domingo, 19 de marzo de 2017

Ante mi universo de hambre...


Ante mi universo de hambre

Sólo quiero oír tu voz y que me abraces

Para que me  transportes a tu  infinito edén

Y así saciarme.

Distorsiona el silencio de la noche

Mis suspiros, que cuales fibras rotas,

 Quieren escaparse de mí

Para ir en tu búsqueda.

El fuego juega con mi espera

 Copiosamente.

Amilanada acaricio mi piel buscando

La sombra de tus huellas.

Para que habites en mí que soy refugio.

Tu manantial, tu fuente fresca.

El vino que emborracha tus sentidos

Y el maná sagrado que te sustenta.

Tú eres el propietario de mi campo.

El sembrador de mis sueños en mi tierra

Porque sabes deshacer con tus abrazos,

Mis penas y mis  tristezas.

 

Encarna Recio Blanco.






jueves, 16 de marzo de 2017

De mi libro “Atardeceres de Fuego"


Cual loba que  hambrienta te busco en mis sueños.

Al viento le grito que me traiga presto,

Todos tus besos.

Y odio las noches porque no te tengo.

La madrugada se ríe descarada

De mi gran tormento.

Y mi calentura no tiene remedio

Al ver que los Cielos me niegan tu aliento.

Al ver que el destino nos negó el encuentro,

En aquellas horas…en aquel momento.

A lomos de mi locura araño el silencio,

Porque no me trae todos tus te quieros.

Es tan infinito el amor que te tengo,

Que dono mi vida a Dios por estar contigo…

¡Sólo unos momentos!

 

Encarna Recio Blanco.







miércoles, 15 de marzo de 2017

Como un volcán dormido...


 Como un volcán dormido de mentira

Parezco al parecer tan descansada.

Un ocio agotador que así me enciende,

Brotan de mi costado las palabras.

Sudo tinta y tengo sed, sed tengo.

Mucha sed de manos enlazadas.

Por la punta del monte de mis senos

Por la punta del lápiz va la lava.

Va balada a tus pies, o bien protesta,

En una piedra al sol, arrodillada,

Y la pasión del hombre se me representa.

Veo celdas con rejas, hospitales sin camas.

Sabios con atómicas, analfabetos con ayuda

De cámara. Viudas con marido, casos sin casas.

Niños crueles, perras apedreadas.

La traición de un amigo, la destrucción  de un alma.

¡No puedo más! Me levanto y dicen:

-Ahí va la poeta, la loca, la que nunca hace nada.

G .Fuertes

 Encarna Recio Blanco.

 


domingo, 12 de marzo de 2017

Sólo la brisa...De mi libro “Atardeceres de Fuego”


 Sólo la brisa arropa mi cuerpo

Que te desea.

Cual flor reciente, quiero que te emborraches

 Al beber el jugo que te ofrezco.

La tormenta acecha y mientras tanto,

 Entre sus rayos ardemos sin sentir el trueno.

Limbos de margaritas en el lecho y tú…

 Bebiendo cual sediento caminante,

  El néctar de mis pechos.

Sumergen los calores

 Se escapan los suspiros y en la cruzada,

Dos cuerpos traspasados ahondan,

 En la batalla de labios y de huesos.

Flagelados de amor nos convertimos

 En estatuas de sal que dormían en el mar…

 ¡Ni el buen Dios nos pudo separar!

 

Encarna Recio Blanco.





sábado, 11 de marzo de 2017

Fue negro, muy negro...Reflexiones-


Fue negro, muy negro, aquel fatídico Once de Marzo,

Y aunque pasen muchos años, jamás podremos olvidarlo.

 Ciento de seres murieron, miles de heridos postrados,

Entre aquellos negros hierros, por los suelos mutilados.

La sinrazón, la barbarie, la rabia contenida

Se apoderaba de un mundo que no comprendía…

Y sin poder hacer nada para salvarles la vida.

 El horror clamaba en aquel entorno, lleno de  fuego

 Y de cenizas viendo aquellos inocentes inmolados que

 Agonizaban entre las negras vías.

 Recordarlos día tras día, año tras año, es un acto de respeto,

 De solidaridad, de exigencia moral,

Por eso, quiero hacer con mis letras un alegato a la decencia,

A la solidaridad, y a los derechos humanos.

 Valores que por desgraciadamente no tienen

 Los que siembran el terror, los que empuñan las armas,

Los que matan por matar sin pensar, que es Dios

El dueño de nuestras vidas.

 Mi oración y mi recuerdo en este día, por los que se fueron,

 Por sus familias, hijos, padres, hermanos,

Que también ellos, quedaron mutilados y muertos en vida.

 

Encarna Recio Blanco.





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viernes, 10 de marzo de 2017

En un valle angosto...


En un valle angosto de árboles secos

Viajé aquella noche desnuda en un sueño.

Estaba muy sola sin poder huir

Entre aquellos parajes que no tenían fin.

Las hojas de un árbol cayeron al suelo

Y me recordaron un triste suceso.

De piedras rocosas, de ríos dormidos,

De aguas muy negras, y de un inmenso frío.

 Cubrí como pude mi pobre esqueleto

Y fui tropezando por aquel sendero

No se oía nada, no mugían los becerros,

Sola en la negra noche entre rayos y truenos.

 La luna muy blanca se asomó un momento

Entre la tormenta, y entre el frío viento.

Clavada en el suelo seguía implorando al buen Dios,

Que me rescatara de aquel agujero.

 Mis huesos gastados, mis manos dormidas

Se paralizaban al no encontrar salida.

Ni en los mudos setos, ni en el monte inquieto

No escuchaba un eco de renacimiento.

   Aquel sueño seguía, no tenia fin

Las horas pasaban sin poder huir.

Existen momentos que son para siempre,

Y tristes fantasmas que vuelven a verte.

 Visitan tu alma, con duros recuerdos

Abriendo las heridas sin tercos ungüentos.

Y en aquel sueño eterno de la noche fría

Recordé tus brazos que me rescatarían.

 Aún sabiendo que todo había terminado

Temblaron mis manos, viviendo el pasado.

Hay cosas que pasan y sin más se olvidan,

Y hay hechos que marcan, toda nuestra vida.

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 8 de marzo de 2017

¡Adelante mujer! ¡Hacia adelante!


¡Adelante mujer! ¡Hacia adelante!

No te detengas por estos lares, que  el mundo sin ti no es nadie.

 Si en tu vientre no engendraras la vida,  que Dios te ampare.

En tu corazón cobijas los más dulces sentimientos

Que el hombre necesita, para su renacimiento.

 Caminas delante de tu sombra sin percatarte  de las horas.

Siempre dando y apenas recibiendo la recompensa meritoria

De  tus obras.

Con tu alegría mujer, riegas la paz de la tierra, extendiendo

 Tus brazos como la mejor de las ofrendas, al que esté desvalido

 En las contiendas.

Tus lágrimas a veces se te escapan sin poder detenerlas,

 Por la vertiente de los ríos hasta que el mar  las disuelva.

¡Pobre de aquellos que te maltraten!

 ¡Pobre de aquellos que no te valoren!

¡Pobre de aquellos  que no te adoren sabiendo,

Que eres carne de vida, de  sacrificio, y de entrega!

 ¡Adelante mujer!  Hacia adelante.

¡No te detengas!


Encarna Recio Blanco.





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