He querido atar
Del Cielo una
estrella
Tira que te
tira…
Pero se me
suelta.
¡He querido mucho!
Y siempre se suelta.
Esta cuerda
mía…
¿Porque se me
rompe?
¿Cuándo más
aprieta?
Encarna Recio Blanco
He querido atar
Del Cielo una
estrella
Tira que te
tira…
Pero se me
suelta.
¡He querido mucho!
Y siempre se suelta.
Esta cuerda
mía…
¿Porque se me
rompe?
¿Cuándo más
aprieta?
Encarna Recio Blanco
Cuantas
tardes paseamos
Por el
jardín del olvido
Por el
árbol de los sueños
Y por
el bosque prohibido.
Cuantas noches dibujamos
Con los
dedos las estrellas
Escribiendo
mil poesías
Sin que
la luna nos viera.
Cuantas veces estas manos
Tocaron
tu frío cuerpo
Estudiaron
tus lunares
En
tálamos de fuegos.
Cuando surcos sin querer
Hacer
daño a mi barbecho
Con
tempestades labradas
En
verano y en invierno
Siempre queda la esperanza
Dormida
bajo un lucero
Mientras
se mecen mentiras
En el
baúl de los sueños
Sé que no quedan salidas
Salvo
que olvide lo nuestro
Pero no
puedo olvidar
Algo
que llevo tan dentro
Me castigarán las llagas
De mi
corazón maltrecho
Saldará
el tiempo las deudas
Que nos
perdonó el momento.
Y seguiré caminando
A solas
con mis recuerdos
Y con el
tormento de amarte
Sin tú tener
El
valor de luchar por ello
Aunque sepas cuánto te quise…
Y cuánto te quiero.
Encarna Recio Blanco
Era la noche estrellada, venía la primavera
Y el
azahar perfumaba el entorno y la verde huerta.
¡Muerte!
Yo me tropecé contigo y no quise saludarte
Venias
con la guadaña y un cajón para guardarme.
En mis sentidos estruendos que no puedo descifrar
El
miedo ya me podía, me costaba respirar.
Entre
chatarra y estruendo mi cuerpo se debatía
Queriendo
salir a flote de aquella angustia tan fría
Empecé a mirar mis manos con las que tanto escribía
Mis
pies no me soportaban y el cuerpo se me caía
Sentí
la guadaña negra que ya segaba mi vida
Pero dando
un giro me aparte de tu dantesca cogida.
A cenizas olía el campo a violetas ya marchitas
Mil
voces que daban gritos, mi cuerpo se resistía
Un
túnel allá en el fondo vi que de pronto se abría
Pero me quede muy quieta por si una ayuda venia.
En un segundo pasaron películas de mi vida
Todos
seres queridos que tan lejos les tenían
Las
cosas que ya había hecho quizás las mejoraría
Las que
tenía pendientes tal vez, no terminaría.
Me batía con tu fuerza ¡Muerte! pero más me resistía
Saqué
el león que dormía en mí y te espantó de mi vista.
Fueron
segundos tal vez, pero la eternidad que es amiga
Me
susurraba al oído que contigo no me iría.
Me incorporé como pude, mis pies ya me sostenían
Y en
mis ojos apagados, la luz de nuevo volvía.
Miré al
Cielo que estrellado ahora sí, me sonreía
Y le di
gracias a Dios porque por fin…te vencía.
Hoy me propongo el futuro de una manera distinta
De
saborear las cosas simples, buenas y sencillas.
Propósitos
a cumplir sin pereza y sin medida
Los que
merezcan la pena en esta efímera vida.
El amor que di y me dieron pequeño me parecía.
Los
besos que me quedaban nuevamente los daría.
Cuando
vengas otra vez… ¡Muerte!
Ya no
me resistiré, porque tendré los deberes
Impecables
en mi haber.
Encarna Recio Blanco.
La noche augura
misterio.
La luna que antaño
fue clara
Hoy se desviste en
silencio.
Las estrellas ya no
brillan
Y los Ángeles cayeron.
¡Hoy llueven lágrimas del cielo!
No sé quién está sufriendo
Siento que se acaba
el mundo
Que se abren los infiernos.
Que la pasión es
locura
Y que la locura es
sueño.
¿Dónde estás en esta noche?
Que te busco y no te
encuentro
Que mis rincones
vacíos
Esperan tu aliento.
La noche augura tristezas
Ánimas que buscan
puertos
Caminantes que
cansados
No tienen refugio
cierto.
La noche augura pecados
Para los amantes tiernos
Para las ninfas del
bosque
Para los buenos
momentos.
Las llanuras de mi cuerpo
Cual rosas que se
desgranan
Piden cabalgar
contigo
De la noche a la
mañana.
Que con las tuyas me ciegue
Hasta que nos llegue
el alba
Que enloquezca mi
cuerpo
Y que se aloque mi alma.
Mi cuerpo pide locuras
La pasión se
desparrama
Y las ansias no
resisten
Este fuego que me
abrasa.
¡Lava, fuego, a gua, calma!
Cual una loba encelada
Cuando tu cuerpo y el
mío
Chocan en la fiel la
labranza.
Se abandona mi cuerpo en el tuyo
Que tierno también
estalla.
La noche nos hace un
guiño
Y una estrella nos canta
Una serenata.
Encarna Recio Blanco.
Era la
noche callada…
Ni el
viento soplaba entonces.
Ni las
estrellas del Cielo
Me
pronunciaron tu nombre.
Me
llamabas desde lejos
Con aquel
tenue susurro
Y mi alma
alborozada
Sintió de
pronto tu embrujo.
Noté como
me besabas.
Como
tomabas mi cuerpo,
Y en
aquel dulce letargo
Se
esfumaron mis tormentos.
Era la
noche callada…
Y el
viento venia contento.
Y las
estrellas del Cielo
Alumbraron
nuestro encuentro.
Locura
entre las locuras
Del alma
y del corazón…
De este
amor tan infinito
Que sólo
lo sabe…
Dios.
Encarna Recio Blanco.
¡No quiero ser una más!
Que se mueve entre los
hilos de ésta feria.
No quiero ser rifada cual
mísera papeleta.
Ni comprada con dinero por
alguien..
Que no me llega.
No quiero que me posean payasos
de una caseta.
Ni una muñeca de cartón en
un escaparate
Con una etiqueta puesta.
Tanto tienes, tanto
vales decía un necio en la puerta.
No señor…el valor de una
persona
No está solo en las
monedas.
¡No quiero ser una más! que
se mueve entre los hilos
De esta feria.
Río cuando tengo ganas. Amo,
cuando el amor me llena.
Canto sin miedo al
ridículo porque ello me serena.
No soy poeta y escribo. Hablo
con el alma puesta
En esas noches que estoy
entre Ángeles y estrellas.
¡No quiero ser una más! Quiero
ser, Encarna
Blanca por dentro y
Recia por fuera.
Tal vez una incomprendida…
Pero que no se vende ni
se compra entre los hilos
De ésta feria.
Encarna Recio Blanco