Si alguna madrugada veis pasar
A un corazón solitario y despistado,
Con sus venas abiertas y
sangrando…
No paséis de largo.
¡Abrazarlo!
Si una noche oscura os tropezáis
Con un
vagabundo con hambre y llorando
No paséis de largo...
¡Consolarlo!
A un viejecito sentado en un banco
Con su mirada perdida y su mente vacía
Por los años no
paséis de largo...
¡Acompañarlo!
A una madre buscando a su hijo.
A un emigrante desterrado.
A un enfermo sin familia no paséis de largo...
¡Ayudarlos!
A cualquier ser humano que necesite
Vuestra ayuda y
veáis pasar a vuestro lado
Abrazarlo…
Consolarlos, acompañarlos y auxiliarlos.
Porque
las manos que ayudan son más
Necesarias
y poderosas
Ante los ojos de Dios…
¡Que unos labios rezando!
Encarna
Recio Blanco