miércoles, 23 de noviembre de 2016

Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos...


Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos.

Ibas del brazo de otra…pero a mí, no me importó.

 Tocaban a la novena de María Encarnación,

Y las beatas miraban el saludo de los dos.

A murmurar empezaron con sus lenguas afiladas

Diciendo que era un descaro la miraba que te echaba.

Que ya llevabas del brazo a tu esposa Salustiana

Y que aunque era muy fea, ¡La pobre!

Era una buena muchacha.

 Yo iba con minifalda, una blusa de lamé,

Y las pestañas postiza que me compré en  Marrakech.

 Relucía mi sonrisa más que los soles del Cielo,

Porque portaba mi alma más limpia que los luceros.

La culpa fue del destino que se encontraba en las ánimas,

Tan aburrido y hastiado como las negras beatas.

 Me hizo tilín tu mirada, me gustó tu porte fino,

Y pensé para mis adentros ¡Podría ser mi marido!

 Pero como eras de otra…no quise seguir hurgando.

Me planté mi dignidad y me fui de allí, pitando.

 Me subí a mi palomar donde no tengo palomo,

Pero que puedo escribir…lo que me salga del moño.

  

Encarna Recio Blanco.


 

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