miércoles, 23 de noviembre de 2016

Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos...


Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos.

Ibas del brazo de otra…pero a mí, no me importó.

 Tocaban a la novena de María Encarnación,

Y las beatas miraban el saludo de los dos.

A murmurar empezaron con sus lenguas afiladas

Diciendo que era un descaro la miraba que te echaba.

Que ya llevabas del brazo a tu esposa Salustiana

Y que aunque era muy fea, ¡La pobre!

Era una buena muchacha.

 Yo iba con minifalda, una blusa de lamé,

Y las pestañas postiza que me compré en  Marrakech.

 Relucía mi sonrisa más que los soles del Cielo,

Porque portaba mi alma más limpia que los luceros.

La culpa fue del destino que se encontraba en las ánimas,

Tan aburrido y hastiado como las negras beatas.

 Me hizo tilín tu mirada, me gustó tu porte fino,

Y pensé para mis adentros ¡Podría ser mi marido!

 Pero como eras de otra…no quise seguir hurgando.

Me planté mi dignidad y me fui de allí, pitando.

 Me subí a mi palomar donde no tengo palomo,

Pero que puedo escribir…lo que me salga del moño.

  

Encarna Recio Blanco.


 

martes, 22 de noviembre de 2016

El romance y la ilusión-Cartas de amor




El romance y la ilusión no habían formado parte de mi vida, hasta el día que lo conocí.
Mi vida, una sucesión de obligaciones y tristezas, apenas desde que tengo uso de memoria, un matrimonio infeliz y muchos años de sueños incumplidos, quería hacer mil cosas, pero se me frustraron todas.

Me casé cuando apenas empezaba a vivir la vida, pensando en que, aquellas mariposas que sentían los protagonistas, de las películas del cine del pueblo, pronto me llegarían, a mí creyendo, que el amor era cuestión de tiempo, ¡Pobre ilusa!! Nunca sentí ese amor, nunca, hasta que sus ojos y los míos se encontraron, en una playa aquel invierno tan frio.

Muchos años de privaciones y de sueños rotos me habían quemado por dentro, ya estaba convencida de que mi vida, no despertaba nada de aquello, de lo que todo el mundo hablaba, y allí estaba él, sentado en una terraza mirando al mar, con la tranquilidad que tiene  aquel, que ha vivido su vida como ha querido, con rastros en la cara de los años que pasan.

Entonces entendí las películas de amor, entendí lo que significaba escuchar canciones en tu cabeza, si, aunque suene cursi, supe lo que el amor es de repente.

 Viví en apenas dos semanas en aquella playa con él, lo que los años y la vida me habían negado, durante tanto tiempo, y descubrí lo que es el amor, cada palabra, cada gesto, cada silencio lo significaba todo, y a la vez, nada, apenas un minuto de distancia hacia parecer en mi, esa intranquilidad juvenil  que me habían descrito, pero que nunca… nunca, había sentido.

 Mi vida estaba llena con él, estaba llena de él…
De esas dos semanas, hace ya varios años y él, sigue conmigo.

Descubrí  el amor, y no lo quiero perder, vivo el amor que nunca conocí, vivo enamorada y no me importa, gritarlo a los cuatro vientos.




Encarna Recio Blanco





Escucha"CARTA DE AMOR-EL ROMANCE Y LA ISLUSION" en Spreaker.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Hoy, ha muerto nuestro amor…


Hoy, ha muerto nuestro amor…

Lo has asesinado.

Sin piedad me has condenado

A vivir el desengaño.

 Ambos deberíamos ir de luto

Pero tú, ya te has fugado

Como el bandido que huye

Después de un atraco.

Sola lo llevo a enterrar

A un Campo Santo.

Donde los cipreses callados

Hoy también están llorando.

 En este negro presidio

Hundo en mi pecho la lanza,

Sin notar el dolor en mi cuerpo

Porque tengo ya muerta, mi alma.

Sé que llorarás un día

Como estoy llorando yo

Y regaremos de sangre

Los recuerdos de este amor.

Vivirás encadenado

A la mujer que no quieres

Tu perdición es más fuerte…

¡Que tu ambición!

 

Encarna Recio Blanco.






domingo, 20 de noviembre de 2016

Siempre al acecho te busco...


Siempre al acecho te busco

Entre mis calles solitarias

Entre  los campos abiertos

Entre el tomillo y la jara.

 Entre la lluvia malvada

Entre senderos maltrechos

Siempre en tu búsqueda

Como un lobo hambriento.

Al acecho en aquella estación

Entre raíles calientes

Oyendo el silbido de los trenes

Pero que tú no apareces.

Te espero en la soledad de mi alcoba

Con la mente estrujada

Sin el aire para respirar

 Entre lágrimas heladas.

Un buen día te encontré

En aquel banco sentada

Cuando el otoño venia

Con sus luces apagadas.

Te abracé con devoción

Cual hija descarriada

Que vuelve al redil caliente

De una terrible batalla.

¡Al fin te encontré!

¡Querida  melancolía!


Encarna Recio Blanco.




Aroma de juncos entre tus cabellos...


Aroma de juncos entre tus cabellos

Hiedra verde crece sobre tu cuello.

 Violetas en tus labios carnosos y frescos

Mi cuerpo se enerva cuando me adentro.

 Entre tus brazos ardo, con tu sudor siento

En el vaivén que nos enciende el alma y el cuerpo.

 Emergen otra vez los tallos del deseo

Mientras las horas se desgranan

Entre los jadeos.

 Asidas las manos van por el camino

Del miedo

Ya se aproxima el adiós

¡Por el firmamento!

 

Encarna Recio Blanco.



sábado, 19 de noviembre de 2016

Vuelo a merced del viento-Mini-Relatos.


 Vuelo a merced del viento, de un lado para otro, me tambaleo como la  pavesa enferma de algún cigarrillo. Me enciendo con el rayo de una vil tormenta, la lluvia no me moja ni me despierta, la luna me hace un guiño de muy mala manera y me dice: “Tenias que haber tenido los pies más sujetos a la tierra.

Camino a merced de la niebla, pero nunca me pierdo por ella, porque ya estoy perdida de los pies, a la cabeza. Aparecieron de pronto entre las brumas negra, el amor y el desamor, nos saludamos fríamente  y al bajar la cabeza dijeron al unísono: puso el corazón en aquel que ya tenía dueña.

Grito a merced de mis pulmones que ya se resienten por la dura  batalla de la nicotina, de clamar a lo sordos, y a los que no tiene cabeza, de escribir y escribir versos en las aceras, de rezar y blasfemar, por aquellos que nunca lucharon para ganar  la medalla del amor en toda su grandeza.

Lloro, porque pido perdón todos los días y nadie me perdona, porque las lágrimas, quiero que borren de mi cara alguna huella, algún beso traicionero, el maquillaje sibilino que me pongo, cuando ando entre las fieras.

Bailo, todos los días con mi conciencia, juntas entonamos canciones con mis letras, de vez en cuando,  se asoman  las palomas,  las  estrellas, y  una gata miedosa  que me mira y remira, sin saber el motivo, se relame de gusto la lengua.

Sueño, cuando el cuerpo me abandona tras la dura faena,  con  cosas malas y con cosas buenas, a veces, antes de acostarme escojo un sueño para que otro dañino no me rompa la escena.

Sueño que soy una princesa, una reina, una ninfa del bosque, un hada buena, una madre con hijos, una esposa tierna… ¡O un amor muy grande para el que lo quiera!


Encarna Recio Blanco.