lunes, 7 de abril de 2008

Queridos transeúntes:


Queridos transeúntes que me leéis cada día:

 Amigos todos que a veces, guardáis los mensajes como suaves bálsamos de un ungüento sanador.

Amigos con un latir que no transmite y de una voz quebrada por el tiempo hostil que a nadie esquiva y que a todos daña.

 A veces nos enseñan grandes teorías que nada tienen que ver con la realidad.

En ocasiones, nos dañan con prácticas crueles que son el mejor examen que nos puede poner la vida.

 De todo experimenta el hombre, y de cada experiencia se retorna con menos pureza, pero con mucho mas saber.

 De los que me lean ahora, algunos habrán pasado ya, el umbral de los cuarenta, otros rondaran la frontera de los veinte o treinta,  y otros como yo, que  habrán pasado ambas fases, y se encuentren en ese tiempo que no cuenta.

Pero a cualquier edad se pueden vivir historias maravillosas.

 Cada día en este rincón, quisiera renovar los espíritus, esos espíritus alicaídos, los recuerdos, las soledades, las emociones, las  alegrías y las penas.

Compartimos un tiempo que a mí, siempre se me queda corto.

 ¿Bailamos pues, esta noche? Un beso.

 

 Encarna Recio Blanco.






miércoles, 26 de marzo de 2008

Hoy tus ojos...


Hoy tus ojos se pasean

Por mi corazón abierto

Por mis suspiros que siempre

Te dejo entre mis versos.

Los dejo bien cosidos

Con lágrimas con lamentos

Con las risas bien abiertas

Y con muchos fugaces besos.

Hoy, amigo que te adentras

Por mis surcos bien abiertos

Y te pregunto si he llegado

A recordarte algún sueño.

A sacarte alguna espina

El dolor de un desamor

O tal vez a resucitarte

El amor que se escapó.

 Dímelo no te sonrojes,

Tal vez nunca nos veamos,

Pero si te hice feliz

 Mil gracias a Dios, hermano.

 

Encarna Recio Blanco.




lunes, 24 de marzo de 2008

Se te olvidó quererme



A ti, que se te olvidó quererme

En una declaración de intenciones.

De pasiones encontradas.

De hielos entre las sabanas

Que juntos fuimos tejiendo

Noche tras noche.

A ti, que se te olvidó mi nombre

Entre el frío de tu cuerpo.

Entre la sal de tus manos

Y entre el reflejo del Cielo.

Se te olvidó que existía

Te quedaste en un recuerdo.

Construiste con tus manos

Este dolor tan inmenso.

Ya no grito, ya no lloro.

Ya no te busco en mis sueños.

Enterrados bajo tierra

Se encuentran mis sentimientos.

Soy estéril siendo madre

Y vacía en el silencio.

Busco razones que expliquen

Cómo he perdido este tiempo.

No es rencor, ni es el odio

Ni tan siquiera es el miedo

Es un dolor tan vacío

Que me duele hasta en los huesos.

Es la primera vez de todas

Que no suplico un te quiero.

Hoy está llorando Dios…

Hoy está llorando el Cielo.

 

Encarna Recio Blanco.









martes, 12 de febrero de 2008

La gente al pasar


 La gente al pasar me mira

¿Que estará escribiendo?

 Sentada no descanso, escribo.

De rodillas rezo y escribo.

De pie, en pie de guerra escribo.

Y la gente…mira que te mira.

Yo no veo a nadie y sigo en mi faena

De echar de mi mente lo que me envenena.

Pasa un mendigo y al lado se sienta

Le doy un poema y se lo merienda.

Y pasa el lotero, me mira riendo

Del desaguisado que yo estoy haciendo.

 Un guardia me dice que no puedo estar

Sentada en el banco sin talones dar.

El cura me dice que me vaya a misa

Porque se perdonan las falsas sonrisas.

 No escucho a nadie y sigo escribiendo

Cuando pasa  un niño con un padre nuevo.

Se me  acerca un viejo ¿Que estás escribiendo?

Yo no le contesto y le doy mil besos.

 La luna aparece con pañuelo nuevo

Me dice que suba, que pare,

Que me estoy muriendo.

Encarna Recio Blanco










sábado, 9 de febrero de 2008

Apresúrate Maria. " Atardeceres de Fuego"

 
La plaza de un pueblo cualquiera…
En frente, la iglesia....Tocan al rosario.
Ellas van…Critican…y Rezan.




Apresúrate... Maria que ya tocan AL rosario.

Hoy lo reza el padre Antonio y ayer estaba tan guapo.

 No te olvides, María Antonia de meter a los canarios:

Si repite el temporal, al volver, estarán ahogados.

Con sus decentes toquillas, las cuatro van al rosario.

Sus cabezas protegidas con tul de encajes bordados.

 Al entrar en la parroquia, se santiguan con recato,

Fingen gran recogimiento, pero miran con descaro.

Al salir, en la explanada, se quedan cuchicheando.

Vamos a casa de Aurora es pronto para acostarnos.

Detrás  de aquél ventanal las cuatro fiscalizando.

¡Mira, mira! ¡Qué descaro! ¿Pues no que se van besando?

¡Dónde vamos a llegar!!! ¡Ay! ¡Qué sobo la está dando!

¡Mira por donde la toca! ¡Cállate y mira Rosario!

Ahora pasa la fulana. Vaya un lujo que ha sacado;

Porque tiene veinte años presume demasiado.

Pues nosotras fuimos honradas. Siempre todo lo guardamos.

¿A mí besarme? ¡Jesús! Perdóname por pensarlo.

 Honradas hasta la muerte, dicen a coro las cuatro.

Al menos que quede alguien…esas no tienen recato.

 Vámonos a descansar que la noche va llegando…

Y si nos ven salir tarde... Pueden muy bien criticarnos.

 Cuando a solas en sus cuartos ven sus cuerpos destrozados

Desentumecen y sacan las ansias que están guardando.

 ¡Para qué Señor  pusiste estos pechos que están flácidos!

 ¡Para qué!  Si nadie quiso tocarlos.

 Nuestros ojos ya sin brillo, caras  y cuellos surcados.

Bocas seca  y sin brío y estas piernas que son palos.

 Las cuatro, azotan su honra con deseos  inhumanos.

Sueñan miles de caricias… Que a ellas nunca les llegaron.


Encarna Recio Blanco.


El dosel de la cama saltó…



El dosel de la cama saltó…

Y la bata negra de encaje,

Rodó por la alfombra.

El macho y la hembra

Engendraron unas horas

De hastío

Que valían…

Sólo unas monedas.

 

Encarna Recio Blanco