jueves, 12 de octubre de 2017

Caminaba muy deprisa ...


Caminaba muy deprisa por las sendas de la vida.

Quería llegar muy pronto a escalar las cimas.

Trepaba montes y valles, senderos con mil espinas,

Chozas donde descansaba a la vera de una hormiga.

Burdeles de carretera donde siempre aparecía,

Un rufián de no sé dónde, que cama quería.

Visité pueblos lejanos y a veces, me detenía,

Pues me ofrecían en la noche un poco de compañía.

Un colchón de paja pura, unas palabras benditas.

Un fogón con cuatro brasas que me revivían.

Proseguía mi caminar cuando el alba aparecía

Con mi macuto a la espalda siempre lleno de poesías.

En los palacios me escabullía por la puerta trasera.

Aquellas damas me miraban de muy mala manera.

Salía  a escondida para no ser vista

Mi atuendo desentonaba en aquella jauría.

¡Por fin llegué, hasta donde quería!

¡A un corazón que aunque herido!

¡Me quería!

 

Encarna Recio Blanco.




sábado, 7 de octubre de 2017

Trato de atrapar-Cartas de amor-


 Trato de atrapar el tiempo con las manos, pero se me escapa, se me escapa inexorablemente entre los dedos de estas manos, que han visto ya tantos y tantos otoños. Que han presenciado las desgracias propias y ajenas, las manos con las que escribo, las que anhelan un descanso, las manos que te abrazaban, en esas noches en las que aún, pudimos atrapar nuestro sueño.

Cada edad tiene un pecado, y cada pecado un motivo, nunca podré olvidar aquellos tiempos de vino y de rosas, de amaneceres en los que te besaba, apasionadamente, recitándote a la vez, mi último verso, esos momentos que aún, llevo tatuados en la piel, y que me han pasado factura con estricta puntualidad, y muchos otros, que no olvidaré mientras viva.

Me costó nuestra historia más, que lo recibí de ella. Mi juventud, mis amigos, la parte noble de un ser humano que tiene fe, y no se rinde. Me costó aprender el dolor y la condena de estar sin ti, el no tener descanso, ni piedad, ni olvido, ni deseos, y de pronto, un día dejé de reconocerme ante el espejo, aunque mi cuerpo, siguiera siendo el mismo.

¿Cómo puede cambiar tanto el viento en el horizonte? ¿Cómo dejamos de desear lo que tanto hemos querido? ¿Cómo se puede vivir y no temblar? ¿Cómo se puede temblar y dejar de moverse?

¿Cómo puedes haberte quedado con el hielo, teniendo el fuego a tu lado?

 No responde el eco a mis preguntas, ni  me traen mensajes las palomas, el amanecer se vistió de luto, el día  que te fuiste…Sin volver la cabeza.

Encarna Recio Blanco


martes, 3 de octubre de 2017

Una pena muy grande...


Una pena muy grande me invade esta noche

 Que se mezcla, con una impotencia sin saber qué hacer

 Si meterme en la cama y taparme, o echar a correr.

Una desazón de esa que escuece, que te pincha el corazón,

 Como espinas que te muerden,

 A mi alrededor el caos pulula por calles y plazas

Mezclando la ira con banderas y espadas.

Caen en el cemento los cuerpos sangrando

Sin que nadie aquiete el vil espectáculo.

Con su hijo al hombre un hombre bramando

Entre  aquel tumulto de miedo y de espanto.

Me avergüenza oír lo que estoy oyendo.

Cierro mis ojos para que no vean lo que estoy viendo.

La tensión va creciendo en las calles y pueblos

Sin que nadie pueda parar este desconcierto.

La libertad no es tener amos que te acribillen

Ni banderas de muchos colores

Que terminan por los suelos, manchadas

De sangre, o en piras ardiendo.

 Mi partido y mi bandera es la Paz

 Y eso quiero que sea para mi Patria…

Y para todo el mundo entero.

 

Encarna Recio Blanco.



domingo, 24 de septiembre de 2017

Balbuceo-Reflexiones-

 


Balbuceo unas palabras prestadas,  en el ocaso de una noche de verano, cuando los rayos del sol van despareciendo, en la solitaria playa.

