Y así pasó, que te vi del brazo de otra mujer,
Con
cara de circunstancias sin sonrisas que ofrecer.
Os miré a los dos de frente como se tiene que hacer,
Cuando
nada hay que ocultar en las cosas del querer.
Me pareció verla feliz, tú sonreías también,
Pero
cuando me divisaste se tornó tu cara en hiel.
No vi una cara, vi cera, cera de la que tiene que arder,
Te
soltaste de su brazo y de su talle también.
Nada os dije y seguí, por la senda del olvido,
Tú
seguiste por la tuya pero con el corazón partido.
Y así paso, que volviste, otro día a mi camino,
Pero ya
estaba ocupado, por mi olvido… de tu olvido.
Encarna
Recio Blanco.
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