Cuántas veces cuando estoy a tu lado en sueños, te miro de reojo y quiero penetrar dentro de ti donde tienes tus secretos, pero me es imposible descubrirlos.
Recuerdo cuando te conocí, siendo tú un mozalbete y yo una jovencita insolente para aquel tiempo, que quería comerme el mundo y que si me descuido, me come a mí.
Me parece que nuestras vidas siempre han ido paralelas en el tiempo y en la distancia. Cuando tus llamadas me llegan por el sendero de las brisas me son tan familiares, parece que te conozco desde siempre y que cada palabra, cada gesto, cada pensamiento de esa cabeza tuya, son secretos a voces, que sin motivo siempre puedo descifrar.
Al árbol de tu vida no le han faltado grietas en su tronco y durante largas épocas, te has dedicado a vivir por tu cuenta, a podar a diestro y siniestro, a cultivar y a mimar solamente el dinero y a vivir tu vida de la manera que la empezaste, lejos de mi sombra.
Ahora
cuando el tiempo pasó, y de sopetón el destino nos pone frente a frente de nuevo, es cuando se armó la revolución en
mi vida.
Cuando
los surcos en tu cara empiecen a brotar debajo de ese árbol, ponte a meditar,
si lo conseguiste todo, o te faltó lo principal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario