Mostrando entradas con la etiqueta Abandonos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Abandonos. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de octubre de 2014

Estoy triste...Madre.



Estoy triste...

Muy triste esta noche, recordando a mi madre.

Mis lágrimas se desploman y no tienen consuelo de nadie.

Pido cuentas a Dios esta noche en un Padre Nuestro quejoso y sin aire,

En las horas dormidas de este amanecer que me tiene cual presa en la cárcel.

Ya no tengo su aroma ¡Dios mío! Ni su voz que me dice que calle,

Ni sus besos tan dulces de azúcar, ni su mirada suave que me calme.

No despiertan susurros maternos solo la ventisca de un otoño infiel

Que aquella madrugada segó su vida para arrasarme.

Solo el dolor me acompaña y la fría brisa de este amanecer

Me cala los huesos, me hiela la sangre y entumecida, no puedo levantarme.

Ni una estrella se asoma en los cielos. Ni un cencerro berrea en la calle.

Ni su tibio regazo acunándome con el brillo de sus ojos al besarme.

Estoy triste…muy triste esta noche y nadie viene a consolarme.

Ni el pobre mendigo que veo asentado en el banco cada noche,

Tras de  mis cristales.

Ni las campanas esta noche quieren dar las horas, permanecen  mudas

 Para que mis musas, no se asusten y me dejen… más sola.

El misterio de la muerte se asoma sin que nadie pueda descifrarle.

Sólo la desolación me acompaña en esta noche interminable.

 ¡Ni el saber que está en los Cielo  me calma! ¡Dios mío!

Ni que vino a por ella…La Santa Madre. Ni que allí ya no tenga dolores.

Ni que esté con mi padre.

¡Estoy triste…muy triste esta noche! ¡Madre!

Encarna Recio Blanco.


  


miércoles, 8 de octubre de 2014

Un credo impío...



Un credo impío.

Un diputado se queja

Dos curas sin el rosario,

Y una monja, con su cruz a cuesta.

 Unas velas encendidas

Que a nadie alumbran.

Un vagabundo cantando

Sin un mendrugo.

 Un país que se disgrega.

Una tierra que se seca.

Unos mares con fronteras

Y unas guerras, que no cesan.

Unos robando a manos llenas

Sin antifaces ni metralletas

En hemiciclos que parecen

El circo de las pendencias.

 Por mar y por tierra  cuerpos

Que se escapan en  pateras

Huyendo de la esclavitud,

Del hambre y de la miseria.

 Todo el mundo calla y otorga.

Ya no escriben los poetas…

Sólo el poder y el dinero

Son los dueños de esta fiesta.

 ¡Qué pena Señor! ¡Que pena!

           

Encarna Recio Blanco.