viernes, 18 de marzo de 2016

Los labios se unieron...


Los labios se unieron hasta convertirse en uno

 Y mis manos se perdieron por el universo de lo oscuro.

 Yo no vi tinieblas, ni demonios, ni pecados,

 Solo sé, que fui feliz y que quise comprobarlo.

Conocer todos tus puertos, adentrarme en tu regazo

 Y comprender que no existen las quimeras sin tus brazos.

Me  perdí en tus gemidos, los lamentos no existían,

 Y sentí por un momento, que la muerte

 Distraída no quería esa noche romper, nuestra magia.

Quiero soñar a tu lado por el resto de mis días

 Y que Dios pueda perdonarme por sentir esta gran melancolía.

De tus besos, de tus manos, de tu boca que fue mía.

Aquellos grandes poetas a lo largo de su vida,

 Se preguntaron mil veces a donde fueron los besos,

 A donde aquellas caricias, a donde las madrugadas

 De amantes y de sonrisas.

Yo los vi, yo los vi aquella noche,

Aunque piensen que es mentira.

Los tuve entre mis dedos, y los tengo todavía

 

Encarna Recio Blanco.



Tanto me acompañaba la soledad...



Tanto me acompañaba la soledad

Que empecé a cogerla mucho cariño.

A veces no me hablaba

Pero me acariciaba.

Cuanto yo estaba triste

Le contaba mis penas

Y en su regazo lloraba

Como una niña pequeña.

 Cuando estaba alegre me decía:

Me voy a dar una vuelta

Que no te soporto

Con tanta juerga.

Se despistaba uno o dos días

Y volvía la pobre con una cara

Que me decía:

¿Me dejas a tu lado para hacerte compañía?

 Y entonces, era ella la que hablaba

Era ella quien lloraba

Al contarme las triste historias

Que por el mundo encontraba.

 

Encarna Recio Blanco.




martes, 16 de febrero de 2016

Te haría el amor...


Te haría el amor ahora entre estas cuatro paredes.

Con mi alma con mi cuerpo, con mis manos con mi mente. 

Te besaría en los labios como el sol besa mi frente

Y mordería los  hilos que me atan y me hieren.

 Arrastraría el pecado de quererte a mi manera

Te  arañaría el costado y tú pecho que es de cera.

 Aferraría tu carne acariciando tu espalda

Y dejando que el silencio me envolviera en esta estancia.

 Tejería con mis manos los minutos traicioneros

Que amenazan con que llegue la hora en la que te espero.

 Quiero saciarme en tu cuello con mi lengua que es muy sabia

Para prenderme en tu fuego y arder entre tu brasas.

 Bordaría con mis manos la estampa de la locura

Que nos llena de ése halo de amor y de calenturas.

 Lamería con mis labios los tuyos que son de fuego

y haría una parada en la estación del deseo.

 Te haría el amor ahora o en cualquier hora del día…

Te estaría haciendo el amor cariño

Hasta que me quede un soplo de vida.

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 6 de enero de 2016

No me gusta ver que el monte se queme...

 

No me gusta ver que el monte se queme.

Ni  que en los hospitales las camas escaseen.

Ni que los hombres maten a sangría fría a su mujer

A su amante, a sus hijos, o a la madre que les dio la vida.

No me gusta que en las manos se porten fusiles.

Que las casas estén ateridas, ni que a los niños

 Les falte comida y abrazos, ni a los solos la compañía.

 No quiero que el amor se pague, ni que con la sangre

Se riegue la tierra, ni que aquel  que trabaje no coma

Ni  que al que llora, no se le consuele.

No quiero ver  cuerpos andantes sin vida en sus ojos.

Ni las opulencias de los egoístas, atesorando banales tesoros.

 No quiero ver odio en los corazones, ni indiferencias

Maltrechas, caminando con pasos amilanados, por las frías aceras.

No quiero oler la droga en los puertos, ni las cárceles

Llenas de penas, ni a los inocentes clamando

Por las justicias que los condena.

No quiero  ver por los aires que se ondulen banderas.

Ni que el mar se divida en porciones.

Ni que al barbecho le falte la siembra.

No quiero ver hemiciclos tan llenos de fieras

Legislando a diestro y siniestro, sin sangre en las venas.

No quiero ver manos tendidas, a las puertas de una iglesia.

Ni a rufianes con coronas en cabezas huecas.

No quiero ver el mundo cual polvorín, pendiente de una mecha

Que tarde o temprano, saltará, dejando en cenizas

La faz de esta tierra.

¡Que nadie ose cortarme las manos para que no escriba!

¡Ni ponerme una venda en mi boca, para que no grite!

 

Encarna  Recio Blanco.




Te quiero entre mi piel cuando arde.

 

Te quiero entre mi piel cuando arde.

Te quiero en mis caminos entre rocas.

Entre la espina de nuestro destino

y en la soledad de mi alcoba.

 Te quiero en mis otoños con más fuerzas.

En la distancia de nuestras primaveras.

En el despertar sin tu abrazo

Y en el filo de la espera.

Te quiero por siempre

Y para siempre…

Hasta que el último suspiro

Salga de mi boca.

 

Encarna Recio Blanco.




martes, 5 de enero de 2016

Queridos Reyes Magos: Este año solo quiero...


Queridos Reyes Magos:

 Este año solo quiero con mi carta, daros las gracias por los regalos del año pasado, voy tan liada, que no me dio tiempo ni de agradecerlo mi más sincero agradecimiento por ello.

 Fuisteis  muy generosos conmigo, llegasteis cargados a mi balcón  dejándome mucho más de lo que os  había pedido, y como vosotros sabéis, eran cosas que no eran tangibles ni  se pueden coger con las manos, pero que las atesoré con gran ahínco en mi corazón, para después  irlas repartiendo una a una a todos aquellos que las necesitaban más que yo.

 No he perdido la ilusión, ni  los sueños que anidan en mi corazón, ni las ganas de trabajar, ni la alegría de vivir, ni las ansias de saborear unos besos.

He vivido cada segundo de mi vida como si fuera el último, animando a la ilusión, faenando con mi impaciencia, soportando las ausencias, gateando por los tejados en busca de enmienda, quitando de las manos de los violentos, los fusiles, robándoles el rosario a las beatas de mi iglesia, encarándome en las filas del paro, con los mandatarios de tres al cuarto, que no tienen vergüenza.

  Cosiendo y bordando una nueva bandera, intentando tapar la boca a los que solo saben mentir, para llenar sus carteras, he llorado y he reído al ver la gratitud en los ojos de un errabundo compartiendo mi mesa.

Durante este año he seguido aquellos sabios consejos que os pedía y que vosotros tan generosamente, me escribisteis en aquel pergamino dorado.

 He tenido un poco más de paciencia de lo habitual, y mira que es difícil, en estos momentos en los que el mundo va a una velocidad de vértigo.

He seguido llenando folios con mis sentimientos, aunque solo sea el viento el que luego se encarga de expandir por el Cielo.

 Aquella Paz que os pedía también la he ido distribuyendo con mesura, pues estamos tan necesitados de ella, que se me ha quedado un poco corta al quererla repartir, la he estirado lo más posible, pero me ha faltado, si os sobra podéis dejarme un poquito más este año.

 Queridos Reyes Magos…Podéis dejarme el trozo de carbón que me he ganado, ya que no he podido dejar de fumar, y eso que lo he intentado varias veces, a ver si este año puedo conseguirlo.

Os quiere esta mujer-niña que aunque ya va siendo un poco mayor, nunca ha querido perder la ingenuidad de cuando era una niña.

 

Encarna Recio Blanco.