Vas galopando jinete a lomos de tu caballo
Y con las bridas le incitas, para que aligere el paso.
Vas galopando jinete, con tu juventud a cuesta.
Con las muchas ilusiones que
pendientes se te quedan.
No quieres mirar atrás para ver tristeza y llanto de aquellos
Que hoy te lloraron sin que les
dieras, tu último abrazo.
Era la tarde lluviosa. El Cielo, ya lloraba entonces
Presagiando que tu barco se encallaba
Como el pez, que nunca ve el dedal que lo atrapa.
Sin percatarte del peligro te zambulliste
entre aquellas aguas,
Para que otra vez… El Señor te bautizara.
Para que cuando llegaras ante el Dios de los Cielos
Te viera muy limpio… El cuerpo y el
alma.
Traspasas nubes azules. Mares que te están mimando.
Campos de un Lugar tranquilo, donde se
te quiso tanto.
Temprano levantó la muerte el vuelo una tarde oscura y helada…
Donde ya los villancicos por el mundo se asomaban.
Mientras que el recuerdo
persista... Francisco
Nadie muere del todo porque siempre…
¡Te recordaremos!
Encarna
Recio Blanco.