domingo, 30 de diciembre de 2007

A mi Ángel de la guardia


A mi Ángel de la Guardia he pedido prestada sus alas

Para volar hacia él un minuto en la distancia.

 Mi Ángel se echó a reír y me ha dicho que soy osada

Que  ya tienes  tu destino prendido de la otra rama.

Sólo quiero ver sus ojos negros como mis mañanas.

Sólo quiero ver su boca abierta a mi esperanza.

 Volver a sentirle cerca. En su calor envolverme.

Compartir su sementera y que fecunde mi tierra.

Si no tiemblas, me volveré. Si no siente, desistiré.

Si no vibra, sabré perder. Pero si tiemblas.

 Si siente…Si vibra, si me ama. Ya nunca devolveré

A mi ángel de la guardia las alas que le robé.


 Encarna Recio Blanco



jueves, 27 de diciembre de 2007

Un...Dos...Tres.




Un cigarrillo, dos, tres…

Nadie viene, nada pasa.

Ya me cuento seis

Y casi me ahogo.

Sopla que te sopla

Que no es el cigarro

El que ahora me ahoga.

 Es que… ¿Sabes qué?

Que me encuentro sola.

Solita otra vez.


Encarna Recio Blanco





viernes, 21 de diciembre de 2007

Llegaste cansada




Llegaste cansada, melancólica y fría.

Como la tormenta que cae sin llamar.

Llenaste de lodo las calles vacías

Envolviendo  todo con tu soledad.

 Clavaste las uñas, donde más dolía.

Fuiste despiadada y fuiste muy cruel.

Compasión te falta más que caridades.

Quien oye tu risa, ya no vuelve a ver.

Aquella mañana yo miraba al Cielo

Un Cielo desnudo y sin compasión

Lanzando preguntas a otro vil espacio

Ni  un eco responde a mi desazón.

Quien tapa tu manto no ve más el día.

Quien tienta tu calma no vuelve a surgir.

Porque eres huraña, tacaña y hastía.

Tú no tienes alma...te faltó vivir.

Muchos tienen miedo de tu fuerte azada

Que arranca de cuajo todo en derredor.

Y te importa poco el llanto y la rabia

Que cause tu mano, sin ningún pudor.

 Tú te lo llevaste sin pedir permiso.

A todos nos buscas antes o después.

No te importa el tiempo ni entiendes de halagos.

En tu agenda negra tu lista relees.

Pero que crueles fueron esas manos.

Para despedirnos, tiempo no nos dio.

Sabiendo que existes no te tengo miedo.

El día que vengas nos veremos tú, y yo.

Déjanos entrar en el Reino Eterno

Allí todos juntos a parar iremos

Donde nada existen ni clases ni edades

Los ricos los pobres...juntos y en unión.

Ten piedad del mundo y de sus desdichas.

No te lleves algo a tan temprana edad.

Contigo me encaro, ¡Muerte en esta tarde!

Por esta jugada...por este dolor.

 

Encarna Recio Blanco


 



miércoles, 19 de diciembre de 2007

Te vendo un poema





Te vendo un poema
 por una sonrisa.
Te callas...
Me miras y te vas a prisa.

Esta loca piensas...
y puede que no sea del todo,
 mentira.



Encarna Recio Blanco

No quiero ser una mas...




¡No quiero ser una más!

Que se mueve entre los hilos de ésta feria.

No quiero ser rifada cual mísera papeleta.

Ni comprada con dinero  por alguien..

Que no me llega.

No quiero que me posean payasos de una caseta.

Ni una muñeca de cartón en un escaparate

Con una etiqueta puesta.

Tanto tienes, tanto vales decía un necio en la puerta.

No señor…el valor de una persona

No está solo en las monedas.

¡No quiero ser una más! que se mueve entre los hilos

De esta feria.

Río cuando tengo ganas. Amo, cuando el amor me llena.

Canto sin miedo al ridículo porque ello me serena.

No soy poeta y escribo. Hablo con el alma puesta

En esas noches que estoy entre Ángeles y estrellas.

¡No quiero ser una más! Quiero ser, Encarna 

 Blanca por dentro y Recia por fuera.

Tal vez una incomprendida…

Pero que no se vende ni se compra entre los  hilos

De ésta feria.


Encarna Recio Blanco





lunes, 17 de diciembre de 2007

En las manos tengo...




En las manos tengo callos

De escribir lo que nadie lee.

Tengo un sentir que pesa más

Que todos los sentires de esta tierra.

Tengo en mis labios miles de besos

Que nadie va a recibir.

Tengo nanas dormidas sin poderlas cantar.

La mente derretida de tanto pensar

 Y las fuerzas ya me fallan de tanto pesar.

Tengo en mis ojos una venda que nadie osa quitar.

Y con este cargamento voy a cuestas

Sin que nadie detenga mi camino y diga:

 ¿Te puedo acompañar?

 

Encarna Recio Blanco