Agazapada en el silencio
Aquella
tarde te llamaba a gritos,
Sentada
en la vieja estación
De
nuestros encuentros furtivos.
Las horas pasaban lentamente
Entre
aquella nebulosa peregrina,
Y
en mi cuerpo se imbuía
Como
afiladas espinas.
Trenes pasaban a gran velocidad
Sin
detenerse en aquella estación,
Chirriando
se perdían de mi vista
Entre
los hierros de la negra vía.
Pasaron muchos trenes esa tarde
Muchos,
de ninguno te vi bajar
Me
volví con mis silencios
Y
me propuse no esperarte más.
Encarna
Recio Blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario