sábado, 21 de junio de 2008
Ten cuidado que puedes...
Ten
cuidado que puedes tropezar.
¿Una
vez más?
No que
está el camino llano.
Los ojos despejados
Y la
escopeta al hombro
Por si
acaso…
Encarna Recio Blanco.
Era la noche estrellada...
Era la noche estrellada, venía la primavera
Y el
azahar perfumaba el entorno y la verde huerta.
¡Muerte!
Yo me tropecé contigo y no quise saludarte
Venias
con la guadaña y un cajón para guardarme.
En mis sentidos estruendos que no puedo descifrar
El
miedo ya me podía, me costaba respirar.
Entre
chatarra y estruendo mi cuerpo se debatía
Queriendo
salir a flote de aquella angustia tan fría
Empecé a mirar mis manos con las que tanto escribía
Mis
pies no me soportaban y el cuerpo se me caía
Sentí
la guadaña negra que ya segaba mi vida
Pero dando
un giro me aparte de tu dantesca cogida.
A cenizas olía el campo a violetas ya marchitas
Mil
voces que daban gritos, mi cuerpo se resistía
Un
túnel allá en el fondo vi que de pronto se abría
Pero me quede muy quieta por si una ayuda venia.
En un segundo pasaron películas de mi vida
Todos
seres queridos que tan lejos les tenían
Las
cosas que ya había hecho quizás las mejoraría
Las que
tenía pendientes tal vez, no terminaría.
Me batía con tu fuerza ¡Muerte! pero más me resistía
Saqué
el león que dormía en mí y te espantó de mi vista.
Fueron
segundos tal vez, pero la eternidad que es amiga
Me
susurraba al oído que contigo no me iría.
Me incorporé como pude, mis pies ya me sostenían
Y en
mis ojos apagados, la luz de nuevo volvía.
Miré al
Cielo que estrellado ahora sí, me sonreía
Y le di
gracias a Dios porque por fin…te vencía.
Hoy me propongo el futuro de una manera distinta
De
saborear las cosas simples, buenas y sencillas.
Propósitos
a cumplir sin pereza y sin medida
Los que
merezcan la pena en esta efímera vida.
El amor que di y me dieron pequeño me parecía.
Los
besos que me quedaban nuevamente los daría.
Cuando
vengas otra vez… ¡Muerte!
Ya no
me resistiré, porque tendré los deberes
Impecables
en mi haber.
Encarna Recio Blanco.
El alma tengo aterida...
El alma tengo aterida
Mi corazón con dolor
Las manos llenas de
heridas
De escribir tanto al
amor.
Bulle la calle y estoy sola
Nadie me dice ni
adiós
Un perro que se ha
perdido
Me sigue sin
condición.
Las campanas de la iglesia
Tienen un sonido
extraño
Y las viejas con
mantillas
En el duelo van
llorando.
Ya las luces de neón
Empiezan a saludarme
Y por los Cielos la
brisa
Me dice que se hace
tarde.
Yo me río descarada
Y sigo en mí
deambular
¡Se me hizo tarde
parir!
Lo demás… ¿Qué
importa ya?
Encarna Recio Blanco.
viernes, 20 de junio de 2008
Este es mi parto
Este es mi parto...
El grano que siembro
Día tras día, en mi
tierra
Es mi gran cosecha
Y que hoy florece.
Mi hijo es el verso…
La rima que anhela
Salir a la luz…
!Sin tu sementera!
Encarna Recio Blanco
jueves, 19 de junio de 2008
Tu querías mil poemas
Tú
querías mil poemas y esperabas cada noche
A mis Ondas
pasajeras que te contara el secreto
Lo que
en mi alma tuviera.
Yo escribía mil cuartillas con anónimos mensajes
Por las
Ondas del espacio, por los cielos y los mares.
Para que
llegaran a tu jaula y a tu huerto tan
desierto
Y que
alegraran las noches de tus negros cementerios.
No había lunas ni estrellas que pudiéramos contar
Pero perdimos
mil noches y esas… ya no volverán.
Las
dejamos pasar creyendo que volverían
Y te
aferraste al dolor sabiendo que te perdías.
Esos años, esas noches, esas tardes y esos días
Esos
minutos cansados en los que siempre decías…
Que al
mirar por la ventana a mí nunca me veías.
Te escribí tantos poemas, cartas, versos fantasías
Canciones
que en el olvido quedarán sin melodías.
¿Por
qué quisiste escucharlas, recordando nuestra vida?
Ya cuando todo se acabe para ti o para mí
Pensaremos
en el tiempo que no pudimos vivir
Y
pediremos a Dios que nos deje por un rato
Vivir
unos años más… como si fuera un regalo.
Encarna Recio Blanco.