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domingo, 4 de abril de 2021

Cuándo pasará Dios mío.

¡Cuándo pasará Dios mío esta pandemia de la faz de la tierra!

¡Cuándo saldremos de este horror y del dolor que nos aqueja!

 ¡Cuándo podremos abrazar a nuestros padres y hermanos

A nuestros hijos y nietos, y a todos, los que en el corazón tenemos!

 ¡Cuándo se calmará nuestro dolor por aquellos que se fueron!

Por los que aquí quedaron sin darles un último beso.

 ¡Cuándo Dios mío las ambulancias silenciaran sus sirenas!

 ¡Hasta cuándo los médicos y las enfermeras podrán descansar!

 ¡Cuándo podremos quitarnos las mascarillas de nuestras bocas!

 ¡Cuándo dejaremos el confinamiento en estos días sin horas!

 ¡Cuándo se esfumará el luto de nuestras almas!

 El dolor de nuestros corazones y el miedo, al ver que la muerte

 Con su negra guadaña está al acecho.

Fue un mal sueño pensaremos sin volver la vista atrás.

Sueño del que quisimos huir sin podernos levantar.

 Cuando pase esta pandemia y volvamos abrazarnos sentiremos

 Que la alegría vuelve presta a nuestro lado.

 Cuándo podamos correr libremente por el campo respirando el aire

 Puro que se nos había negado.

 Cuando volvamos a disfrutar de nuestros padres y hermanos

 y de aquellos que queremos y que tanto añoramos.

Con el corazón de luto lloraremos por aquellos que se fueron

Solos y desprotegidos, sin tener a su lado a sus seres más queridos.

 Tal vez, Dios quiso que parásemos en la veloz carrera de los necios.

 Por querer alcanzar lo que no tiene valor y perdiendo en cambio

Lo que tanto vale.

¡La Vida, nuestra Vida! 


Encarna Recio Blanco.

 

 

 

sábado, 23 de mayo de 2020

El aire silba quejoso...


El aire silba quejoso.

El sol brilla con desgana.

El cielo se viste de negro luto.

 La tormenta está cercana.

El entorno enmarañado

 De ocasos y de alarmas.

El paro y el hambre pululan

Por los pueblos de España.

Gobernantes en atriles

Vociferan ordenanzas,

Incumpliendo los preceptos

De la verdadera democracia.

¡A los políticos el pueblo

No les importa…

 Absolutamente nada.

Manipulan a las masas

Como si fueran ovejas mansas.

Sólo quieren el poder.

Partida en dos, está España,

Entre parados que esperan

Una limosna profana.

El pueblo está confinado

Acobardado en sus casas

Mascarillas en las bocas

y  neveras agotadas.

Cientos de mayores perecieron

En residencias malditas…

Solos y desprotegidos se fueron

Sin tener a su lado

A sus seres más queridos.

 Médicos y enfermeras veloces

Luchaban con la impotencia.

Dando su vida como héroes

En la terrible pandemia.

Se oyen gritos en las calles.

Banderas enarboladas.

Policías y bomberos

Derribando las pancartas.

 La paz esta herida de muerte

 En el Mundo…

 Y en nuestra querida España.

Quiera Dios poner sus Santas manos

En esta pandemia…

Y en todo lo que nos pasa.

 

Encarna Recio Blanco.





jueves, 14 de mayo de 2020

No salgas de casa.


No salgas de casa y ponte la mascarilla

Lávate las manos  muchas veces al día.

Por la por la mañana de madrugada, al medio día

O por la noche,  cuando se te apure la vejiga.

 A ser posible, con jabón casero ese

 Que se hace con sosa en la casa que mata

Todos los virus malditos

Que tengas, hasta en las pestañas.

Media hora por lo menos, que todavía

Tenemos mucho tiempo sobrante

Para aburrirnos

 Y desesperarnos en este desastre.

Después el desinfectante alcohol

 Oxigenada o whisky más que nada

Para animarte  con ese olorcillo

Que hace olvidarte de la catástrofe.

¿Y yo me pregunto?

¿Y las conciencias con que se lavan?

Porque algunas contaminan más

que el dichoso virus que nos acobarda.

¡Si alguien lo sabe que me responda!

 Urge mucho limpiar las conciencias

Esas…

Que están tan contaminadas.

 

Encarna Recio Blanco.






jueves, 7 de mayo de 2020

Cuando la tormenta pase...



Cuando la tormenta pase y se amansen los caminos

Y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo.

Con el corazón lloroso y el destino bendecido

Nos sentiremos dichosos tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo al primer desconocido

Y alabaremos la suerte de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos todo aquello que perdimos

Y de una vez aprenderemos, todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia pues todos habrán sufrido.

Ya no tendremos desidia seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos que lo jamás conseguido.

 Seremos más generosos y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil que significa estar vivos.

Sudaremos empatía por quien está y quien se ha ido.

Extrañaremos al viejo que pedía un peso en el mercado,

 Que no supimos su nombre y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre era tu Dios disfrazado.

Nunca preguntaste el nombre porque estabas apurado.

Y todo será un milagro y todo será un legado.

Y se respetará la vida, la vida que hemos ganado.

 Cuando la tormenta pase te pido Dios, apenado,

Que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado.

Alexis Valdés

Encarna Recio Blanco