 Y entonces, los besos robados quedaron en la arena con tu nombre, y que de pronto, borró una ola furiosa.
 Mis huesos quedaron para ser el alimento de unas gaviotas enfermas, que veloces huyeron, de aquella playa, entonces, opté por dormir bajo el Cielo infinito de mi pena.

Unas sombras ahora, se movían sigilosas  por el camino  de mi melancolía, con el quebranto de las horas, tras el edificio de mi ruina.
La noche hace añicos a esta espera de siglos contenida, de desazones  y de requiebros en la  morada de mi constante agonía.

 Unos cantos lejanos con voces desafinadas, me hace despertar de mi apatía, y mirando el cortejo fúnebre, presiento que en aquella caja, van a enterrar  lo que yo mas quería.

Empezó mi memoria a  recordar entonces, la noche que  siendo una niña, me enganché de por vida a la pluma, sin saber que decir, ni como hilvanar mis poesías, con  faltas de ortografía y sin terminar el bachillerato.

Pero lo que bien recuerdo es, que todos los días, me escapaba por las rendijas de mi inconsciente osadía, por los pasillos del colegio, un colegio sin  columpios y  sin meriendas ni recreos, llena de barro y sin zapatillas, quería a tan temprana edad, dar un paseo  por el mundo, por la vida.

Me  fui huyendo de mí casa y de aquel entorno, que en aquellos tiempos, era tan hostil, como un tiroteo, tan negro, como el hambre en el  exilio, tan tétrico, como una cárcel llena de cerrojos, cuando veía aquellos hombres como sudaban, con hambre y con sed, en aquel frio barbecho.

Quería hacerme mayor y en la Universidad comprendí, que aquel paseo me costó sangre, sudor y lágrimas.

Sigo paseando por el mundo, sigo esperando de la vida, y sigo escribiendo poesías en la arena de esta playa solitaria, o en el ocaso de una noche como esta, de verano.

Encarna Recio Blanco



Apareció el otoño de repente...


Apareció el otoño de repente, casi sin hacer ruido.

 Las altas montañas ahora dormitan, esperando

La caricia de las nieves en las interminables

 Noches de hojarasca.

  Un silencio sepulcral las envuelve soportando

Las tempestades con mano dura.

Altivas permanece entre un viento helado

 Y bronco, cambiando sus colores,

 Le dan la bienvenida.

 ¿Donde emigraron las cigarras y los grillos?

¿Donde se fueron los rayos del sol que me abrasaban?

Donde se fueron las olas de aquella playa,

Que siempre me abrazaban.

 Aquí estoy…

Abandonada a lánguidos recuerdos.

Esperando, lo que siempre espero.

Temblando por si llegara algún día

El hombre que más quiero.

 Tiemblo al pensarlo retando al destino

Pero se malogra, se abre la herida,

Y en mi fuero interno sigo en esa espera

Aunque sé que el milagro nunca llega.

El otoño  me desnuda y resplandece.

El futuro se me vuelve escarcha.

Ya no sé si estoy viviendo un sueño,

O una verdad Recia y amarga.

 ¡Otoñeció de pronto!

  

Encarna Recio Blanco.



miércoles, 21 de junio de 2017

Todo lo que hice mal ...


Todo lo que hice mal dejó de importarme

Me esperaba el futuro para enmendarme.

Y en aquel  mar azul de nuestro océano,

Encontramos la paz cuando nos besamos.

Tenerte así  me basta aunque arda en los infiernos,

Prefiero morir contigo que  vivir fingiendo.

Te brindaré mis ramos de melancolía,

Mi boca morirá en tu boca y yaceremos sobre ambrosías

Mis versos serán para ti envueltos en canciones,

Que  llevarán tatuados  sólo  tu nombre.

Y puede que algún día al mirar el reloj recuerdes,

Que te sigo esperando noche tras noche, y día tras día.

 

 Encarna Recio Blanco.




martes, 20 de junio de 2017

El viento acuna la tarde...


 El viento acuna la tarde

 Que se despide cansina.

A lo lejos, a lo lejos, ninfas

Con cítaras  se apresuran

A despedirla.

Aparece la penumbra.

La noche se abre paso

 Entre viandantes ligeros

De equipajes.

Aleteo por el entorno

 Con un folio en blanco

 Intentando encontrar

Alguna musa despistada.

 

Encarna Recio Blanco.