Un ciclón tengo en mi
mente, tormenta en mi corazón
No sé cómo defenderme
de este estado asolador.
Te di lo mejor de mí mis besos, mis primaveras
Los sueños que
renacían de mi cosecha primera.
Tú venias de un camino donde sólo había mil piedras
Rocas grandes que no
pude apartarlas de tu senda.
Viví momentos fugaces besos rotos por las esperas
Por la constante
agonía de que te fueras con ella.
Por más que yo te imploraba sordos tus oídos eran.
Y en las madrugadas
duras rugía como las fieras.
Pasaste por alto algo que no te dabas ni cuenta
Y que tal vez algún
día sea muy tarde si pensaras
En la enmienda.
No le distes importancia a mi amor desmesurado
A mi entrega
demediada cuando estaba entre tus brazos.
Te quise más que a mi vida y hoy más te sigo adorando
Amándote como nunca mi
corazón había amado.
Pero el ciclón de mi mente revive los malos ratos
Esas esperas tan
largas y esos minutos alados.
Retumban en mi corazón los truenos que tú has dejado.
Sin importarte si
quiera el dolor que he cobijado.
No puedo más con la carga de mi macuto pesado.
No puedo esperar más
lo que tanto había soñado.
En tu camino te dejo mal o bien acompañado
Con sangre que no es
la tuya y con tus muchos andrajos.
No sé si te olvidaré juro que voy a intentarlo.
No sé si a mi corazón
puedo engañarlo.
Pero allá en el horizonte oteo un mundo lejano
Que me dice que
me vaya para siempre de tu lado.
Encarna Recio Blanco.
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