domingo, 27 de enero de 2008

Era la noche callada…




Era la noche callada…

Ni el viento soplaba entonces.

Ni las estrellas del Cielo

Me pronunciaron tu nombre.

 

Me llamabas desde lejos

Con aquel tenue susurro

Y mi alma alborozada

Sintió de pronto tu embrujo.

 

Noté como me besabas.

Como tomabas mi cuerpo,

Y en aquel dulce letargo

Se esfumaron mis tormentos.

 

Era la noche callada…

Y el viento venia contento.

Y las estrellas del Cielo

Alumbraron nuestro encuentro.

 

Locura entre las locuras

Del alma y del corazón…

De este amor tan infinito

Que sólo lo sabe…

 Dios.

 

 

Encarna Recio Blanco.




No hay comentarios:

Publicar un comentario