sábado, 3 de diciembre de 2016

Apresaron mis manos de repente


 Apresaron mis manos de repente

Unas palomas, no quieren soltarse,

 Parecen decirme que me  afane,

En la sublime tarea de la labranza

Me exigen que confiese mis pecados,

Sentimientos, y deseos, y ellas cuales jueces

Dictarán la sentencia, si soy inocente, o reo.

 

En la cima de un roble, han posado mis manos.

 A lo lejos los zagales, vienen candando,

Hacia el tentadero, con los becerros adormilados.

Me han traído pámpanos ambarinos,

Estolones de sarmientos,

Y en sus picos, unas gotas de agua

Para que me sirvan de tintero.

 Haciendo un círculo han permanecido

Silenciosas las palomas, viendo como escribo

 Con sus plumas y el tintero

En la cima de este roble amarillento.

Les he dejado mis folios, prendidos

De este tronco y del viento,

Y  han dejado mis manos

Entre sus hijos, recién nacidos.

…Y aquí bajo éste roble sigo esperando

 Que bajen las palomas de sus nidos,

Para que me den…su veredicto.

 

Encarna Recio Blanco.






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