martes, 3 de octubre de 2017

Una pena muy grande...


Una pena muy grande me invade esta noche

 Que se mezcla, con una impotencia sin saber qué hacer

 Si meterme en la cama y taparme, o echar a correr.

Una desazón de esa que escuece, que te pincha el corazón,

 Como espinas que te muerden,

 A mi alrededor el caos pulula por calles y plazas

Mezclando la ira con banderas y espadas.

Caen en el cemento los cuerpos sangrando

Sin que nadie aquiete el vil espectáculo.

Con su hijo al hombre un hombre bramando

Entre  aquel tumulto de miedo y de espanto.

Me avergüenza oír lo que estoy oyendo.

Cierro mis ojos para que no vean lo que estoy viendo.

La tensión va creciendo en las calles y pueblos

Sin que nadie pueda parar este desconcierto.

La libertad no es tener amos que te acribillen

Ni banderas de muchos colores

Que terminan por los suelos, manchadas

De sangre, o en piras ardiendo.

 Mi partido y mi bandera es la Paz

 Y eso quiero que sea para mi Patria…

Y para todo el mundo entero.

 

Encarna Recio Blanco.



domingo, 24 de septiembre de 2017

Balbuceo-Reflexiones-

 


Balbuceo unas palabras prestadas,  en el ocaso de una noche de verano, cuando los rayos del sol van despareciendo, en la solitaria playa.

 Y entonces, los besos robados quedaron en la arena con tu nombre, y que de pronto, borró una ola furiosa.
 Mis huesos quedaron para ser el alimento de unas gaviotas enfermas, que veloces huyeron, de aquella playa, entonces, opté por dormir bajo el Cielo infinito de mi pena.

Unas sombras ahora, se movían sigilosas  por el camino  de mi melancolía, con el quebranto de las horas, tras el edificio de mi ruina.
La noche hace añicos a esta espera de siglos contenida, de desazones  y de requiebros en la  morada de mi constante agonía.

 Unos cantos lejanos con voces desafinadas, me hace despertar de mi apatía, y mirando el cortejo fúnebre, presiento que en aquella caja, van a enterrar  lo que yo mas quería.

Empezó mi memoria a  recordar entonces, la noche que  siendo una niña, me enganché de por vida a la pluma, sin saber que decir, ni como hilvanar mis poesías, con  faltas de ortografía y sin terminar el bachillerato.

Pero lo que bien recuerdo es, que todos los días, me escapaba por las rendijas de mi inconsciente osadía, por los pasillos del colegio, un colegio sin  columpios y  sin meriendas ni recreos, llena de barro y sin zapatillas, quería a tan temprana edad, dar un paseo  por el mundo, por la vida.

Me  fui huyendo de mí casa y de aquel entorno, que en aquellos tiempos, era tan hostil, como un tiroteo, tan negro, como el hambre en el  exilio, tan tétrico, como una cárcel llena de cerrojos, cuando veía aquellos hombres como sudaban, con hambre y con sed, en aquel frio barbecho.

Quería hacerme mayor y en la Universidad comprendí, que aquel paseo me costó sangre, sudor y lágrimas.

Sigo paseando por el mundo, sigo esperando de la vida, y sigo escribiendo poesías en la arena de esta playa solitaria, o en el ocaso de una noche como esta, de verano.

Encarna Recio Blanco



Apareció el otoño de repente...


Apareció el otoño de repente, casi sin hacer ruido.

 Las altas montañas ahora dormitan, esperando

La caricia de las nieves en las interminables

 Noches de hojarasca.

  Un silencio sepulcral las envuelve soportando

Las tempestades con mano dura.

Altivas permanece entre un viento helado

 Y bronco, cambiando sus colores,

 Le dan la bienvenida.

 ¿Donde emigraron las cigarras y los grillos?

¿Donde se fueron los rayos del sol que me abrasaban?

Donde se fueron las olas de aquella playa,

Que siempre me abrazaban.

 Aquí estoy…

Abandonada a lánguidos recuerdos.

Esperando, lo que siempre espero.

Temblando por si llegara algún día

El hombre que más quiero.

 Tiemblo al pensarlo retando al destino

Pero se malogra, se abre la herida,

Y en mi fuero interno sigo en esa espera

Aunque sé que el milagro nunca llega.

El otoño  me desnuda y resplandece.

El futuro se me vuelve escarcha.

Ya no sé si estoy viviendo un sueño,

O una verdad Recia y amarga.

 ¡Otoñeció de pronto!

  

Encarna Recio Blanco.



miércoles, 21 de junio de 2017

Todo lo que hice mal ...


Todo lo que hice mal dejó de importarme

Me esperaba el futuro para enmendarme.

Y en aquel  mar azul de nuestro océano,

Encontramos la paz cuando nos besamos.

Tenerte así  me basta aunque arda en los infiernos,

Prefiero morir contigo que  vivir fingiendo.

Te brindaré mis ramos de melancolía,

Mi boca morirá en tu boca y yaceremos sobre ambrosías

Mis versos serán para ti envueltos en canciones,

Que  llevarán tatuados  sólo  tu nombre.

Y puede que algún día al mirar el reloj recuerdes,

Que te sigo esperando noche tras noche, y día tras día.

 

 Encarna Recio Blanco.




martes, 20 de junio de 2017

El viento acuna la tarde...


 El viento acuna la tarde

 Que se despide cansina.

A lo lejos, a lo lejos, ninfas

Con cítaras  se apresuran

A despedirla.

Aparece la penumbra.

La noche se abre paso

 Entre viandantes ligeros

De equipajes.

Aleteo por el entorno

 Con un folio en blanco

 Intentando encontrar

Alguna musa despistada.

 

Encarna Recio Blanco.



Repicad campanas repicad...

  

Repicad campanas repicad

Para que enmudezca el dolor,

Y se mantenga en silencio,

 Todo  a mí alrededor.

 Que me cautive la noche

Si no encuentro tus abrazos.

Voy a empeñar a mi alma

A cualquier fiero sicario.

Quiero suicidar mis miedos

Por estos mustios derroteros,

Entre zarzales y espinas,

Con tu nombre de por lecho.

Que lloren por mí los Ángeles,

 Las campanas, ahora que toquen a duelo,

Que ha muerto mi corazón

Por un adiós traicionero.

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 14 de junio de 2017

Dónde se me habrá perdido...


¿Dónde se me habrá perdido?

Todo el día la estoy buscando,

La casa de vuelta y media y ella,

 Parece que se ha esfumado.

Siempre la prendo en mi cara

De la noche a la mañana,

Reluciendo más que el sol

 Y más limpia, que el agua clara.

¿La habré dejado en la cama?

 Anoche me asaltó una duda

Y mi corazón se imbuía

En otro corazón que me soñaba.

¿Por donde la habré perdido?

Sí siempre la llevo puesta

Como escudo, que me escude

De las podridas conciencias.

 ¡Anda, sal de tu agujero!

 Vuelve a iluminar mi cara

Que sin ti, parezco una sombra

Que vaga de casa, en casa.

 ¡Al fin la encontré!

Donde menos esperaba

Estaba dibujada en un poema

Que hice, para aquel hombre

Que desde lejos me llamaba.

¡Válgame Dios  de los Cielos!

 Mira que soy despistada,

 Perder sin ton, ni son…

La única sonrisa…

Que me quedaba en mi cara.

 

 Encarna Recio Blanco.