jueves, 1 de diciembre de 2016

La pasión dormía en mi cama...


La pasión dormía en mi cama

Cuando el mar se desbordó

 Bajo las sabanas blancas

Voy dibujando al amor.

El fuego ya se ha derretido

En mis cristales del alma,

Aterida me cobijo en el silencio,

 De la fría madrugada.

La melancolía me acecha

Con negra guadaña,

Por la calle de las ánimas

Cuando te vas, a tu casa.

Y espero en esa estación

Hasta que me apresa el alba,

Por si viniera ese tren

Que un mal día se llevó…

¡Mis esperanzas!

 

 Encarna Recio Blanco.





domingo, 27 de noviembre de 2016

Escalaba la empinada montaña de la vida...


Escalaba la empinada montaña de la vida sin detenerme.

Muchas veces los pies me sangraban y el sudor inundaba mi frente.

Nada me paralizaba en mi afán ni me fallaban las fuerzas

Quería llegar lo más pronto posible a la cima de mis metas.

Quise atrapar en primicia al amor cual una tigresa

Pero siempre se escapaba por la puerta trasera.

Después, quise parir un hijo y me puse en cuarentena

Lejos del mundanal ruido para que nadie me viera.

Pero no tenia marido ni amante que fecundara mi tierra

Cuando me vine a dar cuenta estaba seca mi huerta.

Después me puse a estudiar lo que en la universidad no enseñan

Y me dijo el profesor que eligiera otra carrera.

 Por ella circulé de prisa con una enorme cartera

Llena de medicamentos que no curaban mi impaciencia.

Después me puse a escribir noche y día sin parar

Como un molino de viento sin granos que machacar.

Después hice muchas cosas  que no puedo enumerar

No paraba ni un segundo en mi loco deambular.

Pero heme aquí preguntándome si alcancé alguna de ellas

Cuando tengo en la frente mil surcos y el corazón con cadenas.

 Cuando ya se me fueron los sueños y de mis ojos sólo pende la pena

Cuando ya de mis labios los besos escaparon de su madriguera.

 Es muy corta la vida, muy corta para tanta faena

Cuando vienes a hacer el recuento la sepultura te espera.

 Y es entonces cuando piensas, que te falta vivir dos o tres vidas más

Para conseguir… lo que pendiente se queda.

 

Encarna Recio Blanco.


 


sábado, 26 de noviembre de 2016

Aquel indigente me miró...


Aquel indigente me miró, y yo sólo le dejé unas cuantas monedas del color de las palabras.

Traté de resguardarlo de la escarcha junto a aquella farola desgranada, agradecido, me dio unos cuantos tesoros que tenía dentro de su chaqueta desgastada, la foto de su madre, y de aquella enamorada,  que lo dejó un día, porque quiso volar y no la dejaban.

 Bebimos, bebimos  juntos en un vaso de papel y  entonces, una guitarra por los aire sonaba, tocaba aquella canción que juntos escribimos, bajo la luna, que extrañada,  jugaba al escondite con nosotros, en mitad de la plaza.

 Pusilánimes las sombras, a nuestro lado pasaban sin detenerse ante el alba, que ya se asomaba.

  Aquel indigente me abrió muchas puertas que tenía cerradas y al despedirme, me dio la llave para que yo las guardara.Un beso en la frente y un hasta nuca, musitó tristemente.

 Lo vi marchar por el callejón de los suspiros cabizbajo, entre las sombras amilanada de la noche, quise correr tras de él, acompañarlo en su peregrinar, pero no pude, no pude, se interpuso el viento, que me devolvió al mundo de los solos.

 

Encarna Recio Blanco. 




viernes, 25 de noviembre de 2016

En el rincón de los sueños...


 En el rincón de los sueños

En las Ondas del amor

Cada noche nos reunimos

Ustedes y yo.

 Mi alma les presto

Mi corazón y mi voz

Y entre música y poemas

Soñamos con el amor.

Juntos intercambiamos

 Melodías y sentimientos

 Alumbrados por las estrellas

 Que arrían en los Cielos.

Se mecen en el horizonte

Muchos corazones perdidos

Y en las Ondas encontramos

Para remitirlos.

Hablamos de historias

Que no sean escritos

De imposibles amores

Que no se han vivido.

Dejen las ventanas abiertas

 Los corazones, de par, en par

Que mi voz quiere regalaros

En estas noches…

¡El Amor y la Paz!

 

Encarna Recio Blanco.




miércoles, 23 de noviembre de 2016

Como crecer-Cuento-

  
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo, que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.
 Y la Vid se moría, porque no podía florecer como la Rosa.
 La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.

 Entonces, encontró una planta, una rosa, floreciendo y más fresca que nunca.
 El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías rosas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado.

En aquel momento me dije: "Intentaré ser rosa de la mejor manera que pueda". Ahora es tu turno.
Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo.
 No hay posibilidad de que seas otra persona. Puedes o disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o podes marchitarte, en tu propia condena. J. Bucay
  

Encarna Recio Blanco




Escucha"CUENTOS- COMO CRECER" en Spreaker.

Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos...


Por la calle de las ánimas nos encontramos los dos.

Ibas del brazo de otra…pero a mí, no me importó.

 Tocaban a la novena de María Encarnación,

Y las beatas miraban el saludo de los dos.

A murmurar empezaron con sus lenguas afiladas

Diciendo que era un descaro la miraba que te echaba.

Que ya llevabas del brazo a tu esposa Salustiana

Y que aunque era muy fea, ¡La pobre!

Era una buena muchacha.

 Yo iba con minifalda, una blusa de lamé,

Y las pestañas postiza que me compré en  Marrakech.

 Relucía mi sonrisa más que los soles del Cielo,

Porque portaba mi alma más limpia que los luceros.

La culpa fue del destino que se encontraba en las ánimas,

Tan aburrido y hastiado como las negras beatas.

 Me hizo tilín tu mirada, me gustó tu porte fino,

Y pensé para mis adentros ¡Podría ser mi marido!

 Pero como eras de otra…no quise seguir hurgando.

Me planté mi dignidad y me fui de allí, pitando.

 Me subí a mi palomar donde no tengo palomo,

Pero que puedo escribir…lo que me salga del moño.

  

Encarna Recio Blanco.