sábado, 11 de octubre de 2014

Tus manos…para Virginia Valle Sale.


Tus manos dibujaron en mi boca las sonrisas

Y el rictus de dolor entre las sombras huía.

 Blancas como dos palomas tus manos se afanaban

En la sutil tarea de regalarme luz donde oscuridad tenía.

Abeja laboriosa, ruiseñor al acecho

Con tu voz me calmaste mis temores y miedos.

 

El destino es travieso juguetea con nosotros

Sin fronteras nos abre ventanas y puertas.

¡Cómo darte las gracias Virginia!

Si me faltan las  letras para poder hilvanar

La gratitud que me llena.

Pues te diré que sigas abriéndote el corazón

Y que tus manos no cesen de calmar siempre…

¡El dolor!


 Encarna Recio Blanco.






miércoles, 8 de octubre de 2014

Un credo impío...



Un credo impío.

Un diputado se queja

Dos curas sin el rosario,

Y una monja, con su cruz a cuesta.

 Unas velas encendidas

Que a nadie alumbran.

Un vagabundo cantando

Sin un mendrugo.

 Un país que se disgrega.

Una tierra que se seca.

Unos mares con fronteras

Y unas guerras, que no cesan.

Unos robando a manos llenas

Sin antifaces ni metralletas

En hemiciclos que parecen

El circo de las pendencias.

 Por mar y por tierra  cuerpos

Que se escapan en  pateras

Huyendo de la esclavitud,

Del hambre y de la miseria.

 Todo el mundo calla y otorga.

Ya no escriben los poetas…

Sólo el poder y el dinero

Son los dueños de esta fiesta.

 ¡Qué pena Señor! ¡Que pena!

           

Encarna Recio Blanco.





lunes, 6 de octubre de 2014

Emigro hasta los bosques...



Emigro hasta los bosques

Escalo las montañas

Busco  trigo limpio

En tierras mojadas.

Sobre la escarcha duermo

Me cubre la mejorana

Y me  oculta de los forajidos

Que portan navajas.

Colmada de soles llega la mañana

Y el trino de mil golondrinas

Aletean gozosas

En mi verde cama.

Platico con el silencio

Espanto al dolor

 Me alío con la libertad

Y sigo buscando incansable...

¡El amor! ¡El amor!

  

Encarna Recio Blanco.




sábado, 20 de septiembre de 2014

Aquella tarde intenté ser jardinera...




Aquella tarde intenté ser jardinera

Trepando aquel árbol

Con calor y sin fuerzas.

Por más que lo intentaba

Aquella rama se debatía con mi torpeza

Diciéndome que cesara

En mi ardua tarea.

Pero como soy tenaz

Y pocas cosas las dejo en la trastienda

Más se afanaba mi empeño en talar

Aquella rama ya seca.

Tú pasabas por allí

Tal vez, por casualidad,

Y gentilmente me prestabas

Un poquito de tu fuerza.

 Un mucho de tu sonrisa traviesa

Cual una fuente que mana

Agua cristalina y fresca.

El sol alborotando los sentidos

Se burlaba jocoso

De unas almas…

Con las puertas abiertas.

…Y me quedé suspirando

Sin saber a ciencia cierta

Si era el fuego lo que me quemaba

O la desazón de que te fueras.

 Cada vez que veo aquel árbol

Lo acaricio…

Por si dejaste en su tronco grabado

Una canción, o un poema.

 Y los Cielos me reprenden

Y este sol que hoy no me quema

Me susurran al oído…

¡No seas necia!

Que el ya tiene de por vida

En su jardín...jardinera.

 

Encarna Recio Blanco.