Agranda la puerta Padre
Porque no puedo pasar.
La hiciste para los
niños,
Yo he crecido a mi
pesar.
Si no me agrandas la
puerta,
Achícame por piedad.
Vuélveme a la edad
aquella
En
que vivir es soñar.
Unamuno.
Encarna Recio Blanco.
Agranda la puerta Padre
Porque no puedo pasar.
La hiciste para los
niños,
Yo he crecido a mi
pesar.
Si no me agrandas la
puerta,
Achícame por piedad.
Vuélveme a la edad
aquella
En
que vivir es soñar.
Unamuno.
Encarna Recio Blanco.
¡Padre Nuestro!
Que estás en los Cielos en las flores,
En el canto del jilguero y en los corazones abiertos.
Que estás en el perdón, en la caridad, en el amor, en la oración,
En la humildad, en los rencores y en los que están hambrientos.
En el que me hiere, en la paciencia, en el gesto,
Y en el que está en constante tormento.
Miedo de aquellos tiranos...
Sin pan, sin trabajo, que son inocentes y los tienen
Presos.
Santificado sea Tu nombre Misericordioso. Glorificado
Por todo lo que es bueno, Justo y honesto,
Iluminándonos siempre, los negros senderos.
Y de sosiego,cuando la tempestad se adentra
En nuestros puertos.
De los humildes de los niños desamparados
Y de los ancianos
solos.
¡Este mundo a veces Dios mío es tan frío, como el hielo!
Hágase Tu voluntad en la Tierra y en el Cielo.
Danos la calma, el sosiego, las fuerzas para sobrellevar
En nuestra vida los dolores que padecemos.
Danos las fuerzas, la paciencia, el coraje y el amor,
Para sobrellevarlos.
¡Y no olvides Padre mío! que todas las noches…
Yo lloro contigo.
Encarna
Recio Blanco
¡Padre Nuestro
que estás en los Cielos!
¡Cómo
te digo esta noche el dolor que siento!
¡Padre Nuestro! Que estás en la tierra
En el llanto,
en el huerto, en el mar, en el puerto,
Entre
el hielo y el viento.
¡Padre Nuestro! Que estás en el Cielo y en la Tierra
Donde
tienes tu gloria y tu infierno.
Entre
montañas heladas han quedado sus cuerpos.
¡Padre Nuestro! que estás en la espina
En el
beso, en la espiga, en el pecho, entre el hielo…
Padre que habitas en cualquier sitio
Dios
que penetras en cualquier hueco.
Tú que quitas la angustia y el miedo…
Aunque no entendamos a veces tus misterios.
Entre montañas heladas han quedado sus cuerpos
Sin el
abrazo amoroso, sin el último beso.
Santificado sea Tu nombre en todos los confines del universo.
Nuestras
alas se rompen a veces aunque sean de acero.
Venga a nosotros Tú Reino después de dolores tan inmensos.
Cuando
la sangre riega las montañas con el horror y el miedo.
¡Padre Nuestro! Si es Tu voluntad la acataremos
Pero
calma el dolor de esos padres y de tantas familias
Que hoy están sufriendo ¡Padre Nuestro!
Encarna Recio Blanco.