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sábado, 6 de octubre de 2018

A nadie diré que de ti...


A nadie diré que de ti me enamoré.

Ni lo que vi en tu mirada

Si era fuego, o escarcha.

Tenías  un candado en el alma.

El corazón sin llamas en aquella mansión

Sin puertas, ni ventanas.

Fuiste la llave de mi puerta cerrada.

Témpano de hielo, en mi hoguera que estallaba.

No diré a nadie que de ti me enamoré,

Porque ya tenías esposa, en otro cuartel.

Nuestros mundos tan opuestos y tú, portando las arras

De aquel funesto festín sin el pan, y sin el agua.

Se encargaron de avisarme las lenguas mundanas

Que eras un ladrón fugado de otra jaula.

Lo fuiste todo en mi vida, el fuego y el hielo.

La tormenta y el pedrisco, el cielo y el infierno.

A pesar que te quería más que a mi vida…

Hice mis maletas y volé de tu vista.

Sé que conociste conmigo el amor,

Pero  fuiste muy cobarde…

¡En tan triste decisión!


Encarna  Recio Blanco.





jueves, 11 de enero de 2018

Le suplico a Dios que me diga...


Le suplico a Dios que me diga

Porqué lloran las estrellas.

Porqué se ha parado el mundo

Entre la escarcha y la niebla.

 Le suplico que me diga

Porqué no veo salidas,

Para quedarme en tus brazos…

Toda la vida.

 Quiero saber y me impongo

Que me dé una explicación.

Merezco que ésta condena

La entienda mi corazón.

 A mi Dios quiero decirle

Que me descifre el mensaje

Y me dicte la sentencia

Que he de cumplir…

¡Por amarte!


 Encarna Recio Blanco

 

sábado, 10 de diciembre de 2016

Me prohibieron los Cielos amarte...


Me prohibieron los Cielos amarte,

El brillo de tus ojos  me negó,

Mi cuerpo entre tus abrazos

Y el fuego de tus labios.

 Caminé con el martirio

De verte entre la escarcha y la marea,

Cuando la luz del sol  desaparecía

Era la luna quien me acogía.

Murieron  entonces las gaviotas

De los mares de la tierra

Se secaron los ríos y las fuentes,

Y las nubes se tornaron amarillas.

A vivir me condenaron de rodillas

Mis sueños  despertaron a la ira,

Aún sabiendo el buen Dios, que mi vida,

De ti dependía.

El suicidio de mi calma fue rotundo,

En mi alma sembré melancolía,

Al ver que con grilletes te llevaban

Hacia un castillo de arenas movedizas.

No tiene culpa la sangre que derramo

Ni del fuego que  a los dos nos consumía

El difunto ya se nota en el ambiente

Con el tañer, de campanadas enmohecidas.

Me vetaron  tu mirada a media noche,

Del aroma que tu cuerpo desprendía,

Del silencio de las horas sin relojes

Cuando la madrugada nos sorprendía.

A  los surcos de mi vientre  le negaron

Tu semilla, en constantes desvelos

Mis noches, regaban de besos

La cama, donde te dormías.

Mi corazón  a latir ya resiste,

Le dieron vacaciones de por vida,

Que es lo mismo, que matarlo…

¡A sangre fría!


Encarna Recio Blanco.






martes, 7 de abril de 2015

Somos…dos rocas caídas de un cometa


Somos…

Dos rocas caídas de un cometa

Que se encontraron en la tierra.

Como dos espadas afiladas

Al acecho sin contienda.

Somos…

La escarcha y el fuego

Que se amalgaman.

Como la pena y la alegría

Mezcladas.

Somos…

Como dos diamantes

Pulidos  en un  cielo sin entrañas.

Dos gotas de aguas perdidas

En un océano inmenso…

Que se aman…

 

Encarna Recio Blanco.




lunes, 6 de octubre de 2014

Emigro hasta los bosques...



Emigro hasta los bosques

Escalo las montañas

Busco  trigo limpio

En tierras mojadas.

Sobre la escarcha duermo

Me cubre la mejorana

Y me  oculta de los forajidos

Que portan navajas.

Colmada de soles llega la mañana

Y el trino de mil golondrinas

Aletean gozosas

En mi verde cama.

Platico con el silencio

Espanto al dolor

 Me alío con la libertad

Y sigo buscando incansable...

¡El amor! ¡El amor!

  

Encarna Recio Blanco.




sábado, 15 de noviembre de 2008

Amor prohibido que llegas...



Amor prohibido que llegas

Cuando menos te esperaba,

Destrozando  mi Mundo

Entre el fuego y la escarcha.

¿Quién puede ya detener?

El volcán de los deseos

Que rugiendo nos despierta

De nuestro añorado sueño.

 Miradas que entre sonrisas

Esconden la tramontana,

De seres que no han amado

Ni se han besado con ansia.

Si pudiéramos tener

Un rincón en la montaña

Donde guardar con gran celo,

Lo que encierran muestras almas.

Si pudiéramos conseguir

La libertad tan soñada…

Pero este muro es muy fuerte

Y sin piedad, nos separa.

¡Qué fuerte Dios lo que sentimos!

¡Qué grande lo que vivimos!

Pero infringimos las leyes

Y nos llevan detenidos.

El Mundo dirá mil cosas

De los fugaces encuentros,

De las noches que perdidos

Anduvimos por el Cielo.

Pero callaran las lenguas

Cuando divisen el puerto,

Donde anclados conseguimos

Que navegara lo nuestro.

¡Quién se atreve a censurar!

¿Quién osa decir esas palabras?

Sin saber lo que se siente…

Cuando se está enamorada.

 Encarna Recio Blanco.