Amar es triste a veces, más triste todavía que no amar.
El amor no siempre es alegría.
Tal
vez, por eso mismo, es eterno el amor:
Porque,
al dejarnos tristes, hace dulce el dolor.
Amar es la tristeza de aprender a morir.
Amar
es renacer. No amar, es no vivir.
El
amor es a veces lo mismo que una herida,
Y
esa herida nos duele para toda la vida.
Si cierras esa herida tu vida queda muerta.
Por
eso, sonriendo, haz que siempre esté abierta;
Y
si un día ella sola se cierra de repente,
Tú,
con tus propias manos, ábrela nuevamente.
Desdichada alegría que nace del dolor.
De
un dolor de la rama también nace la flor.
Pero
de esa flor efímera, como todas, se mustie,
Y
la rama se queda contraída de angustia.
Cada hoja que cae deja el sitio a otra hoja,
Y
así el amor -resumen de toda paradoja-
Renace
en cada muerte con vida duradera;
Porque
decir amor, es decir primavera.
No
quiero que mis fuerzas se extingan
Trabajo con ellas,
Son las que dejan a mi corazón
En
el barbecho para la siembra.
Dejadme con ellas a cuesta por senderos
Con
flecos de la verde hierba
¡Que
no me pesan!
Que
son las que me ponen las alas
Para
volar por el cielo con ellas.
Las que me hacen que no me aleje
De
un mundo donde las guerras pululan.
Donde
los niños lloran entre balas.
Donde
el hambre cuesta lagrimas.
Donde los poderosos sementales
Sacian sus vicios violando a niñas.
Donde
los seres humanos mueren
Cada
día en el mar a la deriva.
¡Dejadme que trabaje con ellas!
Que
siga buscando el camino de la luz
Para
encontrar donde posarme.
Donde
poder tocar la lira y escribir.
En el desconcierto de una tierra
Que
se va desgranando poco a poco.
Quisiera alejarme de este mundo.
Un mundo donde el tiempo se malgasta
En forjar cadenas.
En
llenar de sucios dineros las alacenas.
Donde
se asesina y se roba a sangre fría.
Donde
la justicia está podrida y retardada.
Donde
los montes mueren ardiendo
Hecho
cenizas.
Pero no puedo, alejarme de la faena,
Mis
fuerzas me atizan para que siga en la brecha,
Y
para denunciar el horror que asola esta tierra.
Legisladores, dirigentes, mandatarios,
Políticos
de tres al cuarto, gobernantes,
¡Cabezas
pensantes!
¡Qué hacéis! en un mundo donde el hambre,
Las miserias y las injusticias
Acosan
a tantos seres humanos.
¡Solo tenéis hambre de poder!
¿Donde
está vuestra vergüenza?
¿Dónde
vuestro corazón?
¡Dios mío…Dios mío!
¡Porqué
nadie me oye!
¡Porqué!
Encarna Recio Blanco