poderosos

Que salen indemnes, y a los indefensos

Metidos entre rejas.

 Hoy estoy con el Recio coraje en mis huesos

Que ya no soportan, ni a mi esqueleto

Al ver que los mendigos harapientos,

Duermen sin mantas por los suelos.

Hoy quiero terminar mis letras vestida

De un  Blanco inmaculado, para pedirle

A Dios, postrada ante sus pies,

Que si su Justicia Divina, no nos ampara...

 Estamos muertos... aquí en la tierra.

 

 Encarna Recio Blanco.