Ni lo que vi en tu
mirada
Si era fuego, o
escarcha.
Tenías un candado en el alma.
El corazón sin llamas en
aquella mansión
Sin puertas, ni
ventanas.
Fuiste la llave de mi puerta cerrada.
Témpano de hielo, en mi
hoguera que estallaba.
No diré a nadie que de ti me enamoré,
Porque ya tenías esposa,
en otro cuartel.
Nuestros mundos tan opuestos y tú, portando las arras
De aquel funesto festín sin
el pan, y sin el agua.
Se encargaron de avisarme las lenguas mundanas
Que eras un ladrón
fugado de otra jaula.
Lo fuiste todo en mi vida, el fuego y el hielo.
La tormenta y el
pedrisco, el cielo y el infierno.
A pesar que te quería más que a mi vida…
Hice mis maletas y volé
de tu vista.
Sé que conociste conmigo el amor,
Pero fuiste
muy cobarde…
¡En tan triste decisión!
Encarna Recio Blanco.