martes, 9 de junio de 2015

Voy a disfrutar del Sol...


Voy  a disfrutar del sol, a revolcarme en la arena

A compartir con las gaviotas las migas de mí merienda.

A nadar en solitario por el ancho mar

Para que mi mente descanse de tanto cavilar.

Voy a dormir por el día y a soñar por la noche…

A comerme la brisa, a beberme las flores.

 Sin relojes de por medio, sin campanas que repiquen.

Sin madrugadas y sin potingues.

Sin maquillajes profanos, sin vestidos relucientes.

Sin sonrisas fingidas lejos de la mala gente.

 A respirar aires limpios entre humildes pescadores

Que afanosos entre redes, tejen  fríos y sudores.

 Que mi cuerpo retoce entre las aguas del mar

Y que la sal me devuelva…el gusto de amar.

 

Encarna Recio Blanco.


 

domingo, 31 de mayo de 2015

Del lecho hicimos nuestro altar. De mi libro."Atardeceres de Fuego"



Del lecho hicimos nuestro altar

Y en la sublime ceremonia

Bebimos hasta  emborracharnos

Con el néctar más puro

De las rosas.

Los mares se desbordaron

Por nuestra piel

Que ardiente y sudorosa

Se mecían como el viento

 Sacude  las hojas.

El hambre la saciamos

Con el pan que la pasión dora

En el horno incandescente

 De la lujuria más sonora.

 En el horizonte de los quejidos

Nuestras  pieles se  sonrojan…

 Resbalándonos tras las sabanas

Caímos a la mullida alfombra.

 ¡Allí nos esperaban las dos copas!

 De tanto trepar por la empinada cuesta

Nuestros cuerpos se abandonan

Hacia el precipicio de la noche

Que nos abre de par en par…

 Las puertas de la aurora.

 Los fuegos se calmaron

Con  el laúd y la estrofa  en nuestras bocas

Y un trozo del Cielo apareció…

Para asistir a nuestra sublime ceremonia.

 

Encarna Recio Blanco.





domingo, 26 de abril de 2015

Hoy siento en el corazón remolinos...



Hoy siento en el corazón

Remolinos de tristezas

Al ver que la libertad

Se perdió entre unas rejas.

 Entre brumas borrascosas

Un enjambre de quimeras

Buscan un panal de miel

Para que endulcen sus primaveras.

Corazones solitarios

Se mueven sin que les vean

Tras una estrella que acecha

Detrás de unas cristaleras.

 Pasos dormidos deambulan

Por corredores sin aire

Con las sonrisas maltrechas

Sin el beso de una madre.

Los sueños están despiertos

No hay reloj que los aplaque

Las fronteras   están cerradas

Pero sin cadenas bullen las fuerzas.

 ¡Silencio! ¡Silencio!

 Que aquí se ha parado el tiempo

Y el alba rezagada no quiere llegar.

La lluvia Llora silenciosa

Sin que nadie…nadie la pueda consolar.

 El amor, la amistad, la generosidad

Son esos amigos….

Que te dan la mano en la adversidad

Que  te traen en espuertas la esperanza

Para poderlo sobrellevar.

 Mil rostros miran al Cielo

Que no quiere contestar

Y un funeral de palabras

Gritan… gritan ¡Libertad!

 

Encarna Recio Blanco.




martes, 7 de abril de 2015

Somos…dos rocas caídas de un cometa


Somos…

Dos rocas caídas de un cometa

Que se encontraron en la tierra.

Como dos espadas afiladas

Al acecho sin contienda.

Somos…

La escarcha y el fuego

Que se amalgaman.

Como la pena y la alegría

Mezcladas.

Somos…

Como dos diamantes

Pulidos  en un  cielo sin entrañas.

Dos gotas de aguas perdidas

En un océano inmenso…

Que se aman…

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 25 de marzo de 2015

Padre Nuestro que estás en los Cielos.


¡Padre Nuestro que estás en los Cielos!

¡Cómo te digo esta noche el dolor que siento!

 ¡Padre Nuestro! Que estás en la tierra

En el llanto, en el huerto, en el mar, en el puerto,

Entre el hielo y el viento.

 ¡Padre Nuestro! Que estás en el Cielo  y en la Tierra

Donde tienes tu gloria y tu infierno.

Entre montañas heladas han quedado sus cuerpos.

 ¡Padre Nuestro! que estás en la espina

En el beso, en la espiga, en el pecho, entre el hielo…

 Padre que habitas en cualquier sitio

Dios que penetras en cualquier hueco.

 Tú que quitas la angustia y el miedo…

Aunque  no entendamos a veces tus misterios.

 Entre montañas heladas han quedado sus cuerpos

Sin el abrazo amoroso, sin el último beso.

 Santificado sea Tu nombre en todos los confines del universo.

Nuestras alas se rompen a veces aunque sean de acero.

 Venga a nosotros Tú Reino después de dolores tan inmensos.

Cuando la sangre riega las montañas con el horror y el miedo.

 ¡Padre Nuestro! Si es Tu voluntad la acataremos

Pero calma el dolor de esos padres y de tantas familias

Que hoy están sufriendo ¡Padre Nuestro!


Encarna Recio Blanco.