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viernes, 23 de noviembre de 2018

Y ahora que te digo...



¿Y ahora que te digo, si  ya te vas del todo?

Se me nubla la mente y no  sé qué decir.

Quizás un hasta luego, o tal vez, un hasta pronto.

En momentos como éstos es necesario mentir.

Qué fácil es olvidar lo que en falsedad se vive.

Qué difícil es decir que no sientes la verdad,

Que las palabras te duran, justo el tiempo que las dices,

Pero los muchos momentos que son tan sólo un suspiro.

¿Por qué suelen perdurar?

Tus besos, tu piel caliente, tus palabras, tu emoción,

Tu sencilla devoción con ojos fijos y ardientes.

Yo sé que el alma no miente en las cosas del amor.

¿Y ahora  que me queda si tú tienes que marchar?

Ya sé… un raro perfume, un necesitar soñar.

Porque esto, ha sido un sueño.

¡No me despiertes jamás!

 

Encarna Recio Blanco





sábado, 27 de octubre de 2018

Y no podrás olvidarme...


Y no podrás olvidarme, por mucho que te lo propongas

 El corazón no es la mente, y generalmente enciende

 Esa llama poderosa del suplicio de quererme.

Cuando llegues a tu lecho y te acuestes con el hielo

No busques allí  calor,  lo dejaste en mi cuerpo.

 Doy cien vueltas a esta noria, que no se quiere mover

Soy una bestia salvaje con hambre, y con sed.

Todo queda en la estacada de un abismo que suicida

                            A este amor, que ya zozobra, por tu poca valentía.              

Dejo a un lado la coraza de mendiga para decirte esta noche

Que soy la reina de mi vida, y de tu vida.

 En estas sombras sin fin, bajo un cielo sin estrellas,

Quiero morir si no encuentro, en este túnel, la salida.

Es la primera vez de todas, que no suplico un te quiero.

 ¡Hoy está llorando Dios! ¡Hoy está llorando el Cielo!

 

Encarna Recio Blanco.

   



miércoles, 21 de diciembre de 2016

Y así pasó, que te vi del brazo...


 Y  así pasó, que te vi del brazo de otra mujer,

Con cara de circunstancias sin sonrisas que ofrecer.

 Os miré a los dos de frente como se tiene que hacer,

Cuando nada hay que ocultar en las cosas del querer.

 Me pareció verla  feliz, tú sonreías también,

Pero cuando me divisaste se tornó tu cara en hiel.

No vi una cara, vi cera, cera de la que tiene que arder,

Te soltaste de su brazo y de su talle también.

Nada os dije y seguí, por la senda del olvido,

Tú seguiste por la tuya pero con el corazón partido.

Y así paso, que volviste,  otro día a mi camino,

Pero ya estaba ocupado, por mi olvido… de tu olvido.

 

Encarna  Recio Blanco.