Buenos
días.
Deme
una pastilla.
¿Para qué dolor la quiere?
¡Me duele mucho las injusticia!
Perdone
Pero
esa “Paz-tilla"
No se vende aún en las boticas.
Encarna Recio Blanco.
Buenos
días.
Deme
una pastilla.
¿Para qué dolor la quiere?
¡Me duele mucho las injusticia!
Perdone
Pero
esa “Paz-tilla"
No se vende aún en las boticas.
Encarna Recio Blanco.
Tal
vez en otro planeta
Bajo otra constelación
Sobre la lluvia mojada
O cualquier viejo rincón.
En los saldos que nos quedan
En las deudas por pagar
En las ramas de un olivo
O en un Cielo sin la mar.
En una nube dorada
viendo una estrella fugaz
En una selva sin leones
O en un barco sin capitán.
! Puede que en ese mundo loco
Nos volvamos a encontrar!
Gritar quiero en esta noche
Lo mucho que te deseo
Dios me podría escuchar
¡Me
callo mejor y te espero!
Encarna Recio Blanco.
He
visto a Dios esta tarde
Sentado
en aquella plaza
Tenía
los ojos muy tristes
Y una
barba muy poblada.
Mucha gente caminaba
Con sus
problemas o asuntos
Y nadie
se percataba
De
aquellos ojos del cielo.
Con timidez me acerqué
Y le
dije sonriente
Si
necesitaba algo
O si
podía socorrerle.
Sus ojos fijos en mí
Me
hablaron sin decir palabra
Y sentí
toda la dicha
Acumulada
en mi alma.
Aquellos ojos me dijeron
Porque
había tanta oscuridad
Si el
sol brilla cada día
En los
Cielos y en la mar.
Que nos dio la buena tierra
Para
poderla sembrar
Y
recolectar el trigo
Para ganarnos
el pan
Que nos dio los sentimientos
Para
poder faenar
Con el
que estuviera triste
Poderlo
consolar.
Indiferente pasaba
Mucha
gente alrededor
Y nadie
se daba cuenta
De con
quien estaba yo.
Sólo quedó el vagabundo
Con su
vaso de cerveza
Y mis besos
y sonrisas
Que
dejé sobre la mesa.
Encarna Recio Blanco.
Sin más
que fijemos nuestra vista un rato
Entre
los rincones hallaremos algo
Sin más
que miremos con algo de asombro
Veremos
paisajes y viejos tesoros.
Puede que para usted sea el mejor día
Pero
estoy segura que le llena la melancolía
Mientras
en el mundo hay alguien naciendo
En
otros lugares hay gentes muriendo.
Mientras
en las calles lloran los mendigos
Se
besan con ansias amantes dormidos.
En las
madrugadas de ancianas en vela
Hay
niños soñando con barcos de vela.
Todo es
prescindible y se reutiliza
Excepto
nosotros que somos de tiza.
Si algo
se rompe tenemos recambio
Y se
nos olvida la labor de antaño.
Que
vaga memoria la del ser humano
Se
olvida de aquello que no empleamos
Hasta
el sentimiento pronto lo perdemos
Y
cuando ya es tarde lo reconocemos.
Parece
la vida un fusil callado
Que
siempre está quieto pero preparado
El
mundo gira y gira en nuestro costado
Por eso
esta noche si no les importa
Les mando
una flor y mejor callo
Les
mando un poema y me callo
Encarna
Recio Blanco.
No fui Reina de tu casa
Ni rama de tu cerezo
Pero me dejé la vida
Queriéndote más que
ellos.
Besaba tu frente triste
Sabiendo que perdería
Nada me importó la
gente
Ni la falsa
hipocresía.
Escondí bien mi secreto
Y no se lo dije a
nadie
Simulé que era muy
fría
Y a veces hasta
distante.
De vez en cuando una risa
Se escapaba de mi
boca
Y la escondía
corriendo
Por la playa
silenciosa.
Lo que jamás se ha vendido
Tú lo quisiste
comprar
Pero con dinero hay
cosas
Difíciles de
alcanzar.
Así es que puedes marcharte
Y cuando busques
perdón
No te molestes cariño
En subir a mi balcón.
Tú te marchaste con otra
Y yo te estaba
esperando...
Que duro fue tu
despecho
Que me dejaste
llorando.
Un día buscarás abrazos
Y no tendrás quien te
quiera
Y también querrás
tenerme
Sin encontrar la
manera.
Hay que ver la cobardía
Que tienes como ser
humano
Cuando tenías mi vida
Se te vuela de
las manos.
Un día querrás cariño
Y pensarás que me
amaste
Pero ya seremos
viejos
No podremos ser
amantes.
Encarna Recio Blanco.
Mi mar está en calma
Reducido y en silencio
Está durmiendo tranquilo
Puede ser que se haya muerto.
En la calma de la noche
Cuando vuelven los deseos
Mi mar se queda callado
Aunque en los cielos hay truenos.
Despiertan las tempestades
Me abrasan con sus misterios
Y me piden que te espere
A la orilla de este infierno.
Las olas antes opacas
Parecen ahora de
fuego
Se mueven sin darme cuenta
Se rompen entre mis sueños.
Nunca saldré a flote
Ya no veré más el Cielo
Las mareas se tragaron
Mi salvación y el silencio.
De nuevo vuelve la calma
Ha pasado la tormenta
Las olas están calladas
Y parece que están quietas.
Pero vuelven pesarosas
Se las ha tragado el viento
Y se oye desde
lejos
El rugir de algún lamento.
En la orilla te espero
Donde nunca pasa el tiempo
Para perdernos sin prisa
Por nuestro rincón secreto.
Encarna Recio Blanco.