¡Adelante mujer! ¡Hacia adelante!
No te detengas por estos lares, que el mundo sin ti no es nadie.
Si en tu vientre
no engendraras la vida, que Dios te ampare.
En tu corazón cobijas los más dulces sentimientos
Que el hombre
necesita, para su renacimiento.
Caminas delante de tu sombra sin percatarte de las horas.
Siempre dando y apenas
recibiendo la recompensa meritoria
De tus obras.
Con tu alegría mujer, riegas la paz de la tierra, extendiendo
Tus brazos como la
mejor de las ofrendas, al que esté desvalido
En las contiendas.
Tus lágrimas a veces se te escapan sin poder detenerlas,
Por la vertiente
de los ríos hasta que el mar las disuelva.
¡Pobre de aquellos que te maltraten!
¡Pobre de aquellos
que no te valoren!
¡Pobre de aquellos que no te adoren sabiendo,
Que eres carne de vida, de sacrificio, y de entrega!
¡Adelante mujer! Hacia adelante.
¡No te detengas!
Encarna Recio Blanco.
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