Queridos transeúntes que me leéis cada día:
Amigos todos que a veces, guardáis los mensajes como suaves bálsamos de un ungüento sanador.
Amigos con un latir que no transmite y
de una voz quebrada por el tiempo hostil que a nadie esquiva y que a todos daña.
A veces nos enseñan grandes teorías que nada tienen que ver con la realidad.
En ocasiones, nos dañan con prácticas
crueles que son el mejor examen que nos puede poner la vida.
De todo experimenta el hombre, y de cada experiencia se retorna con menos pureza, pero con mucho mas saber.
De los que me lean ahora, algunos habrán pasado ya, el umbral de los cuarenta, otros rondaran la frontera de los veinte o treinta, y otros como yo, que habrán pasado ambas fases, y se encuentren en ese tiempo que no cuenta.
Pero a cualquier edad se pueden
vivir historias maravillosas.
Cada día en este rincón, quisiera renovar los espíritus, esos espíritus alicaídos, los recuerdos, las soledades, las emociones, las alegrías y las penas.
Compartimos un tiempo que a mí,
siempre se me queda corto.
¿Bailamos pues, esta noche? Un beso.
Encarna Recio Blanco.
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