Fue negro, muy negro, aquel
fatídico Once de Marzo,
Y aunque pasen muchos
años, jamás podremos olvidarlo.
Ciento de seres murieron, miles de heridos postrados,
Entre aquellos negros
hierros, por los suelos mutilados.
La sinrazón, la barbarie,
la rabia contenida
Se apoderaba de un mundo
que no comprendía…
Y sin poder hacer nada para
salvarles la vida.
El horror clamaba en aquel entorno, lleno de fuego
Y de cenizas viendo aquellos inocentes
inmolados que
Agonizaban entre las negras vías.
Recordarlos día tras día, año tras año, es un acto de respeto,
De solidaridad, de exigencia moral,
Por eso, quiero hacer con
mis letras un alegato a la decencia,
A la solidaridad, y a
los derechos humanos.
Valores que por desgraciadamente no tienen
Los que siembran el terror, los que empuñan
las armas,
Los que matan por matar
sin pensar, que es Dios
El dueño de nuestras
vidas.
Mi oración y mi recuerdo en este día, por los que se fueron,
Por sus familias, hijos, padres, hermanos,
Que también ellos,
quedaron mutilados y muertos en vida.
Encarna
Recio Blanco.