Ante mi universo de hambre
Sólo quiero oír tu voz y que me abraces
Para que me transportes a tu infinito edén
Y así saciarme.
Distorsiona el silencio de la noche
Mis suspiros, que cuales fibras rotas,
Quieren escaparse de mí
Para ir en tu búsqueda.
El fuego juega con mi espera
Copiosamente.
Amilanada acaricio mi piel buscando
La sombra de tus huellas.
Para que habites en mí que soy refugio.
Tu manantial, tu fuente fresca.
El vino que emborracha tus sentidos
Y el maná sagrado que te sustenta.
Tú eres el propietario de mi campo.
El sembrador de mis sueños en mi tierra
Porque sabes deshacer con tus abrazos,
Mis penas y mis tristezas.
Encarna Recio Blanco.
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