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jueves, 2 de mayo de 2019

Madre…Cuantas veces mi pluma sencilla...





Madre…

Cuantas veces mi pluma sencilla se calla con miedo,

Se queda sin tinta y el papel se rompe.

Nunca pude madre estando consciente hacerte un poema

Como te mereces.

Fui la oveja negra en redil caliente.

Fui la incomprendida, la que quizás no merece

Llevar tu apellido Blanco cual la nieve.

Fue tu primer beso, promesa, fue tu constancia mi guía,

Fueron aquellos cachetes luz, para mis negros días.

Fuiste poniendo pontones a mis desvaríos de niña

Para que fuera muy limpia, no sólo para ir a la escuela

Si no, para ir por la vida.

Un buen día de tu nido voló tu paloma herida

Y se puso sola  remontando sendas valles y colinas.

Lejos de ti comprendió porque tantas regañas

¡El “Ten cuidado! ¡No corras! ¡Y heme aquí con mil heridas!

Ahora me paro y medito, ahora que ya no soy niña,

Y me duele el corazón y me duele el alma mía,

Por no saber si llegué, a lo que soñaste un día.

Recordé tanto mi escuela, a mi maestra,

Y aquella farmacia fría donde yo, aun tan pequeña,

Ya escribía mis poesías.

Poesías que siempre hablaban de lo que desconocía,

De lo que me imaginaba, de lo que después vendría.

¡Al amor pobre de mí! A la vida y era tan niña,

Y esas cosa que hoy conozco antes, que distinta las creía.

Hoy con los años se tornan en realidades tan frías

Que te hielan las entrañas que te aterida tus días.

Por eso añoro las cosas madre de cuando era una niña.

Sé que el mundo me enseñó cosas que tus no sabías

Y que si las conocías…siempre tú las silenciaste

Para no tarar mis días.

Pero como es imposible ir de buenas por la vida,

Porque los golpes te hacen abrir los ojos aprisa.

Se endurecieron mis huesos, trabajé como tú hacías

Y esquivé las zarzas negras que a mi paso florecían.

Y aquí me tienes, ya hecha casi una mujer prendida

De este mundo más bien malo, con mi alma más bien limpia.

 Otra vez madre lo intento, pero ya ves, no es poesía,

Fueron suspiros al viento que recoge esta cuartilla.

Otra vez madre será, cuando mis musas dormidas

Despierten, prometo hacerte Madre…

La mejor de mis poesías.


Encarna Recio Blanco.




domingo, 19 de noviembre de 2017

Si consigo evitar que un corazón se rompa…


Si consigo evitar que  un corazón se rompa…

¡No habré vivido en vano!

Si consigo aliviar el dolor de una vida,

Calmar una pena, o tan solo,

Que vuelva el pájaro  desvalido a su nido.

¡No habré vivido en vano!

Quien hace algo para ayudar sincera

Y gratuitamente a los demás,

¡No ha vivido en vano.

Vive en vano solamente aquel,

 Que se encierra estéril en su egoísmo

Aquel que pasa distraído a la vera del que sufre.

Vive en vano aquel que sólo piensa en acaparar

Y nunca en compartir.

Nada de lo que hayas hecho a favor de los demás

Nada será inútil.

Al final de tu vida lo que  de verdad tendrá

 Importancia será, la ayuda que habrás

 Prestada a tus semejantes.

En el momento de la verdad,

Solamente los demás, constituirán

 Tu gran recompensa.

¡Porque amigos! Siempre es mejor dar…

¡Que recibir!

 

Encarna Recio Blanco.




sábado, 11 de octubre de 2014

Tus manos…para Virginia Valle Sale.


Tus manos dibujaron en mi boca las sonrisas

Y el rictus de dolor entre las sombras huía.

 Blancas como dos palomas tus manos se afanaban

En la sutil tarea de regalarme luz donde oscuridad tenía.

Abeja laboriosa, ruiseñor al acecho

Con tu voz me calmaste mis temores y miedos.

 

El destino es travieso juguetea con nosotros

Sin fronteras nos abre ventanas y puertas.

¡Cómo darte las gracias Virginia!

Si me faltan las  letras para poder hilvanar

La gratitud que me llena.

Pues te diré que sigas abriéndote el corazón

Y que tus manos no cesen de calmar siempre…

¡El dolor!


 Encarna Recio Blanco.