Que soy atrevida y osada, alguien dijo tras de mí
Cuando sentada en un
banco, me veía escribir.
Me hice la sorda y seguía sentada en aquel jardín
Acompañada de un
vagabundo y de dos musas
Que rondaban por
allí.
Con la mejor de mis sonrisas le daba los buenos días
No contestó y seguía
mirándome, con ojos de lagartija.
Seguía escribiendo con el mendigo a mi lado
Sin importarme lo que
pensaba aquel bicho raro.
Yo no sé lo que pasó al verme con la lira entre mis manos
Que ella se acercó sigilosa sentándose a mi lado y
me dijo;
¿Que estas escribiendo? Con un mohín descarado
¿Es que no te
importa? ¿Lo que en el mundo está pasando?
Prendí mis ojos en ella cual un volcán encendido.
Y le dije;
¿Quieres que te recite? ¿El verso que he
terminado?
Habla de la Guerra y de la Paz. Del Amor y la Solidaridad
Y de las lenguas
malditas que solo saben criticar.
¡Aleluya!
De repente en sus ojos aparecieron dos lágrimas peregrinas
Que limpié con mi
pañuelo dándole un beso en sus mejillas.
Me pedía mil perdones, me quiso dar un abrazo
Y me dijo sonriendo ¿De
dónde te has escapado?
De un cielo le respondí, donde no existe el pecado
Por eso voy por el Mundo
escribiendo… y perdonando.
Encarna Recio Blanco.
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