martes, 6 de junio de 2017

Nadie muere del todo...

 Nadie muere del todo, si deja sus semillas en la tierra

 Regadas con los buenos sentimientos de su vida

Los cuales germinarán algún día.

Somos trozos del fruto que madura en una tierra

 Entre vientos y mareas, que nos va zarandeando

Con fuerza y sin medida.

Con pinceles del alma dibujemos los versos en la orilla

Para  cualquier corazón, que necesite amor y compañía.

  Con las espinas y las alegrías sembraremos la cosecha,

Para que nuestra estela siga su ruta eterna.

Nadie muere del todo, si deja en esta tierra prendidas

Sus  limpias semillas.

 

Encarna Recio Blanco.



lunes, 5 de junio de 2017

Agazapada en el silencio...


 Agazapada en el silencio

Aquella tarde te llamaba a gritos,

Sentada en la vieja estación

De nuestros  encuentros furtivos.

 Las horas pasaban lentamente

Entre aquella nebulosa  peregrina,

Y en mi cuerpo se imbuía

Como afiladas espinas.

Trenes pasaban a gran velocidad

Sin detenerse en aquella estación,

Chirriando se perdían de mi vista

Entre los hierros  de la negra vía.

Pasaron muchos trenes esa tarde

Muchos, de ninguno te vi bajar

Me volví con mis silencios

Y me propuse no esperarte más.

 

Encarna Recio Blanco.


  


viernes, 2 de junio de 2017

Se han alocado-De mi libro “Atardeceres de Fuego”

Se han alocado mis musas

No las puedo sujetar

En mi mente se amontonan

Y a la vez, quieren hablar.

Unas me dictan de amor

Las otras, de soledad

Otras de la primavera

Cuando se asoma el azahar.

De la lluvia cuando el cielo

Tiene ganas de llorar.

De los ojos de una hembra

Cuando enamorada está.

De un prisionero en la cárcel

Cumpliendo una vil condena

Por una pena de amor

Que le ata a sus cadenas.

¡Parad! ¡Parad! que no puedo

Dar rienda suelta a mis dedos,

Que mi mente está estancada

¡Solamente… en un te quiero!

  

Encarna Recio Blanco.





jueves, 1 de junio de 2017

Aprender a vivir-Reflexiones-



Aprender a vivir, a sentir, a caer y levantarnos, aunque a veces, vayamos caminando por senderos sin espinas, otras veces inciertos, es difícil la andadura, y cansados, nos paramos a reflexionar sobre la vida que a diario, tal vez, dejamos pasar, sin darnos cuenta que, cualquier día puede ser el último de nuestra vida.
 Ayer vi a una mujer  ciega que a oscuras, miraba desde su prisma el mundo, que tal vez nosotros con luz,  no hayamos percibido nunca. Comprendí entonces, que no existen grandes o pequeños problemas, sino formas distintas de afrontarlos.

Aprendí, que la sonrisa es lo último que debe perderse, aún cuando no queden más ramas a las que agarrarnos, incluso cuando las puertas estén cerradas, aún  cuando el sueño nos ciegue, o cuando la vida se nos va extinguiendo.

Comprendo ahora, que lo cierto puede ser una enorme quimera, que los sueños a veces se cumplen, sólo con desearlo, y que el amor,  no es cosa a veces de dos, sino de tres.

Únicamente hace falta un corazón para ponerlo en marcha, y que por más aprisa que vayamos, siempre llegaremos al mismo sitio, y que las líneas de las manos pueden transformarse, dependiendo de los caminos que tomemos a lo largo de nuestro tiempo.

Aprendí, que un juego puede ser una distracción para unos, y un gran peligro para otros, que el dolor es necesario, y que las dos caras de la moneda, son inútiles para aquel, que sólo quiere percibir una.

Comprendí, que no puedo yo sola, cambiar el mundo, pero sí motivar a otras personas en la tarea de transformarlo. La vida es un sendero ancho, estrecho, grande, minúsculo, rocoso, liso, espacioso o claustrofóbico, estéril o fértil, pero que en la mayoría de los casos, depende de nosotros.

