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lunes, 11 de octubre de 2021

No quiero cambiar



No quiero cambiar tu vida

 Ni tu tiempo, ni tu espacio

Ni la triste letanía de tus fracasos

No quiero ir a tu rumbo

Ni estar en tu brújula de estaño

Ni en esas horas perdidas donde te regodeas

Entre muñecas de trapo.

No quiero una noche de pasión

 Ni un anillo en mi dedo  reluciente

Ni unos besos a deshoras en cualquier farola

Ni oír tu risa falsa, cuando sé qué lloras

Sé que tienes celos del aire que respiro

 Y tú tan solo escoltado

Por los dolores que te prodiga el silencio

 Y la soledad que te habita

  No quiero verte con el antifaz

 De esa felicidad ficticia.

Ni con el diploma de perdedor

En la cruzada de tu vida

Si nunca entendiste mis silencios

No puedes comprender

Lo que te digo.

Los que pensaron fueron sabios

 Los que actuaron héroes

Y los que no hicieron nada

 Vagan sin ser ni sentir

En el fondo de sus almas.


Encarna Recio Blanco


martes, 3 de diciembre de 2019

Me tropecé contigo...


Me tropecé contigo en primavera,

Una tarde de sol, delgada y fina,

Y fuiste en mi espalda enredadera,

Y en mi cintura, lazo y serpentina.

Me diste la blandura de tu cera,

Y yo te di la sal de mi salina.

Y navegamos juntos, sin bandera,

Por el mar de la rosa y de la espina.

Y después, a morir, a ser dos ríos

Sin adelfas, oscuros y vacíos,

Para la boca torpe de la gente....

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,

Dos cinturas, dos bocas enlazadas

Y dos arcos de amor de un mismo puente.

R. de león

 

  Encarna Recio Blanco.



sábado, 18 de octubre de 2014

Estoy triste...Madre.



Estoy triste...

Muy triste esta noche, recordando a mi madre.

Mis lágrimas se desploman y no tienen consuelo de nadie.

Pido cuentas a Dios esta noche en un Padre Nuestro quejoso y sin aire,

En las horas dormidas de este amanecer que me tiene cual presa en la cárcel.

Ya no tengo su aroma ¡Dios mío! Ni su voz que me dice que calle,

Ni sus besos tan dulces de azúcar, ni su mirada suave que me calme.

No despiertan susurros maternos solo la ventisca de un otoño infiel

Que aquella madrugada segó su vida para arrasarme.

Solo el dolor me acompaña y la fría brisa de este amanecer

Me cala los huesos, me hiela la sangre y entumecida, no puedo levantarme.

Ni una estrella se asoma en los cielos. Ni un cencerro berrea en la calle.

Ni su tibio regazo acunándome con el brillo de sus ojos al besarme.

Estoy triste…muy triste esta noche y nadie viene a consolarme.

Ni el pobre mendigo que veo asentado en el banco cada noche,

Tras de  mis cristales.

Ni las campanas esta noche quieren dar las horas, permanecen  mudas

 Para que mis musas, no se asusten y me dejen… más sola.

El misterio de la muerte se asoma sin que nadie pueda descifrarle.

Sólo la desolación me acompaña en esta noche interminable.

 ¡Ni el saber que está en los Cielo  me calma! ¡Dios mío!

Ni que vino a por ella…La Santa Madre. Ni que allí ya no tenga dolores.

Ni que esté con mi padre.

¡Estoy triste…muy triste esta noche! ¡Madre!

Encarna Recio Blanco.