En
el rincón de los sueños, iluminado por estrellas y luceros.
Dibujo tu silueta con mis dedos, en el paraninfo de mi locura.
En
la espera impenitente, mi llanto amurallado te susurra.
Mi codicia no tiene remedio, el hambre se me abre
Cuando te veo,
Queriendo
yantar con avidez, en todos tus
recovecos.
Fijo cual clavo ya te tengo en mi lecho.
¡No
te calles! Miénteme diciéndome te quiero.
No te vayas tras la niebla, que tengo el sol entre mis dedos.
No
te evapores que quiero, beberte en el cenit de este Cielo.
Encarna
Recio Blanco.