¡Cuántas
cosas quedaron pendientes entre nosotros!
Recuerdo,
nuestra primera cita, aquella noche que solo querías poseer mi cuerpo, y tuve
miedo por eso me fui de tu lado huyendo, cual gacela herida sin un adiós por
despedida.
Y aunque deseaba estar a tu lado, amarte y besarte con todas mis fuerzas, no quería ser la presa fácil si antes de tomar mi cuerpo, no te adentrabas en mi alma y en mi corazón, para que vieras mis puros sentimientos que albergaba y lo que sentía por ti.
¡Cuántas cosas quedaron pendientes entre nosotros!
Después, nos perdimos por el mundo muchos años, si saber nada el uno del otro, y aunque cada uno por su lado, nos buscábamos, sin lograr en contarnos, aunque nuestros sentimientos y nuestro corazón estaban atados de por vida.
Pasaban los días, pasaban los años, siempre en mi recuerdo de nuestro primer amor, de nuestros primeros años.
¡Cuántas cosas nos quedaron pendientes, amor de mi vida!
Nos quedó pendiente muchos abrazos, muchos besos ardientes, unas dulces caricias, noches de luna, una escapada al paraíso que siempre soñamos, cenas vestidos de gala, escapadas en la playa, mirarnos a los ojos sin decirnos ni una sola palabra, reír y llorar en la misma cama, esperarte que llegaras a mi casa, donde siempre enclaustrada te esperaba. Nos quedaron aquellas charlas mirándonos a los ojos con el corazón abierto, con la pasión que nuestros cuerpos pedían, hacernos carantoñas, y oír de tus labios decirme que me querías…que me quisieras… ¡Qué pena de nuestras vidas!
Ahora sé con certeza que me sigues queriendo y sabes que te quiero, y que se enciende la llama a cada momento cuando hablamos desde esa lejanía que nos sigue separando, con un mar de por medio.
Y aunque sé, que es inútil seguir encendiendo esa llama, no puedo apagarla aunque a veces lo intento. Y ¿sabes lo más triste que nos quedó?

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