En lo alto de una encina.
En el monte
solitario.
Entre las
olas del mar
Un truhán
viene cantando.
Unas letras
caducadas.
Una sonrisa
fingida
Con una
venda tapada.
Le
acompañan en su farsa.
Vienen con
la capa negra
Con laúdes
y guitarras.
El cortejo se aproxima
A la encina
solitaria
Donde yo
mecía mi amor
Lejos
de viles patrañas.
Quiero correr y no puedo
Estoy de
manos atadas.
Con los
ojos bien abiertos
Pero no puedo
ver nada.
Para asilar
a mi alma
Que huye
despavorida
De este
mundo que me engaña.
Encarna Recio
Blanco.
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