Estas cosas las aprendí ayer, y sólo por que quise prestar atención al mundo que me rodeaba,  únicamente porque abrí los ojos, ya  que muchas veces, los mantengo totalmente cerrados y estoy casi siempre, en las nubes.

En veinte cuatro horas, se pueden aprender grandes cosas, sobre todo, cuando de pronto notamos el dolor, el fuego, el desamor, las tormentas o las luces apagadas.

Por eso ahora, no permito pasar ni un solo día más, dejando que el tiempo consuma mis momentos.
No he dejado de suplicar más días a mi buen Dios, ya que no he sabido utilizar las armas que Él  puso en mis manos, y ese arma, se llama amor.


Vivo ahora cada uno de mis momentos luchando con el arma del amor entre mis manos a diestro, sin siniestro, porque quizás, pueda ser, mi último momento.

Encarna Recio Blanco.


domingo, 28 de mayo de 2017

Hoy lloran los sauces del río...Madre.


Hoy lloran los sauces del río.

 Los naranjos y los limoneros.

Las campanas gimen y gimen

Con un tañer inquieto.

Hoy llora una canción sin estribillo.

Los besos aplazados…

Llora mi despedida a tumba abierta

Al ver tu cuerpo tan frío.

Hoy el monte se viste de luto.

Impacientes los cipreses se alertan

Llaman a duelo a las mariposas

Que aletean por el sendero.

Hoy llora mi corazón sin poder contenerlo,

Lágrimas de cera que arden,

En esta losa fría del cementerio.

Hoy te has ido y yo me encaro con la muerte

Aún sabiendo a ciencia cierta,

Que Dios te tiene abiertas de par en par,

Las puertas del Cielo.

Esta noche veré a una estrella más

Brillando en los Cielos.

Es ella…es ella que ha llegado

Con su enorme cargamento.

 

Encarna Recio Blanco.


 

 

viernes, 26 de mayo de 2017

La luna saldrá de su escondrijo...


La luna saldrá de su escondrijo para alumbrarnos de nuevo,

En el rincón de los sueños, iluminado por estrellas y luceros.

Dibujo tu silueta con mis dedos, en el paraninfo de mi locura.

En la espera impenitente, mi llanto amurallado te susurra.

Mi codicia no tiene remedio, el hambre se me abre

Cuando te veo,

Queriendo yantar con avidez, en  todos tus recovecos.

Fijo cual clavo  ya te tengo en mi lecho.

¡No te calles! Miénteme diciéndome te quiero.

No te vayas tras la niebla, que tengo el sol entre mis dedos.

No te evapores que quiero, beberte en el cenit de este Cielo.

 

Encarna Recio Blanco.




martes, 23 de mayo de 2017

Otra vez las campanas del mundo...


Otra vez las campanas del mundo tocando a duelo.

Otra vez la barbarie  nos asola, dejando a nuestros  

Seres queridos lacerados y muertos por los suelos.

Otra vez la triste  estampa de muchos niños,

 De muchos  jóvenes, que encontraron la muerte

 Por el simple hecho, de ir a un  concierto.

Otra vez el dolor,  hace añicos a tantas familias

 Que lloran sin comprender la crueldad de esos locos

Que por las calles deambulan  sueltos con el negro

Cargamento.

Otra vez el mundo clamando al Cielo

 Pidiendo a gritos que este salvajismo termine,

Y que la sangre de tantos inocentes no se derrame más

Por el cemento.

Ya no sirven las palabras al viento  de los gobiernos

Ni las coronas de flores, ni las velas ardiendo.

La autoría del atentado no lo conocemos,

Un atentado terrorista dicen, eso es lo que sabemos.

Otra vez las campanas del mundo tocando a duelo.

Y esas madres llorando a lágrima viva

Sin encontrar entre los escombros a sus hijos.

Ayer, hoy, y  mañana tal vez, volveremos a ver

  La sangre derramada de  muchos inocentes

Que no comprenden, porqué se abren cada día

Las puertas del infierno.

De nada nos sirven palabras  que se van al viento.

Si nos niegan la Paz  al mundo entero.

Hoy pienso con el dolor en mi corazón que la Paz

¡También está  herida de muerte!

 

Encarna Recio Blanco.