Siempre
al acecho te busco
Entre
mis calles solitarias
Entre
los campos abiertos
Entre
el tomillo y la jara.
Entre la lluvia malvada
Entre
senderos maltrechos
Siempre
en tu búsqueda
Como
un lobo hambriento.
Al acecho en aquella estación
Entre
raíles calientes
Oyendo
el silbido de los trenes
Pero
que tú no apareces.
Te espero en la soledad de mi alcoba
Con
la mente estrujada
Sin
el aire para respirar
Entre lágrimas heladas.
Un buen día te encontré
En
aquel banco sentada
Cuando
el otoño venia
Con
sus luces apagadas.
Te abracé con devoción
Cual
hija descarriada
Que
vuelve al redil caliente
De
una terrible batalla.
¡Al fin te encontré!
¡Querida melancolía!
Encarna Recio Blanco.