Los labios se unieron hasta
convertirse en uno
Y mis manos se perdieron por el universo de lo
oscuro.
Solo sé, que fui feliz y que quise comprobarlo.
Conocer todos tus puertos, adentrarme en tu regazo
Y comprender que no existen las quimeras sin
tus brazos.
Me perdí en tus gemidos, los lamentos no existían,
Y sentí por un momento, que la muerte
Distraída no quería esa noche romper, nuestra
magia.
Quiero soñar a tu lado por el resto de mis días
Y que Dios pueda perdonarme por sentir esta
gran melancolía.
De tus besos, de tus manos, de tu boca
que fue mía.
Aquellos grandes poetas a lo largo de su vida,
Se preguntaron mil veces a donde fueron los
besos,
A donde aquellas caricias, a donde las madrugadas
De amantes y de sonrisas.
Yo los vi, yo los vi aquella noche,
Aunque piensen que es mentira.
Los tuve entre mis dedos, y los tengo
todavía
Encarna Recio Blanco.
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